De derecha a izquierda: Olga Marta Pérez, Laidi Fernández de Juan, Marilyn Bobes, Lourdes de Armas, Alessandro Oricchioha, Mylene Fernández y Nara Manzur. |
Como parte de las actividades por la Feria Internacional del Libro, la Editorial UNION ha propuesto un encuentro sui géneris: en la tarde del lunes 10 de febrero reunió en la sala Villena de la UNEAC a un grupo de mujeres narradoras que están dentro de su catálogo, quienes comentaron sus impresiones sobre este género literario y promovieron varios títulos de su autoría que están a la venta.
La directora de la Editorial, Olga Marta Pérez, agradeció la
presencia de tantas narradoras que se han sumado a la lista de sus
publicaciones, sobre todo tras el llamado “boom de los 90s” del pasado siglo en
que cambió la perspectiva de género en la publicación de la literatura de
nuestro país. Explicó que este fue un trabajo de sedimentación que ha permitido
que cada vez más mujeres se incorporen al catálogo y anunció que ya se tiene
listo un grupo de libros de mujeres más jóvenes a publicar, cuando las
condiciones lo permitan en la imprenta.
Para el traductor italiano Alessandro Oricchioha ha sido un
placer trabajar con autoras cubanas, con el fin de mostrarle al público en
Italia la calidad de la literatura cubana, fundamentalmente la escrita por
mujeres. Comentó una nueva experiencia que ha comenzado a tener con ellas para
mantener un diálogo en vivo a través de Facebook con sus lectores, el cual ha
tenido mucha aceptación y demuestra el grado de aceptación que han tenido sus
libros en el público italiano.
Laidi Fernández de Juan fue la primera de las autoras en
tomar la palabra, quien habló sobre su libro de ficción “Sucedió en Copperbelt”
- Premio UNEAC de Cuento 2013 - en el que trata la pobreza en su grado máximo,
sobre todo a la que puede llegar el ser humano en sus relaciones con otras
personas. Además, abundó sobre su contribución al libro “Sombras nada más” donde,
conjuntamente con Marilyn Bobes, se logró agrupar cuentos de 36 escritoras
cubanas contra la violencia hacia las mujeres y las niñas. Al final, agradeció
a su madre Adelaida de Juan por ser la que mayor influencia ha tenido en su
introducción al humor en lo que escribe y, en general, en su camino hacia la
literatura, que al final pudo más que su propia formación profesional para
recalar: “caminos que una escoge en la vida, aunque signifique que tenga que
quemar las naves”.
Marilyn Bobes se refirió a su libro publicado con el título
“Los signos conjeturables”, donde quiso demostrar que las mujeres narradoras
pueden ir más allá de los problemas femeninos, para tratar temas comunes de las
personas. Consideró que la literatura escrita por mujeres está atravesando uno
de sus mejores momentos pues, desde que se publicó en 1996 aquella antología
titulada “Estatuas de sal” - que descubrió a autoras cubanas casi desconocidas
y constituyó todo un suceso para la literatura cubana -, las narradoras cubanas
han ido ganando el espacio merecido y han surgido muchas de gran calidad en sus
textos.
Mylene Fernández Pintado se refirió a su libro titulado
“Agua dura”, cuyas historias parten de situaciones comunes que se van
complejizando hasta adquirir matices inesperados, pasando por la ironía y el
humorismo. Valoró la cuestión ética al hacer literatura y dijo que “cuando
escribe siempre trata de poner su granito de arena para que el mundo sea un
mejor lugar”. Del mismo modo, Nara Manzur abordó la importancia de que se escriba
con un sentido de la ética en estos momentos convulsos del mundo, donde las
autoras tienen una responsabilidad para transmitir valores y principios
fundamentales, independientemente de reflejar en sus historias las cuestiones
de la vida cotidiana.
En el público se encontraban presentes otras personalidades
de la cultura cubana, como el presidente de la Asociación de Escritores de la
UNEAC, Alberto Marrero, y el director del Centro Promotor del Humor, Kike
Quiñones, quienes se refirieron al desarrollo de la literatura escrita por
mujeres en el país. La destacada narradora, crítica y ensayista Aida Bahr tomó
la palabra para reafirmar que no se trata de hacer una diferencia de géneros en
la literatura, pues no hay una discrepancia entre lo que escriben los hombres y
las mujeres: el problema es que, anteriormente con un enfoque patriarcal, la
literatura era básicamente una cuestión de hombres y, afortunadamente, en las
últimas décadas se ha prestado mejor atención a la narración escrita por
mujeres, para colocarlas en el lugar que debe, en igualdad de condiciones.