miércoles, 11 de septiembre de 2013

Gerardo and his brothers

Gerardo is a Cuban citizen imprisoned in a high security jail in California with an abusive sentence: two life imprisonments and 15 years. His unique “crime” was to fight against terrorism, to risk his life for the security of his own people: I mean us, the Cuban people.

When he was a child, as most of the children of his generation, he witnessed the threat posed to the Cuban people of almost 700 terrorist actions committed by dangerous extremist persons from Miami, which has cost the life of more than 3000 Cubans and damaged other 2000. He grew up with the suffering of millions of Cubans with the explosion of a Cubana aircraft in Barbados, on 6 October 1976, which killed the 73 people on board, among other actions of the same nature.

There hasn’t been punishment against the confessed authors of this crime –Orlando Bosch and Luis Posada Carriles– and, as many others, they have lived openly in Miami, treated like “brave fighters against the Castro dictatorship”. That’s why when Gerardo was graduated as a diplomat from a university in Havana, he decided to renounce to his professional career and do something about it.

In 1997, when the Cuban national security was threatened by a series of explosions in Havana and Varadero hotels –that killed an Italian tourist and caused serious economic damages at the most important industry in Cuba at that time: the tourism industry–, Gerardo and some other Cubans were infiltrated in Miami’s terrorist organizations to identify who, how and where the next violent actions will happen in Cuba.

When he and other four Cubans –brothers in this endeavor– were arrested, and they knew that the trial would happen in Miami, they realized it was lost. They were condemned of espionage and conspiracy to commit murder. Although none of the accusations were demonstrated in the trial –according to the American law you commit espionage when obtaining secret information from a governmental institution–, and there was a decision of a higher tribunal to declare it null and make it again somewhere out of Miami, they were convicted with the most severe sentences.

There was such a political propaganda around the case and the anti-Cuba lobby in Miami is so powerful that, 15 years later, four of the “Cuban 5” are still in prison. In fact, they have received with this punishment all the hate, intolerance and impotence from these extremists in Miami, after 50 years of unsuccessful attempt trying to overthrow the Cuban government.

Gerardo is highly regarded as a hero in Cuba. For those who met him at the school when he was young, remember him as a brave, funny, enthusiastic and intelligent leader. Perhaps he was the vivid image of what we’ve heard about the revolutionary Cuban leader Camilo Cienfuegos: a person who could have at the same time the most hilarious joke and the deepest thought. If ordinary Cubans would have the opportunity to know his charming personality, he would be a double hero. That’s why he was so dangerous.

With this cruel sentence against him, he might not be free anymore. Worst than that, he’s not been able to have a family, because the US government doesn’t give the visa or the permission to his wife to meet him in prison. It violates the most basic human rights and the internationally recognized rights of prisoners. But this is an obsession to break his will. When he was condemned, at his final statement, he recalled Nathan Hale: “I only regret not to have more than one life to give it for my homeland”. 

Yesterday, September 11, the USA remembered about 3000 victims of the terrorist attack over the World Trade Center. Today, September 12, Cuba remembers the more than 3000 victims of terrorist actions committed from Miami against our people, as this date marks the 15th anniversary of this unfair trial, where the terrorists were the accusers and the heroes were the victims.

That’s why Cuba woke up today full of yellow ribbons, everywhere… calling for the return of Gerardo and his brothers, demanding true justice against terrorism. 

“Tie a yellow ribbon
‘Round the old oak tree…”

