domingo, 5 de febrero de 2012

"El rumbo ya ha sido trazado, ¡avancemos!"

Así culminó el discurso del Primer Secretario, Raúl Castro Ruz, durante la clausura de la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba, el pasado 29 de enero.
En el caso de la diversidad sexual, el rumbo quedó claro en su Objetivo 57: enfrentar los prejuicios y conductas discriminatorias por orientación sexual (incluyendo en su aplicación la identidad de género). Además, el Objetivo 69 orienta a la producción de audiovisuales, a la prensa escrita y a la digital, reflejar con profesionalidad la realidad cubana actual en toda su diversidad, incluyendo explícitamente el tema de la orientación sexual.
Sin dudas, es un éxito histórico: por primera vez el Partido Comunista de Cuba asume una política clara contra la discriminación por orientación sexual, tras décadas de silencio que condujeron a no pocas prácticas homofóbicas, dolorosas para muchos.
Y es una buena señal de voluntad política que se haya mantenido el tema, a pesar de que – entre tantas cosas importantes que contenía el documento – el Objetivo 57 (antes 54) fue el que más observaciones tuvo en la discusión con las bases, con 11 285 – supongo que mayoritariamente negativas –, y que algunas personas amenazaron incluso con entregar su carnet del Partido si era aprobado.
Tal vez esa complejidad política es la que haya impulsado a Eusebio Leal a decir que esto ha sido “lo más avanzado y lo más actual a lo que podamos llegar”, con el apoyo de otras personas que participaron en los debates.
Aunque estoy seguro que podríamos haber logrado mucho más – sobre todo si hubiéramos contado con la posibilidad de educar mejor a nuestro pueblo – lo alcanzado constituye un acto de justicia nacional y un ejemplo de humanismo de la Revolución cubana, con un impacto trascendental hacia lo interno y hacia el exterior.
Además, como dijeron algunos delegados de la Conferencia, ha sido un paso importante a favor de la necesaria unidad nacional, para no seguir excluyendo por motivos que no se justifican en un proceso esencialmente emancipador.
Pero lo que no cabe dudas es que esto es casi el comienzo, fruto de tantos esfuerzos en los últimos años, y queda aún mucho más por hacer.
Cumplir con los Objetivos de Trabajo del Partido, tanto en la no discriminación como en la educación a través de los medios, será vital para – en esta ardua lucha contra siglos de prejuicios – alcanzar nuevos logros: las modificaciones al Código de Familia para reconocer la unión legal entre personas del mismo género, el registro de identidad legal de las personas transexuales sin la necesidad de la cirugía de reasignación sexual, la inclusión de las personas trans en las políticas públicas, cambios constitucionales y mucho más.
¡Avancemos!

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