No por ser un tema manido, y que se repite una y otra vez, deja de sorprenderme –y de incomodarme- cada vez que sucede: los medios de prensa no suelen ser muy exactos a la hora de dar noticias y, cuando se trata de Cuba, repiten tanto una mentira que la convierten en verdad -cuando les conviene, debo acotar. Y la gente no tiene tiempo para entrar en detalles, ni para investigar. Entonces asumen como tal la información –o, mejor dicho, la desinformación.
En estos días está de moda hablar de la “flexibilización” de la política hacia Cuba prometida por el Presidente Obama en su campaña. “La decisión del Senado de Estados Unidos de aliviar el embargo que Washington aplica a la isla tuvo hoy reacciones positivas en Cuba”, anunciaba EFE el 10 de marzo. “El presidente Barack Obama convirtió el miércoles en ley un proyecto que flexibiliza las restricciones de viajes y comercio con la isla”, decía Reuters un día después. “El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sancionó este miércoles la ley que alivia el embargo a Cuba” dijo ese mismo día IPS. Por su parte, El Correo Digital, de España, anunciaba en titulares: “Obama reabre las fronteras con Cuba”. Tal pareciera que estamos hablando del fin del “embargo”. Pero, ¿de qué se trata en realidad?
El 10 de marzo el Congreso de Estados Unidos aprobó la ley del presupuesto, donde el representante demócrata por el estado de Nueva York, José Serrano, logró introducir un anexo en el que se prohíbe el uso de fondos federales para hacer cumplir las restricciones sobre Cuba impuestas en 2004 por George W. Bush: las limitaciones de viaje de los cubano-americanos a su país de origen y del envío de remesas a sus familiares. O sea, volvemos a la política de hace sólo 5 años, la que tenía Bush en su primer período, y se desmontan aquellas aberrantes decisiones. ¿Es eso levantar el “embargo”?
Tras la aprobación de la ley -una de las más importantes que debe aprobar el Congreso, al conceder los fondos para que funcione el gobierno-, pasó a la Casa Blanca y fue firmada el 11 de marzo por el Presidente. No es por menospreciar la acción, pero seamos justos: lo que hizo Obama fue firmar la decisión del Congreso. O sea, concretamente: no bloqueó la parte sobre Cuba de la ley, como hubiera hecho su antecesor. Una buena señal pero, en realidad, no modifica lo que conocemos como el bloqueo económico, comercial y financiero que llevan aplicando ya casi 50 años.
Hay un detalle interesante: para calmar la rabia de los furibundos senadores demócratas anticubanos -Bill Nelson, de Florida; y Robert Menéndez, de Nueva Jersey; que amenazaron con bloquear todo el presupuesto-, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, se vio obligado a ofrecer concesiones y se comprometió (por escrito) a la interpretación más restrictiva posible para no desmantelar el bloqueo. Esto se aplica, específicamente, hacia una medida aprobada en la propia ley que podría facilitar las regulaciones vigentes sobre ventas de comida y medicina. El Tesoro aseguró, mediante complejas razones legales, que en la práctica no habría cambios sustanciales.
Casualmente, por esos días también se conoció de la primera sanción contra una empresa norteamericana durante la administración Obama por violar las normas del bloqueo: según la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro la compañía Lactalis USA, de Nueva York, actuó de manera ilegal entre 2004 y 2007 al hacer, "sin la debida licencia, seis transferencias financieras electrónicas en las que Cuba o un ciudadano cubano tenía interés". Y por ello debe pagar 20 950 dólares de multa.
Para colmo, también se supo en estos días que los miembros de la organización Pastores por la Paz, acusados de violar leyes que prohíben viajar a ciudadanos estadounidenses a este país –entre ellos Lucius Walker, líder del grupo, y varios de sus integrantes- fueron citados a comparecer el jueves 12 de marzo ante la jueza Judith Gishe, del Tribunal Supremo de la ciudad de Nueva York, por sus peligrosas acciones.
Entonces, al menos por esta vez, tendremos que seguir esperando por la anunciada “flexibilización” del bloqueo. Mientras tanto: “business as usual”, como dicen ellos.
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