El 8 de marzo pasado, con el simbolismo del centenario de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, fue un buen momento para escuchar e intercambiar sobre “Género y Poder” con la destacada periodista y académica Isabel Moya. El encuentro fue organizado por el Proyecto Diversidad del CENESEX en la Casa Estudiantil de la Universidad de La Habana, con la participación de estudiantes, profesores, activistas LGBT y público en general.
La también profesora y Directora de la Editorial de la Mujer subrayó que, en estos momentos, se puede apreciar una amplia participación de la mujer en las actividades de la sociedad cubana; sin embargo, lo que tenemos que cuestionarnos es la forma en que se da esa participación.
Indicó que ser mujer no implica, necesariamente, tener conciencia de género y no se logra nada cuando la mujer participa activamente en la sociedad pero reproduce los mismos estereotipos que la llevan a la discriminación, a veces de forma inconsciente. En ese sentido, tenemos el desafío de cambiar la percepción de familia que se ha construido hasta nuestros días, pues estamos muy estructurados a partir de la “norma” y urge deconstruir el concepto de género.
Destacó que se ha demostrado que existe una voluntad política para realizar el cambio, que es lo más importante. Sin embargo, la voluntad política no es suficiente, pues tiene que venir acompañada de cambios en las estructuras sociales, para que no se continúen reproduciendo estereotipos que conduzcan a patrones discriminadores.
Insistió en que esta no es una responsabilidad sólo de la Federación de Mujeres Cubanas, sino de toda la sociedad, pues debemos crear ámbitos de ejercicio pleno de las personas para su realización como seres humanos. La escuela y los medios tienen que cambiar sus enfoques de género, para modificar la reproducción automática de los roles.
Destacó que no es algo fácil ni rápido lo que se propone, pues significa romper algo que está en la cultura, que ha sido construido históricamente desde los enfoques de género.
Sin embargo, resaltó que la escuela y los medios deben jugar un importante papel en esa tarea e indicó que la Facultad de Comunicación debe incorporar estos saberes en sus planes de estudio, para que se compartan y se legitimen, con el fin de que salgan del marco limitado de las y los militantes feministas.
En el tema de los medios abundó en que no debe pensarse en ellos como un espejo de la realidad, sino como un medio muy útil para transformarla. La clave está en establecer un diálogo y no en aceptar la realidad tal cual, sin una visión crítica. Comentó que tenemos que cuidar la publicidad e, incluso, los mensajes de bien público que realizamos, para que no reproduzcan los estereotipos sexistas que tanto daño hacen a la labor por la emancipación de la mujer.
En ese contexto, se analizó la manipulación política y la apropiación de los esquemas emancipadores, que en muchas ocasiones se realiza con el tema de género en productos comerciales, donde no hay respeto a la diferencia, sino un uso de los símbolos con marcado interés de mercado.
Al respecto, destacó su artículo “Lo gay también vende”, donde se profundiza en el marketing “gay” de muchas sociedades del primer mundo. Criticó que, en muchas ocasiones, se descontextualiza el tema de género y se coloca en ambientes “raros” (bares, fiestas, placeres), lo que implica profundizar los estigmas y alejar la posibilidad de eliminar tabúes y prejuicios sobre el tema.
Al responder preguntas de los participantes, Isabel Moya indicó que se está empezando a construir en Cuba una teoría de género, pero aún se encuentra en fase referencial y empiezan a publicarse estudios e investigaciones en el tema.
Se habló también de la propuesta de cambios en el Código de Familia, con relación a la patria potestad de los padres, sobre todo para acabar con la percepción de que “madre es una sola y padre es cualquiera”. También se refirió a la violencia de género, que puede darse en cualquier estrato social, pues depende de la forma en que las personas han construido su relación de pareja. Pero constituyen también motivo de preocupación, pues están marcadas igualmente por los roles de género y la normatividad.
