Tomado de: http://www.uneac.org.cu/noticias/hablar-del-arte-en-la-locucion
La mañana del tercer y
último día del evento teórico del Concurso Caracol 2017, el viernes 3 de
noviembre en la sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC, fue dedicado a debatir
sobre El Arte de la locución con la participación de destacados expertos en el
tema de la radio y la televisión.
La moderación del
panel corrió a cargo de la Presidenta de la Asociación de Cine, Radio y
Televisión, la destacada locutora Rosalía Arnáez, quien resaltó que no se puede
absolutizar el dicho que se le atribuye a Confucio de que una imagen vale más
que mil palabras, pues "sin voz no hay radio ni televisión" e inició
el debate con una pregunta esencial: ¿son los locutores comunicadores o
artistas?
El profesor Luis
Alarcón, quien además de ser una voz reconocible de la radio y la televisión
cubanas se ha dedicado por muchos años a la docencia, inició las reflexiones destacando
que, a partir de la diversidad de manifestaciones en la que se tiene que
desarrollar un locutor –noticieros, eventos, dramatizados, musicales, etc.–, no
hay dudas de que el arte tiene que ser un don esencial de los que se dediquen a
la locución.
“Es un artista que
tiene la necesidad de ejercer el don de la palabra”, sentenció, porque “hay
sentimientos que nunca una imagen podrá transmitir como la voz humana”: cuando
se tiene que expresar humor, intrigas, drama, pesar, oficialidad, es una
manifestación del arte que esa persona tenga que ponerse en función de cada
instante.
Lamentó la existencia
de lagunas, tanto en la radio como en la televisión, que son una expresión de
la subvaloración que algunos le dan a la importancia de la voz humana como canal
de la comunicación para lograr el éxito de una obra acabada. Valoró que hay
directores que prestan más atención a este elemento, pero no siempre sucede y
se utilizan a personas que no están suficientemente capacitadas y su negativo
resultado no es atribuible a los locutores.
Consideró que nadie es
perfecto y ejemplos tenemos en los medios de cómo un buen locutor es capaz de
superar sus limitaciones para lograr excelentes resultados. Recordó a Manolo
Ortega, como un paradigma de la dualidad entre locución y arte; a Germán
Pinelli, a quien le faltaba la voz y lo sabía suplir con sus habilidades de
actuación; a Mireya de la Torre, actriz y cantante que en su forma de hacer
locución era capaz de “acariciar la cámara”, entre otros.
La destacada actriz y
locutora Obelia Blanco se alegró de participar en un panel que le llamó la
atención desde el título propuesto porque “hay que hablar del arte en la
locución, pues ya casi nadie habla de ello”, lo que conduce a errores que vemos
a diario en los medios. Valoró que todo artista que domine la técnica de la
actuación tiene la capacidad de ser un excelente locutor: “tienes que sentir lo
que lees, por eso todo locutor tiene que ser actor”.
Comentó que desde niña
le gustó leer a los demás las revistas que llegaban a su casa y, además,
siempre tuvo el sueño de ser actriz, por eso “la locución estuvo en mí desde
los inicios, sin percatarme”. Sin embargo, no descuida la necesidad de
superarse cada vez que puede en las escuelas de locución, pues la formación es
fundamental para esa manifestación artística, y valoró que eso ha sido lo que
la ha mantenido en activo a pesar de sus 75 años.
Rosalía retomó la idea
de que se puede ser muy buen comunicador, pero la locución es diferente porque
“saca el artista que llevamos dentro”: es un arte en el que se debe transmitir
sentimientos y hay saber manejar muy bien la simpatía, el carisma, el
desenvolvimiento rápido, entre otras aptitudes con las que se nace y están en
constante evolución.
En el debate, se
acotaron otros elementos imprescindibles para la buena locución, que no es solo
voz y cara sino también talento y oficio, tomar en cuenta elementos como el
timbre, la preparación, la cultura general de quien pretenda hacer este
trabajo, la integración con otras ramas del medio como los directores y
guionistas, la comunicación extra verbal, el vestuario, el método de dirección
de locutores, la suficiente agilidad para arreglar situaciones inesperadas, la
desventaja de la radio frente a la televisión y el cine, entre otros temas.
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