miércoles, 26 de agosto de 2015

Homenaje a Tununa Mercado en la UNEAC

 Publicado en: http://www.uneac.co.cu/noticias/homenaje-tununa-mercado-en-la-uneachttp://www.uneac.co.cu/noticias/homenaje-tununa-mercado-en-la-uneac

La querida escritora argentina Tununa Mercado, reconocida como una de las más grandes representantes de la literatura argentina contemporánea, está de vuelta en Cuba. Esta vez la ha convocado el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar, al que ha sido invitada como jurado.

Su presencia en La Habana logró reunir a un grupo de reconocidos escritores y amigos cubanos en la tarde del martes 25 de agosto, quienes la recibieron en la sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC para rendirle homenaje por su persistente y fructífera trayectoria literaria. Se encontraban presentes los Premios Nacionales de Literatura Miguel Barnet, Roberto Fernández Retamar, Eduardo Heras León y Pablo Armando Fernández, acompañados de Abel Prieto, Zuleica Romay, Alex Pausides, Aitana Alberti y Adelaida de Juan, entre otros.

Luisa Campuzano, al hacer las palabras de elogio y bienvenida, recordó que su primer libro de cuentos titulado Celebrar a la mujer como a una pascua recibió en 1966 una Mención del Premio Literario Casa de las Américas y, desde entonces, ha tenido un vínculo muy estrecho con Cuba y sus colegas de la isla.

Resaltó que haya sido una de las primeras mujeres escritoras que se lanzó de modo brillante, con una literatura de excelente lenguaje y simbología, a presentar el tema del erotismo en todas sus dimensiones y a erotizar todas las maneras de la existencia humana. Pero su obra como narradora y ensayista no se limita a ello, pues abarca una amplia diversidad de temas, desde la historia de su país, su idiosincrasia y la realidad del continente, los temas relacionados con su condición de mujer – llegando a ser editora de la revista Fem, una de las primeras revistas feministas latinoamericanas – hasta uno de los temas más difíciles de la literatura del continente: el exilio y el regreso.

Tununa agradeció emocionada el recibimiento y ni un apagón momentáneo en la sala pudo disuadir la magia del encuentro, cuando recordaba dos visitas anteriores a Cuba: en 1994 al ser invitada para formar parte del jurado del Premio Casa de las Américas y en 2007 para la Feria del Libro de La Habana.

“El tema de la memoria circula en todo lo que yo escribo, cada vez más estoy buscando esa interlocución con cosas que sucedieron”, indicó al referirse a su obra; y señaló que la cuestión erótica no desaparece, porque más que una temática la considera como una forma de escritura, y que el feminismo no lo presenta como alegato, sino entretejido en historias que tienen que ver con la justicia y el respeto.

Tuvo tiempo para compartir con sus amigos cubanos sobre cuanto quiso reflexionar: sobre su recorrido por La Habana Vieja para disfrutar de su “esplendor fragmentado”, sobre la contagiosa música cubana que percibe como un “despertar del cuerpo”, sobre la actualidad argentina y los medios de prensa que calificó de “canallas”, dedicados a manipular la información; sobre arraigos, desarraigos, pérdidas y regocijos en el regreso.

Pero dejó claro que estaba feliz de volver a lo que denominó “el fervor de La Habana”, para compartir la fuerza de su gente y de su arte. Y también tuvo tiempo para regalar, al vuelo, un sublime pensamiento literario: “escribir es delinear ese cubo en el que la persona se refugia y recluye para entender cuál es su naufragio, de cuáles fronteras ha sido arrojada y en cuáles arrecifes podría trabar su ancla, para no perecer en el desarraigo”.

Nilda Mercado – "Tununa", apodo con el que la llaman desde pequeña – nació en Córdoba, Argentina, el 25 de diciembre de 1939. Estudió la carrera de Letras en la Universidad Nacional de Córdoba y en 1964 se mudó a Buenos Aires. Durante algunos años se trasladó a Francia junto con su esposo, el también escritor Noé Jitrik, y sus dos hijos. Publicó su primer libro de relatos Celebrar a la mujer como a una pascua en 1967.

Regresaron a la Argentina en 1970 y al año siguiente comenzó a trabajar como periodista en el diario La Opinión. En 1974 Noé Jitrik viajó a México para dar clases durante seis meses pero, debido a la dictadura, el viaje se convirtió en exilio y no pudieron regresar a su tierra natal hasta 1983.
Durante sus años en México trabajó en la prensa de la Dirección de Artes Plásticas del Instituto Nacional de Bellas Artes. A lo largo de su carrera ha sido distinguida con una Beca Guggenheim y diversos galardones. En 2007 ganó el Premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela Yo nunca te prometí la eternidad.

