"El modelo de prensa en Cuba tendrá que ser cambiado por uno en el que exista espacio tanto para la prensa oficial, como para la que no lo es" – Joaquín Borges-Triana
Cuba Posible, en su esfuerzo por dar continuidad a las reflexiones sobre la prensa y la esfera pública en nuestro país, ha entrevistado al reconocido periodista Joaquín Borges-Triana, quien es una voz imprescindible del periodismo cultural cubano, donde destaca, de manera especial, su participación en la importante publicación El Caimán Barbudo. Llegue a Joaquín la felicitación del colectivo de Cuba Posible por recibimiento del Premio de Periodismo Cultural "José Antonio Fernández de Castro".
1. ¿Qué te motiva a escribir sobre Cuba? ¿Desde qué espacio lo haces generalmente (blog, publicación digital)?
Estudié periodismo y me preparé para escribir desde algún medio de prensa. Dado que siempre he vivido en este país, por lógica natural hablo de lo que conozco y eso es mi realidad como cubano. Ya luego hay otras motivaciones, como el amor que experimento por la cultura cubana en un sentido amplio y, de manera mucho más específica, por la música hecha desde este lugar del mundo, sobre todo la realizada por mis contemporáneos. En mi trayectoria profesional me he desempeñado en la prensa plana, revistas y periódicos; luego, con el surgimiento de las publicaciones digitales, también en ellas. Igualmente he trabajado en la radio, pero en esencia soy un hombre de la prensa escrita, ahora sin establecer distingos entre el soporte que recibe mis textos.
2. ¿Qué crees de la emergencia de toda una nueva zona de blogs y espacios periodísticos digitales que, tanto en Cuba como desde afuera, abordan problemas de la realidad nacional desde una perspectiva investigativa y crítica?
Yo creo que es algo natural, el lógico resultado del desarrollo que han tenido las TICs también entre nosotros. Además, lo analizo como parte de una riquísima tradición que ha habido en este país en cuanto a la formación de medios de prensa, sobre todo revistas, a partir de las afinidades ideoestéticas entre determinados grupos de amigos. Es algo que viene ocurriendo en Cuba y con los cubanos radicados fuera del país desde el siglo XIX. Incluso, si vas a la segunda mitad del decenio de los 80 de la pasada centuria, como expresión de ese parteaguas que representó la irrupción en el país de la generación nacida en Cuba en los 60, comenzaron a crearse en áreas como la literatura y la música disímiles fanzines, fenómeno que tuvo aún mayor auge en los 90 y que se extendió a otras parcelas de la esfera pública.
Es cierto que los fanzines eran de reducida tirada y, consecuentemente, de escasa circulación (en ocasiones, las impresiones se hacían "por la izquierda" en determinados talleres poligráficos), a lo que agregaría el que hasta el presente ese movimiento ha sido muy poco estudiado, pero en mi opinión ahí está el germen de lo que hoy está ocurriendo con el imparable surgimiento de blogs y espacios periodísticos digitales. En el florecimiento de estos medios coinciden dos factores: por un lado el auge de Internet, con las enormes posibilidades que ofrecen plataformas tan fáciles de manejar (como wordpress), y por otra parte, el arribo al sector de una nueva y muy bien formada generación, los llamados milenials, que para mí son los únicos que objetivamente están en condiciones de llevar a cabo las transformaciones que requiere tanto el periodismo hecho en Cuba, como el que se realiza en la diáspora.
3. ¿Qué crees del modelo de periodismo cubano tradicional? ¿Cuáles han sido sus logros y cuáles sus fallas?
De inicio habría que aclarar que el modelo de periodismo que funciona en nuestro país no es cubano, sino que fue importado de la Unión Soviética. Eso es algo sin discusión y demostrado por estudiosos del tema como el desaparecido Julio García Luis. Ese modelo no funcionó en la otrora comunidad de Europa del Este y, obviamente, ha tenido grandes limitaciones al aplicarse A Cuba, sobre todo en la medida que ha transcurrido el tiempo. Como logros yo mencionaría la voluntad de servir al pueblo y que ha caracterizado al periodismo en Cuba durante estos años; también aludiría al esfuerzo por ofrecer la mayor información posible acerca del acontecer internacional; en áreas como la cultura, el deporte, la ciencia, en sentido general (más allá de etapas con mayor o menor amplitud de miras) los cubanos han podido estar al tanto de lo que sucede en cualquier rincón del mundo. Esos son logros incuestionables.
