martes, 28 de mayo de 2013

Pensar y aprender de América



“América es mucho más que un lugar en la geografía”. Así empieza el escritor Ernesto Sierra la Nota Preliminar de su libro “Aprendiz de América”, presentado el pasado viernes 24 de mayo en la sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC, con la presencia de los Premios Nacionales de Literatura Pablo Armando Fernández y Nancy Morejón.

El libro, que el propio autor calificó como “una bitácora personal”, constituye una nueva recopilación de un grupo selecto y muy variado de escritos sobre Latinoamérica, que ha realizado en diferentes momentos de su vida, a partir de sus reflexiones ante diversos temas que fueron inquietando al escritor.

Una primera compilación homónima fue realizada en 2005 por Ediciones Unicornio, de la entonces provincia Habana. En 2012 la Editorial Arte y Literatura decidió realizar esta nueva propuesta ampliada, a petición del Instituto Cubano del Libro –como parte de sus publicaciones en el bicentenario de la independencia latinoamericana–, con edición y corrección de Dania Pérez Rubio.

El investigador y ensayista Rafael Acosta de Arriba tuvo a su cargo el Prólogo del libro y, durante la presentación, destacó que la prosa utilizada por Sierra es “eficaz” y “limpia de hojarasca”, para adentrarse “con lucidez” en los más variados temas que muestran la vocación latinoamericanista del autor.

Por sus páginas desfilan personalidades literarias del continente como Benedetti, Cortázar, Borges, Neruda, además de sus coterráneos Martí, Heredia y Luis Rogelio Nogueras, y muchos otros. En sus escritos se armoniza, de forma amena y fluida, interioridades de la realidad literaria, social y política de la región, pasando por temas cruciales del sur del continente, como el racismo, las complejidades del tema indígena o el mercado de la literatura en los años 60 del pasado siglo.

“Late la vocación crítica de un buen conocedor de las letras continentales”, continuó señalando Acosta de Arriba, para resaltar que: “Ambigüedad de tradiciones, extrañeza del ser, máscaras, políticas, culturas ancestrales con quebraduras de todo tiempo, excentricidad ibérica, dolor denso para repartir al mundo, espejos fragmentados, utopías volatilizadoras y retornantes, todo ello es este gran pedazo de tierra habitada por millones de seres al sur del río Bravo; y Ernesto nos da algunas de las astillas rotas o fragmentos en estos trabajos de mucho interés.”

Ernesto Sierra, nacido en Güines en 1968, es Graduado en Letras por la Universidad de La Habana y Diplomado en Estudios Amerindios por la Casa de América de Madrid. Ha dictado conferencias en Latinoamérica, Europa y los Estados Unidos y actualmente compagina sus responsabilidades en Cubarte –como Director Editorial y Subdirector– con los estudios doctorales en la Universidad de Castilla-La Mancha.

De su “filiación americanista desde el primer momento” también dio fe durante la presentación del libro el poeta y crítico literario Guillermo Rodríguez Rivera, quien fuera profesor de Sierra en la Universidad de La Habana. Recomendó  la lectura del libro para conocer sobre el hoy y el ayer de Latinoamérica, “para disfrutar y aprender” pues, sobre todo, “inquieta y divierte, pero al mismo tiempo ilustra y enseña”.

En el contexto del resurgimiento del fervor latinoamericanista durante la última década, resulta una valiosa propuesta que Rafael Acosta nos presenta como un calidoscopio donde tienen cabida “los grandes maestros de la literatura del continente, los agravios y el sufrimiento de sus pobladores más desconocidos, los avatares de las batallas políticas o comerciales de su intelectualidad”.

De esa forma nos llega la invitación a una lectura atenta del libro, al constituir “un tributo a la cultura encarnada de América Latina, de su sangre generosa”.

martes, 21 de mayo de 2013

Perder el miedo

El significado exacto de la palabra fobia es miedo. Cuando se habla de homofobia y de transfobia no se trata de tener miedo a homosexuales y personas trans: se refiere al miedo que la sociedad tiene de que homosexuales y trans interpelen al poder patriarcal que por milenios se nos ha impuesto.

Por eso, uno de los principales argumentos de la homofobia y la transfobia es que, bajo ningún concepto, se considere a esa gente como «normal», que conlleva al desprecio y repudio a estas personas.

La gente le tiene miedo a lo que no conoce, más aún cuando se trata de personas homosexuales y trans, con toda la carga estereotipada y peyorativa que se les ha adjudicado. El miedo, en ese caso, es contagioso y conduce a la ignorancia, al espanto, al rechazo ante cualquier ambiente que se les parezca – ¿miedo al contagio? léase: ¿a que le guste?–.

Por eso, luchar contra la homofobia y la transfobia implica también perder el miedo.