La escritora y promotora cultural Basilia Papastamatiu, artífice del encuentro y quien fuera distinguida por Miguel Barnet como la palanca que ha movido el Premio Cortázar al nivel que merece, hizo la invitación para la entrega de estos premios en la tarde del miércoles 26 de agosto en la sala Federico García Lorca del Centro Dulce María Loynaz, cuando podrán compartir nuevamente con la escritora argentina y los demás miembros del jurado.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Los 70 de Lina de Feria: “Nací para escribir”


Lina de Feria está de cumpleaños. El 8 de agosto llegó a sus 70 años en la plenitud de su creación literaria y el proyecto Poetas por la paz – de la mano de la poetisa Irasema Cruz – le organizó un homenaje la tarde del lunes 17 de agosto en la sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC, en coordinación con la Asociación de Escritores de esa organización.

Las palabras de elogio corrieron a cargo del destacado intelectual, maestro y poeta Roberto Manzano, quien la alabó como “una de las creadoras poéticas – en término genérico – de mayor talento de la cultura nacional en el ámbito literario después de 1959”. Resaltó que en Cuba “la poesía no descansa, pues siempre hay poetas de primera magnitud,” y el caso de Lina despunta con una “trayectoria sobreabundante de búsquedas y hallazgos” que la colocan entre los primeros lugares de la poesía cubana de dos siglos: finales del XX y principios del XXI.

Siendo aún muy joven, con sus 23 años, en 1968 publicó con Ediciones UNION su primer poemario titulado Casa que no existía – ganadora del Premio David fundacional el año anterior, compartido con Luis Rogelio Nogueras – que significó una ruptura con la literatura del momento, marcada por el realismo. “Con sus versos se salvó la continuidad de la poesía íntima cubana”, valoró, al estar cargada de experiencias personales y presentando una obra llena de lecciones de humanidad y universalidad, volcada hacia la intimidad.

Al destacar esa actitud creativa – caracterizada por su fidelidad a la poesía como “compañera del alma”, al decir de José Martí – consideró que Lina de Feria fue una de las poetisas cubanas que tempranamente brindó una obra bien estructurada, a partir de una “construcción subjetiva del mundo muy bien perfilada, para expresar toda la angustia de su alma”. 

Resaltó la atención a la forma como importante elemento de su creación artística, yendo “de lo narrativo a lo puramente lírico con una fluidez extraordinaria” y manejando un valioso trabajo del símbolo, que se mueve de lo cubano a lo asociativo natural. Valoró que su obra “no es una alienación de estados de ánimo, sino una reflexión sobre la subjetividad humana” y la calificó de una gran artista – en la cúspide del coloquialismo existencial – con méritos suficientes para que le sea otorgado el Premio Nacional de Literatura, lo que fue acogido con gran entusiasmo por el público asistente.

Lina agradeció el homenaje, que calificó como un “golpe de ternura”, y comentó sus recuerdos de infancia más temprana, siempre relacionados con la literatura, para culminar reafirmando: “Yo nací para escribir”. Indicó que toda la vida ha leído sin parar, buscando siempre refugio en la belleza y tratando de encontrar la unidad sonora, con un desmedido afán por la perfección que le ha dañado “porque no somos perfectos”. 

“No quiero dejar de escribir”, reafirmó, y destacó que en el año de su 70 aniversario ya ha publicado 5 libros. 

Con el poeta y performer Sinecio Verdecia y la actuación del grupo de teatro Buscón se inició el homenaje que le ofrecieron varios de los escritores y artistas presentes. Se incluyó la lectura de poemas – casi todos inéditos – de Luisa Oneida Landín, Ramón Elías Lafita, Thais Vallenillas, Pierre Bernet, María Teresa Falcón y Pedro López Cerviño. El Presidente de la Sección de Poesía de la Asociación de Escritores, Alberto Marrero, culminó estas lecturas y la colmó de cariño – expresando el sentir de sus colegas poetas – al decir que: “todos tenemos un pedacito de Lina dentro”.

Lina de Feria nació en Santiago de Cuba el 8 de agosto de 1945 y se graduó de Filología en la Universidad de La Habana en 1976. Recibió en cuatro ocasiones el Premio Nacional de la Crítica (1991, 1996, 1997 y 1998), ganó el Premio Nicolás Guillen en 2008 por su libro Ante la pérdida del Safari a la jungla y se le otorgó la Orden de la Cultura Nacional por el Ministerio de Cultura en 2003.

Como investigadora y crítica literaria ha publicado ensayos en revistas cubanas y extranjeras y se ha destacado en el estudio de algunos de los poetas más relevantes del grupo Orígenes. Ha publicado numerosos poemarios y ha realizado importantes labores culturales en medios de prensa como El Caimán Barbudo, Juventud Rebelde, Radio Enciclopedia y en la Editorial José Martí. Su obra ha sido recogida en varias antologías y ha sido estudiada por numerosos investigadores en Cuba y en el exterior.

lunes, 17 de agosto de 2015

Raúl Eguren: una vida dedicada al arte


Publicado en: http://www.cubarte.cu/es/noticia/ra-l-eguren-una-vida-dedicada-al-arte/29598

En la tarde del miércoles 12 de julio la Asociación de Artistas Escénicos tuvo la buena iniciativa de rendirle homenaje a un maestro de maestros entre los actores y actrices en Cuba: Raúl Eguren, quien ese mismo día hubiera cumplido 95 años. Varios de sus más cercanos amigos, colegas y discípulos acudieron a la sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC para atestiguar lo que bien señaló el presidente de esa Asociación, Rolando Núñez: que artistas como él nunca mueren.

Nilda Collado, una de sus más entrañables amigas y compañeras de trabajo, comenzó el tributo recordando varias de las anécdotas más recordadas de su relación con Raúl –que lo mostraron tal cual era: un excelente profesional, un gran maestro y un amigo verdadero– en lo que pretendió ser desde su misma concepción un encuentro informal, donde cada uno de los presentes pudiera expresarse abiertamente y sin formalismos.

De esta forma se le reconoció, ante todo, como un maestro a quien se le recuerda por su humildad y modestia. Amada Amado lo calificó como excelente profesor y persona, que lo hacía un ser “maravilloso”; mientras Paquita resaltaba lo hermoso de que, cuando a cualquiera de los actores y actrices más conocidos de las últimas décadas en Cuba se le pregunte sobre sus primeros pasos salga el nombre de Raúl.

Corina Mestre lo identificó como un paradigma a seguir, quien “atravesó” la ENA desde sus inicios y para siempre. También se le recordó como un hombre de principios muy sólidos, con un cariño especial a su familia y a su Pinar del Río natal, además de la apasionante historia de amor que lo unía a Dalia –con una química y admiración mutua–, el compañerismo que lo caracterizaba, la defensa de la justicia dondequiera que sea necesario y el arte de conversar, de comunicarse por horas sin aburrir, sin ofender.

Jorge Martínez, junto a otros actores y actrices de su generación como Iris Pérez y Ana Rojas, lo recordaron con gran cariño no solo por haber aprendido tanto de él, sino por ser el mejor de todos los profesores que tuvieron y su interés de formar a nuevos profesores, para garantizar el futuro de la actuación en el país. “A mi generación la salvó Raúl”, expresó convencido al reflexionar sobre aquellos años, además del empuje que siempre dio –con la fuerza de su experiencia y su prestigio– para que los más jóvenes pudieran aparecer en obras de teatro, cine y televisión, en una época en que les era muy difícil abrir esas puertas.

Omar Alí insistió en ese trascendental detalle, pues la población cubana pudo conocer a muchos de los que actualmente son reconocidos actores y actrices gracias –en gran medida– a su esfuerzo. Igualmente, más allá de su defensa al método actoral –sobre todo del reconocido método interpretativo Stanislavsky– destacó su “eterno magisterio”, pues casi hasta su muerte estuvo pendiente de sus antiguos alumnos y los pasos que daban en sus carreras artísticas, señalando y aconsejando oportunamente a cada uno: “para toda una generación fue un maestro necesario, un amigo, un padre”.

Tal vez Corina expresó el sentir de todos para decir lo más recordado de la tarde: que Raúl Eguren era, más allá de actor o maestro, un artista –en toda la dimensión de esa palabra– lo que hace elevarlo a una escala superior del ser humano, porque sin dudas se trata de uno de los hombres que consagró su vida al arte para convertirse en uno de los nombres que honran a la cultura cubana.

Raúl Eguren, quien falleció en La Habana el 20 de abril de 2013 a sus 93 años, fue profesor de la Escuela Nacional de Arte (ENA) por más de 20 años y recibió el Premio Nacional de Enseñanza Artística en 2003 y el Premio Nacional de Televisión en 2008, por la obra de toda la vida. Entre sus alumnos más admirados, además de los antes mencionados, también se encuentran Isabel Santos, Beatriz Valdés, Luis Alberto García y Alberto Pujols. Su trayectoria actoral es recordada en series de televisión como Su propia guerra y famosas películas cubanas como El hombre de Maisinicú (1973), Gallego (1987), Guantanamera (1994) y Nada (2001).

