Se ha vuelto a encender la polémica en la blogosfera cubana sobre “crímenes de odio” contra homosexuales en Cuba, a partir de la más reciente nota informativa del MININT sobre el asesinato de un hombre a manos de otro con quien mantenía “relaciones estrechas” –además de matar a una anciana y un niño–, que fue publicada nada más y nada menos que en el Granma (en su edición del 31 de marzo de 2014).
La polémica se extendió a la prensa digital cubana con la publicación en CubaSi.cu del artículo “Cuba: ¿Crímenes de odio?”, en donde el periodista se afana en tratar de demostrar que no se puede hablar de una “oleada” de estos dramáticos hechos, como ha pretendido hacer ver cierta prensa amarillista anticubana.
El problema está en que, a ciencia cierta, no contamos con cifras concretas aportadas por las autoridades para saber si hay o no crímenes de odio contra los homosexuales en Cuba… y me temo que nunca lo sabremos. Empezando porque, hasta donde tengo entendido, nuestras autoridades policiales no contabilizan los hechos por estas causas, cuanto más caen en el gran saco de “crímenes pasionales”… como si la pasión matara.
Ojalá esté desactualizado mi comentario pero, a pesar de que la Policía Nacional Revolucionaria es una institución pública –que responde a la ciudadanía– y nuestro Presidente ha realizado numerosos llamados a acabar con el secretismo, no se dan datos de ningún tipo; por lo tanto, se opta por el silencio y surge la especulación.
Lo que me alarma es que nuestra prensa, tan pacata y alejada de casos criminales, en los últimos tiempos se haya dedicado a publicar sólo estos casos, de asesinatos entre hombres con "relaciones estrechas". Si se trata de una estrategia de prensa para combatirlos sugiero que se revise, pues a más de una persona he escuchado ya decir que "¡los homosexuales cuando se enamoran, matan!"... y otras lindezas que redundan en estigmatizar y discriminar a este grupo humano.
A lo mejor no debe ser motivo de alarma a nivel social, hablando en términos de seguridad de la ciudadanía. Pero hay una alerta real, que preocupa a un segmento de nuestra población: el aumento de la cantidad de homosexuales asesinados. No es un tema nuevo, pues ya desde hace algunos años se viene manejando y hasta algunos de nuestros creadores han roto el silencio: la pobremente exhibida película “Verde, verde”, entre otras realizaciones cubanas, han sido un llamado de alerta a este fenómeno que, sin dudas, merece una atención particular.
Optar por el silencio es hacerle el juego a la violencia porque tienen la misma esencia: negarlo. Lo mismo callando que eliminando.
Esto me hace recordar una película –presentada en el cineclub Diferente, hace algunos años– donde se detalla el asesinato del adolescente homosexual Matthew Shephart a mediados de los 90 en un pueblo de los Estados Unidos. Nadie en el pueblo podía creer que sus victimarios habían sido dos adolescentes como él, vecinos y compañeros de aula, niños buenos, de su familia, cristianos y “bien llevados”. Niños enfermos de odio que, si bien en la escuela se burlaron y lo silenciaron por su forma de ser, en otras circunstancias –con algo de alcohol y tal vez drogas– cometieron el terrible crimen. Es una alerta contra la violencia, en cualquiera de sus formas.
Este es un tema tan complejo que no se puede enfrentar con análisis superficiales. Tiene que trabajarse un enfoque multidisciplinario, donde no sólo debe participar la PNR y el CENESEX, tienen que sumarse todas las instituciones y organizaciones que puedan ayudar a identificar los motivos, educar, prevenir. Pero sobre todo: hablar, tomar conciencia de un problema que preocupa a un número importante de nuestra ciudadanía y no debe dejar de escucharse y atender.
La pasión no mata, lo que mata es el odio. Y lo más importante de este debate –que desafortunadamente se ha dado en el limitado ciberespacio del país– es que ha llamado la atención sobre el tema.
Ahora que hablamos de valores, de luchar contra la violencia que ha surgido en varios sectores de la sociedad, es importante resaltar que también hay combatir este tipo de violencia. No dejemos que se silencie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario