Que me disculpen los entusiastas analistas, pero es una ridiculez tanta fanfarria a la reunión de Trump con Kim Jong-un. Sobre todo porque desvió la atención de la verdadera noticia: el puntapié que le ha dado Estados Unidos a su alianza con Europa en la estrategia de "globalización neoliberal", cuyos principales arquitectos fueron Reagan y la Tatcher allá por los años 1980s.
La maquinaria mediática ha creado de Norcorea el peligro mundial que no es, precisamente para esto: hacer creer que el emperador Trump es un gran negociador, cuando se sabe que el documento firmado no lleva a ningún compromiso formal concreto.
Vamos a ser serios: qué peligro puede representar un país como Corea del Norte, que ocupa 1.28% del territorio de los Estados Unidos, supuestamente tiene menos del 1% de las armas nucleares en el mundo y está rodeado de potencias y fuerzas militares enemigas, que no le van a dejar lanzar el primer cohete.
No nos confundamos: es justo y de mucha importancia para Corea del Norte acabar finalmente su guerra con los Estados Unidos (que nunca terminó, pues lo que se firmó en 1953 fue un "armisticio" y la división artificial de las dos Coreas fue la solución yanqui a su derrota). Desde esa perspectiva, sentarse en la mesa de negociaciones con el jefe del imperio (que no con el líder de turno en Corea del Sur) es el gran éxito diplomático de Kim (tras dominar el ciclo nuclear).
Qué saldrá de todo esto? Solo el tiempo dirá. Lo que no cabe dudas que estamos asistiendo a un cambio dramático en la geopolítica mundial... y no precisamente por la reunión con Kim.
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