La tarde-noche fue abundante en argumentos y reflexiones, también de los participantes, que enriquecieron el debate con ejemplos y análisis de cómo la sociedad cubana debe enfrentar los actuales retos del enfoque de género. Un tema de tanto interés que, con toda seguridad, se continuará hablando en los próximos eventos organizados por el CENESEX.
La también profesora y Directora de la Editorial de la Mujer subrayó que, en estos momentos, se puede apreciar una amplia participación de la mujer en las actividades de la sociedad cubana; sin embargo, lo que tenemos que cuestionarnos es la forma en que se da esa participación.
Indicó que ser mujer no implica, necesariamente, tener conciencia de género y no se logra nada cuando la mujer participa activamente en la sociedad pero reproduce los mismos estereotipos que la llevan a la discriminación, a veces de forma inconsciente. En ese sentido, tenemos el desafío de cambiar la percepción de familia que se ha construido hasta nuestros días, pues estamos muy estructurados a partir de la “norma” y urge deconstruir el concepto de género.
Destacó que se ha demostrado que existe una voluntad política para realizar el cambio, que es lo más importante. Sin embargo, la voluntad política no es suficiente, pues tiene que venir acompañada de cambios en las estructuras sociales, para que no se continúen reproduciendo estereotipos que conduzcan a patrones discriminadores.
Insistió en que esta no es una responsabilidad sólo de la Federación de Mujeres Cubanas, sino de toda la sociedad, pues debemos crear ámbitos de ejercicio pleno de las personas para su realización como seres humanos. La escuela y los medios tienen que cambiar sus enfoques de género, para modificar la reproducción automática de los roles.
Destacó que no es algo fácil ni rápido lo que se propone, pues significa romper algo que está en la cultura, que ha sido construido históricamente desde los enfoques de género.
Sin embargo, resaltó que la escuela y los medios deben jugar un importante papel en esa tarea e indicó que la Facultad de Comunicación debe incorporar estos saberes en sus planes de estudio, para que se compartan y se legitimen, con el fin de que salgan del marco limitado de las y los militantes feministas.
En el tema de los medios abundó en que no debe pensarse en ellos como un espejo de la realidad, sino como un medio muy útil para transformarla. La clave está en establecer un diálogo y no en aceptar la realidad tal cual, sin una visión crítica. Comentó que tenemos que cuidar la publicidad e, incluso, los mensajes de bien público que realizamos, para que no reproduzcan los estereotipos sexistas que tanto daño hacen a la labor por la emancipación de la mujer.
En ese contexto, se analizó la manipulación política y la apropiación de los esquemas emancipadores, que en muchas ocasiones se realiza con el tema de género en productos comerciales, donde no hay respeto a la diferencia, sino un uso de los símbolos con marcado interés de mercado.
Al respecto, destacó su artículo “Lo gay también vende”, donde se profundiza en el marketing “gay” de muchas sociedades del primer mundo. Criticó que, en muchas ocasiones, se descontextualiza el tema de género y se coloca en ambientes “raros” (bares, fiestas, placeres), lo que implica profundizar los estigmas y alejar la posibilidad de eliminar tabúes y prejuicios sobre el tema.
Al responder preguntas de los participantes, Isabel Moya indicó que se está empezando a construir en Cuba una teoría de género, pero aún se encuentra en fase referencial y empiezan a publicarse estudios e investigaciones en el tema.
Se habló también de la propuesta de cambios en el Código de Familia, con relación a la patria potestad de los padres, sobre todo para acabar con la percepción de que “madre es una sola y padre es cualquiera”. También se refirió a la violencia de género, que puede darse en cualquier estrato social, pues depende de la forma en que las personas han construido su relación de pareja. Pero constituyen también motivo de preocupación, pues están marcadas igualmente por los roles de género y la normatividad.
La tarde-noche fue abundante en argumentos y reflexiones, también de los participantes, que enriquecieron el debate con ejemplos y análisis de cómo la sociedad cubana debe enfrentar los actuales retos del enfoque de género. Un tema de tanto interés que, con toda seguridad, se continuará hablando en los próximos eventos organizados por el CENESEX.
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