Además de su reconocida obra en la actuación tuvo especiales dotes para el canto y la pintura, habiendo sido fundador del Teatro Lírico de La Habana y profesor de la Escuela de Artes Plásticas. Por ello, con motivo de este homenaje, la sala Villena acogió una exposición de sus pinturas y el encuentro terminó con el joven tenor Orley Cruz, quien interpretó algunas de sus piezas favoritas.

lunes, 3 de agosto de 2015

Leyes ¿solo para los estatales?



En el resumen semanal de noticias de Cubavisión Internacional pudo verse este fin de semana un reportaje sobre los beneficios sociales que brinda la ley cubana a las mujeres durante su embarazo, con fuertes garantías a la lactancia materna en los primeros seis meses del infante. 

Todo muy bien hasta que la entrevistada – la funcionaria del Ministerio de Salud Pública Ana Lidia Triana – indicó que en el sector “no estatal” las cosas son diferentes, las mujeres no pueden ausentarse tanto tiempo de su puesto de trabajo – o sea, tienen que trabajar más – y abogó por que se busquen las vías para garantizar que las madres puedan amamantar a sus hijos, al menos durante los primeros 6 meses de vida.

Sin entrar a analizar las conocidas diferencias en el nivel de responsabilidad y trabajo entre el sector estatal y el no estatal, llama la atención que se ha vuelto común en la población pensar que las leyes que se aprueban sólo son aplicables para el sector estatal… en el otro, hay que encontrar variantes.
Todo parece indicar que con el florecimiento de los negocios privados – donde ya trabaja más de medio millón de personas y sigue creciendo, según los datos oficiales – para muchos de los nuevos dueños el cumplimiento de la ley sólo se limita a las empresas estatales, mientras que en las privadas impera el principio de que “en mi territorio mando yo”. Como si las leyes las hubieran inventado los Estados socialistas para las cuestiones estatales.

Y estamos hablando de garantías de beneficio social a la fuerza laboral que – gústele a quien le guste y pésele a quien le pese – han sido garantizados por los estados socialistas y de bienestar social, los cuales en el caso de Cuba han costado mucha sangre y fuertes luchas a través de su historia: la jornada laboral de 8 horas; el descanso diario, semanal y vacaciones anuales pagadas; la no discriminación en los puestos de trabajo por una serie de razones establecidas en la ley; la igualdad en el salario, sin consideraciones discriminatorias; beneficios al embarazo y las limitaciones físicas; la prohibición al trabajo infantil, etc., etc., etc.

Por citar un par de ejemplos, hace unos meses una agencia no cubana hizo un reportaje sobre las desventajas que ha tenido la fuerza laboral femenina en este nuevo despertar de los negocios privados. Quiere decir que los hombres son los más empleados en las nuevas formas de administración empresarial y las mujeres, por las justificaciones que conocemos, quedan relegadas.
O que, tras la entrada en vigor en junio de 2014 de un Código de Trabajo reformado – en el que, entre otras cosas, se incluye a la orientación sexual como motivo de discriminación rechazado por la ley por primera vez en la historia del país –, continúan los rechazos a personas homosexuales y trans en puestos de trabajo – o en el mejor de los casos tienen que disimularlo – con un sinnúmero de argumentos. O que en algunos sitios públicos – tanto estatales como privados – se niega la entrada a algunas personas a sus establecimientos de forma selectiva, alegando su sobre-la-ley “derecho de admisión” para no convertir sus negocios en “sitios gays”.

Es lamentable también que no hay reconocimiento público sobre este tipo de violaciones en nuestros triunfalistas medios de propaganda, que se dedican a alabar los éxitos de la implementación del eufemístico “trabajo por cuenta propia” y las “cooperativas no agropecuarias” y a casi nadie se le ocurre indagar al respecto. 

Hasta las autoridades del país reconocen la falta de educación jurídica que tiene la población cubana, acostumbrada por décadas a que todo le era garantizado “por ley”. Pero los tiempos han cambiado y se hace necesario que los organismos estatales responsabilizados con la aplicación de las leyes – fundamentalmente el Ministerio de Justicia, organismo responsable de la ejecución y control de la política jurídica del país, según dice en su sitio web – tome en serio estas realidades. 

Sus funcionarios y funcionarias tendrán que hacer un arduo trabajo para educar a la población en sus derechos, además de sus deberes. Y flexibilizar los mecanismos de denuncia de la población ante las violaciones, que pudiera ser con la creación de una “Defensoría del Pueblo”, alejada de los rígidos mandatos jurídicos de la Fiscalía – que no puede ser juez y parte – y que reporte públicamente de su gestión. 

Eso es si se quieren preservar en la práctica las conquistas de la Revolución… y no solo se queden en los papeles.