miércoles, 12 de diciembre de 2012

Almendrones


Los almendrones han proliferado en La Habana como gremlins después de un buen aguacero.

Tras los cambios económicos en Cuba de 2011, y la crisis en que ha recaído el transporte en la capital en los últimos años, los tranques en L y 23 en horarios picos forman filas de almendrones que llegan hasta la Universidad – gracias también a las guaguas de turismo, que se atraviesan frente al Habana Libre y forman un verdadero caos en el mismo centro de La Habana.

Pero aunque han llegado más de los mismos viejos carros americanos de los años 50, unos en mejor estado y otrosque dan grima, algo novedoso ha caracterizado a esta oleada de almendrones: ¡parece que han hecho un "casting" para escoger a los choferes de taxis particulares!

Antes, los viejos choferes de carros de la "Anchar" parecían tan viejos como los mismos carros. Ahora, una gran parte de estos fotingos están conducidos por jóvenes, bien alimentados y curtidos por el sol, con una belleza natural – sin los artificios de gimnasios, puestos de moda últimamente –, que bien podrían ser escogidos para revistas fashion y chismes del corazón.

Muchos de ellos, evidentemente, son guajiritos acabados de aterrizar en la jungla del asfalto, a veces hasta tímidos, a quienes en ocasiones hay que indicarles la ruta, porque tal parece que no se han quitado aún los ariques y se sienten aturdidos entre el tráfico y el tumulto de gente en la capital.

Estoy seguro que los artífices de los cambios económicos en Cuba nunca se imaginaron que tales medidas iban a tener como resultado esta explosión de belleza masculina cubana, en todo su esplendor. A tal punto que, en muchas personas, nos ha creado la expectativa de cuál será la nueva maravilla del próximo taxi a parar.

Pero nada de críticas. Sean bienvenidas las nuevas medidas, sobre todo porque han traído sorpresas juveniles tan agradables para el ornato público, en una ciudad y en unos carros que poco han cambiado desde los años 50.

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