viernes, 8 de abril de 2011
El legado de Vilma
7 de abril de 2011
Vilma Espín Guillois hubiera cumplido hoy sus 81 años.
Todos la recordamos como la temeraria dirigente de la clandestinidad en Santiago (junto a Frank), la destacada guerrillera después y la inagotable luchadora por los derechos de la mujer, al frente de la organización que fundó: la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).
Pero también tenemos que recordarla como la persona que, desde la dirigencia revolucionaria, fue una precoz defensora del respeto a la diversidad sexual. En los primeros momentos, difíciles y convulsos, ella supo encontrar la prioridad también en la solución del sufrimiento de quieres han enfrentado la discriminación por motivo de su orientación sexual o identidad de género.
Desde la Presidencia de la Federación, en 1972, fue Vilma quien propuso la creación del Grupo Nacional de Trabajo en Educación Sexual (GNTES), que devino posteriormente en el actual CENESEX. Sin dudas, este fue un paso significativo ante la ausencia de un programa nacional de educación sexual en Cuba, en años que se hacía más necesario que nunca lanzar una estrategia por el respeto de lo que hoy conocemos como “derechos sexuales”. En años en que había que ser muy valiente para afrontar estos temas.
Ella fue la que promovió con esmero la aprobación del Código de Familia en 1975 y, en fecha tan temprana, propuso –con no pocos detractores y lamentablemente sin éxito- que se incluyera en la naciente Constitución socialista de 1976 el concepto de matrimonio como “unión entre dos personas”, en adelantada defensa al respeto por la diversidad sexual.
Fue la que en 1979 solicitó la atención del GNTES a la primera persona transexual que solicitó ayuda... y a las que vinieron después!
Vilma fue la que defendió que la Federación de todas las Mujeres Cubanas incorporara a las mujeres lesbianas, bisexuales y transgéneros en su lucha contra las discriminaciones y por la dignidad de la mujer. Hoy los grupos de mujeres que conforman las redes sociales del CENESEX trabajan junto a la FMC en ese camino.
Recordamos con honor a Vilma, la hija de una familia adinerada que se graduó de Ingeniera Química en una universidad neoyorquina y, sin embargo, dedicó su vida a causas sociales con una visión humanista trascendental.
Aún falta mucho por lograr el pleno respeto a libre orientación sexual e identidad de género en Cuba, y en ello trabajamos muchas personas. Pero el legado de Vilma, su simiente y ejemplo de luchadora incansable y justiciera, debe perdurar.
Debemos honrar ese legado.
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