miércoles, 18 de febrero de 2009

La transexualidad, también en la Feria del Libro

Para muchos en Cuba, desde hace varios años, febrero es el mes para la celebración de las letras, las ideas, la lectura. Millones de ejemplares, desde diversas perspectivas y con todo tipo de estilos literarios, son puestos a disposición de un público que abarrota las librerías y los stands de la Feria Internacional del Libro. Es, sin dudas, una gran fiesta del conocimiento, que contagia a todos los que van al castillo de la Cabaña por estos días… incluso aquellos que aprovechan el refuerzo de guaguas y las superabundantes ofertas gastronómicas en el recinto ferial para pasar un fin de semana en uno de los lugares más bellos de La Habana.

Entre las tantísimas ofertas que este año ha presentado la Feria está la presentación del libro “La transexualidad en Cuba”, de un grupo de autores que participan en la Comisión Nacional de Atención a Personas Transexuales, cuyos textos fueron compilados por la Directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), Mariela Castro Espín, quien también tuvo a su cargo uno de los capítulos. Al presentarlo la Dra. Ada Alfonso, Subdirectora de esa institución, indicó que la Editorial CENESEX “se vistió de largo, con uno de sus proyectos más acariciados”, que constituye el primero publicado de la colección “Transgénero”.

Aunque la presentación de este libro no contó con el beneficio de la cobertura de los medios, la sala “José Antonio Portuondo” se repletó en la tarde del domingo 15 de febrero para escuchar a algunos de sus autores. Sin lenguaje rebuscado, fue enriquecedor escuchar las experiencias de estos expertos de la Comisión, que viene trabajando de forma pausada y perentoria –como debe ser en casos de tanto impacto social-, desde hace ya más de 20 años. Particularmente emotivo fue dedicar esta presentación a Vilma Espín Guillois, artífice y estímulo permanente del trabajo de esta Comisión.

Resulta imposible hacer en un rato, mucho menos en este pequeño escrito, un resumen de las políticas para la inserción de las personas transexuales en la sociedad cubana, o la atención a sus aspectos biológicos y hormonales, el tratamiento médico para la reasignación de género –que algunos erróneamente llaman “cambio de sexo”-, la compleja atención a sus problemas personales y familiares o los retos jurídicos que esta situación implica. Para eso hay que leerse el libro.

Pero valió la pena escuchar a la psicóloga Caridad Teresita García cuando destacó que nadie podía hacerse la idea de que, porque se identifique a la transexualidad con el travestismo -en medio de tacones, lentejuela y mucho glamour, diría yo- vayamos a creer que representan historias de alegría y felicidad. Por el contrario, el machismo y la homofobia (en este caso la “transfobia”, en relación a los transgéneros) provocan en la vida de estos seres y sus familiares mucha tristeza y angustia, que justifica todo el esfuerzo posible para revertirlo.

Como señalara la Dra. Ana Mayra Rodríguez, que lleva trabajando en la Comisión desde su inicio, no se trata de personas que de la noche a la mañana deciden ser transexuales y solicitan su reasignación sexual. Son personas que desde que nacen han tenido que enfrentar un conflicto entre su sexo biológico y su sexo psicológico, lo que les crea una verdadera tragedia personal. Por eso, cada caso lleva un proceso de estudios multidisciplinarios y el grupo deberá tomar una decisión dos años después. Informó que en estas dos décadas de trabajo han pasado por la Comisión alrededor de 100 casos y sólo una quinta parte de ellos –unos veinte- se han confirmado como transexuales, mayoritariamente de hombre a mujer. Pero se aspira a que esta labor se conozca mejor entre la población y muchos más casos rompan el silencio y se presenten ante el grupo en el futuro.

El Dr. Alberto Roque se refirió a la mayoritaria presencia de médicos en la Comisión, lo cual no puede entenderse como que los transexuales sean considerados “enfermos” sino que, por su naturaleza, necesitan de la medicina para encaminar sus necesidades. Fue esclarecedora su reflexión, elaborando una respuesta ante una pregunta del público, sobre la sensibilidad que se necesita para tratar la realidad de estas personas, lo cual requiere de estudio y comprensión, sobre todo porque los actuales métodos de educación –tanto general como médica- no nos preparan para enfrentar estas experiencias con la naturalidad debida.

Mariela Castro, por su parte, profundizó en las discriminaciones que resultan de identificar al “diferente” como “inferior”, como parte de ese mal hábito de tomar un rasgo de la personalidad –que generalmente no se corresponde con lo “aceptado”- para “clasificar” al ser humano, casi siempre de forma excluyente. Fue certera en su análisis al recalcar que tanto daño hacen los que “clasifican” como los que adoptan por sí mismos la actitud del “diferente”, una autoexclusión que acentúa aún más la segregación social. Es por ello que el CENESEX aboga por el diálogo y la comprensión –acotó- más allá de las diferencias por identidad de género o por orientación sexual.

Bienvenida entonces la Feria del Libro, también por insistir en la educación de los valores humanos que debemos difundir: el respeto a las diferencias sexuales y el rechazo a las discriminaciones por este motivo.

2 comentarios:

  1. Por favor a los lectores decentes que se revisen el libro La Transexualidad de Fernando Becerra, verán que el libro al que se hace referencia es una copia, no actualizada del primero.

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  2. Sí, es cierto, los lectores decentes deben ante todo leer alguno de los libros para poder opinar. Es poco serio -me pregunto si hasta indecente- opinar desde la ignorancia y la descalificación.

    Antonio Becerra y no Fernando, como dice el comentario anónimo que antecede al mío, es un magnífico especialista español con quien el CENESEX y otros especialistas relacionados con el tema de la transexualidad tenemos amplias y respetuosas relaciones. Lo que desconoce esta persona es que no solo Becerra es una fuente bibliográfica obligada, lo son también Stan Monstrey, Stephen Whittle, Louis Gooren, Eli Coleman y hasta los clásicos Harry Benjamin, Cauldwell y Pläffin. Todos estos conocimientos están ajustados y aplicados a nuestra realidad, pero no ahora, que por fortuna se publica una obra como esta, sino desde 1979, cuando se comenzó a brindar atención especializada las personas transexuales en Cuba. Creo entender el por qué de tanta molestia. Por favor, de la cara y muestre de una vez sus verdaderas intenciones.

    Dr. Alberto Roque Guerra
    http://aroqueg.blogspot.com/

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