En cuanto a las fallas, yo diría que la prensa en el país no ha desarrollado modelos de autogestión y si lo ha hecho, no ha podido implementarlos; no se ha conseguido una verdadera eficacia informativa; asimismo hay falta de mayores espacios de reflexión y debate sobre temas de la agenda pública. Empero, la principal falla, en mi opinión, es que, en virtud del modelo imperante, los intereses periodísticos tienen que subordinarse a los intereses partidistas y de ahí que entre nosotros no acabe de quedar claro qué es el periodismo y para qué lo queremos.
4. Por un tiempo ya, y sobre todo en los últimos meses, se han publicado y reproducido ataques (e incluso amenazas) contra blogs, espacios informativos e individuos que no son parte de la plataforma periodística/ bloguera estatal. Algunas de estas entidades han sido acusadas de "ilegítimas" por informar una visión "contrarrevolucionaria", cuando se han planteado formas de revitalizar el propio concepto de revolución; se les ha tildado de mercenarias, cuando lo que han procurado es tener una plataforma básica que les permita existir. ¿Cuál es tu opinión sobre esto? ¿Cuán necesario es repensar el concepto de legitimidad en este contexto?
Primero, me parece importante dejar claro que entre los blogs, espacios informativos e individuos que no son parte de la plataforma periodística/ bloguera estatal hay de todo, como en la viña del señor. El tiempo de ser ingenuos pasó de moda y en esa variopinta comunidad hay quienes están ahí solo por ganar dinero, cosa que en lo personal yo no le critico a nadie, pues conozco de casos que me han comentado escriben para tal o más cual de estos nuevos medios porque con lo que ganan ahí pueden pagarse el alquiler en La Habana, cosa que no pueden hacer con el mísero sueldo que se da en los medios de prensa estatales. Eso por una parte.
Por otra, en cuanto a los ataques, no se puede obviar que entre nosotros hay un grupo (todavía grande e influyente) de personas que, incluso signadas hasta por buenas intenciones, tras el cierre de la rica etapa vivida en los años 60, en los que las polémicas de todo orden eran una forma de trasmitir y cuestionar las contradicciones entre la realidad y el ideal en el ámbito intelectual y en la esfera social, se han amoldado y educado en la idea de específicos modelos de comportamiento, de "univocidad" y de intolerancia, al punto de convertirse en ejercitadores ambulantes de un criterio travestido, fuera de la imprescindible divergencia de opiniones. Esos extremistas o sectarios dogmáticos están prestos a sobrevalorar a cualquiera, convirtiéndole por un párrafo o por dos frases, en el enemigo. Ellos están "más allá" de la polémica. Ocurre que en Cuba la superestructura no se ha transformado tanto como se ha pretendido.
Ahora bien, para mí hay algo aún peor que lo anterior. Me refiero a que la intolerancia (problema que, como advirtiese Octavio Paz, no estaría tanto en el tipo de doctrina que se porta sino en la forma) entre cubanos que piensan distinto a la hora de discutir un problema, va más allá de las diferencias políticas e ideológicas, para formar parte de nuestra (in)cultura cotidiana. Pensar lo que otro nos dice y admitir que puede tener parte de o toda la razón, para nosotros es una proeza y así, hemos obviado una moraleja de Jorge Luis Borges: "Hay que saber elegir los enemigos, porque al final terminamos pareciéndonos a ellos". De ahí el hecho cierto de que entre nuestros compatriotas perduran las equívocas tendencias que confunden el debate y la discrepancia de corte intelectual, en el peor de los casos, con el linchamiento del enemigo o, en la menos desafortunada de las situaciones posibles, con el mero y llano intercambio de cortesías, por lo que promover y auspiciar la discusión con las múltiples voces e ideas de la esfera pública, no es solo un acto legítimo, sino también indispensable para progresar en la aspiración de alcanzar alguna vez un diálogo carente de dogmas y juicios totalizadores, en el que predomine un consenso signado por una buena dosis de serenidad y respeto.
5. El restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos no ha implicado un abandono de proyecciones de asedio a la soberanía cubana, específicamente, de la mentalidad de "cambio de régimen" promovida por Estados Unidos. La Administración Trump, a todas luces, no va a marcar un cambio de paradigma en este sentido. ¿Cómo lograr potenciar un periodismo y una blogosfera participativos, críticos y renovados, pero a la vez, responsables, dentro del contexto del ya tradicional acoso que vive Cuba en su relación a su vecino del Norte?
Es difícil, muy difícil, pero hay que hacerlo, a pesar de cualquier tipo de Administración que prevalezca en Estados Unidos. El modelo de prensa en Cuba, tarde o temprano, tendrá que ser cambiado por uno en el que exista espacio tanto para la prensa oficial como para la que no lo es y donde, como expresé anteriormente, los intereses periodísticos no estén subordinados a los intereses partidistas.