En esa labor, el papel de los medios es fundamental, para mostrarle a la gente eso que – desde la distancia – imagina terrible, desagradable, putrefacto… pero no conoce.

Lamentablemente, después de 5 años organizando Jornadas contra la Homofobia en Cuba, los medios nacionales han hecho muy poco en ese sentido. Y no hace falta decir por qué. No obstante, este año se han descorrido – ¡por fin! – las cortinas del silencio. En los noticieros cubanos se pudieron ver algunas de las actividades de la Jornada, con más información, incluyendo la conga multicolor por la más céntrica calle del Vedado, que ya viene organizándose desde hace 5 años en fecha cercana al 17 de mayo.

Y llama mucho la atención, porque contrasta con el absoluto silencio de los medios cubanos hace apenas un par de semanas, cuando la aprobación del matrimonio igualitario en Brasil, el hermano sudamericano – aunque, paradójicamente, el pueblo cubano lo pudo conocer por TeleSur. O el picotillo de programa que hicieron hace sólo un mes, cuando transmitieron mutilado el “Actor’s Studio” dedicado al elenco de la simpática serie norteamericana “Familia Moderna” (Modern Family), de forma tal que los personajes gays no hablaron en toda la noche.

Sin embargo, la verdadera novedad televisiva que nos trajo la 6ta Jornada contra la Homofobia fue la presentación, durante la noche del domingo 19 de mayo por el Canal Educativo de la Televisión Cubana, de un resumen de la Gala Cubana contra la Homofobia, ocurrida una semana antes en el más grande de nuestros teatros: el Karl Marx – donde se viene realizando ya por tercer año consecutivo. Nuestro pueblo pudo ver, desde Pinar del Río hasta Guantánamo y en horario estelar, unos 90 minutos de las más de dos horas que duró el espectáculo.

Y pudieron ver a varios de los artistas que se han sumado a esta campaña… aunque hay muchos más que Laritza Bacallao, La Colmenita y los Van Van, pero estos nombres suenan muy alto en la popularidad de la Cuba de hoy.

Pudieron ver a Imperio – la transformista de mayor impacto en el país, que nos tiene acostumbrados a ver siempre algo nuevo –, quien abandonó el doblaje para cantar con su propia voz de trueno, peluca en mano, repitiendo enfáticamente: “¡Soy así!”… y ya nada podrá cambiarlo.

Pudieron ver al trío de «kazakis» que, con sus esculturales cuerpos de Adonis y ropa mínima, bailaron magistralmente la famosa coreografía de Beyoncé sobre finas puyas de mujer.

Pudieron disfrutar la actuación de Chavely, transexual de particular belleza que continúa en las tablas – quienes la conocemos sabemos que lleva esa obsesión en todos los sentidos –, presentando el legendario “Vogue” de Madonna a ritmo de glamour y pasarela.

Pudieron ver también a Sahira, a Margot, a Estrellita, que ya son leyendas del tacón y la lentejuela del transformismo en Cuba…

Y vieron a René González – uno de nuestros 5 héroes antiterroristas – dar brevemente uno de los discursos más políticos que se han escuchado contra la homofobia en el país, haciendo un trascendental vínculo entre la lucha por la libertad de sus cuatro hermanos en cárceles de Estados Unidos y la batalla por la libertad contra todo tipo de discriminación: a favor de aquellas personas que “han sufrido injustamente, por culpa de otros”.

Lo más importante es que pudieron ver – a pesar de las deficiencias del espectáculo – que no hay que horrorizarse con todo eso; que también homosexuales y trans somos patria y Revolución; que incluso se logra hacer buen arte en propuestas de transformismo y hasta se puede disfrutar de aquello que no conocían.

Algunos preferirán ver en el espectáculo una propuesta de mal gusto, resaltando aquellos pasajes de violencia que sobreviven y poco favor le hace a la Gala. Otros, protectores de fe religiosa, se alarmarán ante las sacudidas en las columnas del templo y criticarán semejante «terapia de choque» contra la moral y las buenas costumbres.

No faltarán tampoco los más recalcitrantes, que tratarán de inundar de quejas al ICRT, al gobierno y al Partido, horrorizados con tanta inmoralidad en la pantalla de sus casas, un domingo por la noche… ¡cuando los niños aún están despiertos! (como mismo llamaron hace cinco años, cuando la televisión cubana transmitió – a altas horas de la noche y sin censuras – la conmovedora historia de los vaqueros que se amaban en “Brokeback Mountain”).

Pero está muy bien que hayan transmitido la Gala Cubana contra la Homofobia por la televisión nacional, en la tranquilidad de la noche del domingo. Porque está bueno ya de tanta mojigatería, en un país que desde hace décadas se propuso como objetivo político principal acabar con la injusticia de las hegemonías.