domingo, 8 de septiembre de 2013

El juego de las armas químicas

En el preludio de una guerra, desde los Estados Unidos se dijo:
“En este conflicto, los Estados Unidos se enfrentan a un enemigo que no tiene compasión por convenciones o reglas morales. No tenemos ambiciones, sólo eliminar la amenaza y restaurar el control de aquel país para su propio pueblo y haremos todos los esfuerzos para alejar a civiles inocentes del dolor... Superaremos este momento de peligro y haremos el trabajo de la paz. Defenderemos nuestra libertad; le daremos libertad a otros y triunfaremos”.
“La gravedad de este momento se asocia a la gravedad de la amenaza que las armas de destrucción masiva plantean al mundo… estas no son afirmaciones: son hechos, corroborados por muchas fuentes, algunas de ellas provienen de los servicios de inteligencia de otros países”.
Aunque lo parezca, estas no son las palabras recientes del Presidente Obama sobre la inminente invasión a Siria. Las primeras corresponden al discurso que dio inicio a la invasión a Irak, leído por el Presidente George W. Bush el 20 de marzo de 2003; las segundas, a la infame presentación del entonces Secretario de Estado Colin Powell ante el Consejo de Seguridad, el 5 febrero de 2003, en la cual “demostró” la existencia de armas químicas en ese país. La vida nos reveló después la cruda realidad.
En esta ocasión estamos ante un escenario más inverosímil, pues el Presidente Obama no sólo usa los mismos argumentos imperiales sino que, además, expresa que no necesita la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para realizar una acción armada contra Siria, lo cual implica un descrédito total hacia ese órgano internacional. Para colmo, proviene de alguien a quien se le entregó en 2009 el Premio Nobel de la Paz y ahora dice que, en ese momento, él había indicado que no se lo merecía. ¿Se podrá ser más cínico?
Y los heraldos de la guerra vuelven a estar acompañados de argumentos sobre armas químicas, como 10 años atrás.
Resulta que de las tres armas llamadas “de exterminio en masa” (AEM) –nuclear, biológica y química– esta última es la de más fácil acceso a los países menos desarrollados, a pesar de su complejidad tecnológica, pues sus materias primas pueden ser obtenidas con mayor facilidad.
Por eso se adoptó, desde 1992, una Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenamiento y Uso de las Armas Químicas (CAQ), que es el tratado internacional más completo al que se ha llegado con relación al desarme de AEM. Además, para velar por su cumplimiento, se creó la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAC), como organismo internacional relacionado con las Naciones Unidas y con sede en La Haya, a la que ya se han incorporado 188 países.
Llama la atención que, hablando de la existencia y el uso de armas químicas y teniendo un organismo internacional con carácter tan universal como la OPAQ, poco se refieren a ella en estos momentos los medios internacionales de prensa.
De los Estados que forman parte de la OPAQ, Albania, India, Libia, Rusia y los Estados Unidos habían declarado 71’195.086 Toneladas Métricas (TM) de agentes químicos de guerra y sus portadores, así como 8,680’079 municiones de este tipo. Desde el inicio de las operaciones de destrucción, la OPAQ ha verificado que el 89,71% de estos arsenales han sido destruidos… pero todavía quedan cuatro de esos países con importantes arsenales de armas químicas: Iraq, Libia, Rusia y los Estados Unidos.
De acuerdo a las declaraciones iniciales de estos países, a Rusia aún le quedan en estos momentos 15’992.129 TM de estos materiales bélicos y a los Estados Unidos 2’857.500 TM. Todos ellos, se supone, en plena disposición combativa. [i]
Por otra parte, la Convención sobre Armas Químicas inicialmente llamaba a los Estados a destruir sus arsenales antes del 29 de abril de 2007, o sea, 10 años después de su entrada en vigor. Sin embargo, los Estados podían pedir una extensión de este término por 5 años y, a solicitud de Estados Unidos y Rusia, en diciembre de 2006 se acordó que el nuevo plazo sería el 29 de abril de 2012.
El tiempo siguió pasando, los 2 Estados Partes con mayores reservas de armas químicas declaradas (Rusia y Estados Unidos) volvieron a fallar en sus compromisos y la OPAQ tuvo que tomar nuevas medidas para continuar extendiendo el plazo, con el consiguiente descrédito a ese tratado internacional. De hecho, Rusia ha declarado que necesitará por lo menos hasta el 2015 para destruir sus arsenales y los Estados Unidos indicó que hasta el 2021. La bola pica y se extiende.
Siria ha reconocido públicamente que tiene armas químicas y es uno de los 8 Estados que no se han incorporado a la OPAQ, igual que otros países árabes como Egipto y, en su momento, Libia e Iraq. La Libia de Khadafi decidió declarar sus armas químicas y entrar a la OPAQ, con sus regulaciones de destrucción de sus arsenales químicos, tras la invasión a Iraq, y estos últimos se convirtieron en defensores de esa organización al desaparecer el régimen de Saddam Hussein.
De acuerdo a las declaraciones de la propia OPAQ, “Siria no es Estado Parte de la Convención sobre Armas Químicas y, por tanto, no está legalmente sometida a las prohibiciones de ese tratado contra su desarrollo, producción y almacenamiento”. Sin embargo, aclara que Siria es parte del Protocolo de Ginebra de 1925 y el Protocolo de 1968, en el que se compromete a no usar armas químicas o biológicas contra otro Estado.
Pero su firma, junto a los otros Estados árabes antes mencionados, tuvo una reserva: que ello no implicaba el reconocimiento del Estado de Israel. Y aquí surge un elemento clave en toda esta compleja situación internacional, del cual no hablan ahora los medios internacionales por pura conveniencia política.
El desarrollo de este tipo de armas no convencionales en el Medio Oriente, según sus propios promotores, se realizó en respuesta al fortalecimiento militar y la amenaza que ha constituido el estado de Israel en esa zona, que no pertenece a ninguna de las convenciones internacionales que regulan las Armas de Exterminio en Masa y de la que se conoce tiene arsenales de los tres tipos: nucleares, químicos y biológicos.
Las acusaciones contra Israel –y su posterior reconocimiento– por el uso de fósforo blanco contra la población de Gaza en su operación “Plomo Fundido” en 2009 es una demostración de su poderío. De ahí el argumento de los dirigentes sirios de defender su posesión y la aclaración que han hecho de que no sería utilizado contra fuerzas internas, pero sí contra ejércitos foráneos. 
Entonces, ¿hay unas armas químicas más peligrosas que otras? ¿de cuáles habla Estados Unidos cuando, en parte por su responsabilidad, la Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas ha entrado en un descrédito internacional y, por otro lado, apoya abiertamente al Estado de Israel, que es el mayor factor de desestabilización en el Medio Oriente, el cual posee y usa a su antojo armas químicas sin que nada suceda?
Asistimos a un peligroso juego de guerra de dimensiones mucho mayores, que responde a intereses hegemónicos y geopolíticos, el cual tendrá –de continuar su curso– devastadoras consecuencias al derecho internacional. Mientras tanto, son los pueblos los que pagan las ambiciones imperiales y las irresponsabilidades de sus gobernantes.
(20130908)
 


[i]  Datos tomados del “Informe de la OPAQ sobre la aplicación de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenamiento y Uso de las Armas Químicas y sobre su Destrucción en 2011”, presentado ante la XVII Conferencia de Estados Partes, el 27 de noviembre de 2012 (documento C-17/4)