Me convenció Haila María Mompié.
Debo confesar que no soy fan de ella, nunca la había visto en el escenario y su música (también su encanto) me ha llegado con los videos de Lukas y las entrevistas en 23 y M –o cualquier otro programa de la televisión-, siempre acompañada de la correspondiente dosis de misterio que rodea a la farándula.
Reconozco, eso sí, sus capacidades vocales, su voz peculiar y su desenfado, que le ha ganado mucha popularidad –supongo que también muchos enemigos- a todos los niveles y en todas las edades. Pero no la había calculado… porque me ganó con lo que escuché y vi este viernes 4 de marzo, cuando habló y cantó en la Peña “Diferente”, que organiza todos los meses el grupo de personas transgéneros del CENESEX.
Una mujer que, desde la altura de su fama, puede darse el lujo de cantar y compartir en cualquier lugar con su público, desbordando sencillez y cariño, es digna de admiración. No le importó el improvisado escenario de la pérgola del CENESEX, los baches del programa, los ruidos del micrófono, la rudimentaria escenografía… allí mismo dio todo su arte, mostró su canto poderoso donde minutos antes nuevas y no tan nuevas transformistas habían actuado. Y gritó alto y claro: “Ustedes son el mejor público que tengo… yo defiendo a los gays dondequiera que vaya. Y donde me necesiten, ahí estaré”.
Con su frescura característica, habló de igualdad, del respeto a las personas sin tener en cuenta su orientación sexual, de la gente que critica a los demás sin primero mirarse al espejo, de la inteligencia del pueblo para entender ciertas cosas, de una canción nueva muy temperamental que será el furor de las travestis, de otra canción que quiere que la usen para la campaña contra el VIH/sida, de una amiga lesbiana que vivía una doble vida… y exclamó: “¡Al fin muchos closets se abrieron! ¡Y muchos han podido salir!”. Fueron palabras sencillas que, al mismo tiempo, dijeron cosas profundas… y pidió un fuerte aplauso para Mariela y para el CENESEX: “¡ella es lo mejor que les ha pasado a ustedes!”.
Esto me hace recordar un debate reciente por Internet sobre el papel de las figuras públicas ante la defensa de los derechos de los homosexuales. Reconozco que cada quien tiene el derecho de decir o callarse los detalles que entienda de su vida personal… pero ¡qué bien haría que las personas famosas, que el pueblo sigue y admira –sean homosexuales o no- se sumen públicamente a la campaña por el respeto a la libre orientación sexual e identidad de género!
Y Haila lo hizo con la mayor naturalidad, con valentía fresca y sincera, con su bella y convincente sonrisa, con un cariño desbordante… sin pensar en el qué dirán, ni en otra cosa que no fuera el regocijo de hacer bien a las personas que sufren por culpa de la homofobia.
Por eso: ¡Gracias, Haila! Sentimos tu corazón con nosotros… y ojalá muchas otras “figuras” puedan asumir, con tanta sencillez, lo que tú haces.
Debo confesar que no soy fan de ella, nunca la había visto en el escenario y su música (también su encanto) me ha llegado con los videos de Lukas y las entrevistas en 23 y M –o cualquier otro programa de la televisión-, siempre acompañada de la correspondiente dosis de misterio que rodea a la farándula.
Reconozco, eso sí, sus capacidades vocales, su voz peculiar y su desenfado, que le ha ganado mucha popularidad –supongo que también muchos enemigos- a todos los niveles y en todas las edades. Pero no la había calculado… porque me ganó con lo que escuché y vi este viernes 4 de marzo, cuando habló y cantó en la Peña “Diferente”, que organiza todos los meses el grupo de personas transgéneros del CENESEX.
Una mujer que, desde la altura de su fama, puede darse el lujo de cantar y compartir en cualquier lugar con su público, desbordando sencillez y cariño, es digna de admiración. No le importó el improvisado escenario de la pérgola del CENESEX, los baches del programa, los ruidos del micrófono, la rudimentaria escenografía… allí mismo dio todo su arte, mostró su canto poderoso donde minutos antes nuevas y no tan nuevas transformistas habían actuado. Y gritó alto y claro: “Ustedes son el mejor público que tengo… yo defiendo a los gays dondequiera que vaya. Y donde me necesiten, ahí estaré”.
Con su frescura característica, habló de igualdad, del respeto a las personas sin tener en cuenta su orientación sexual, de la gente que critica a los demás sin primero mirarse al espejo, de la inteligencia del pueblo para entender ciertas cosas, de una canción nueva muy temperamental que será el furor de las travestis, de otra canción que quiere que la usen para la campaña contra el VIH/sida, de una amiga lesbiana que vivía una doble vida… y exclamó: “¡Al fin muchos closets se abrieron! ¡Y muchos han podido salir!”. Fueron palabras sencillas que, al mismo tiempo, dijeron cosas profundas… y pidió un fuerte aplauso para Mariela y para el CENESEX: “¡ella es lo mejor que les ha pasado a ustedes!”.
Esto me hace recordar un debate reciente por Internet sobre el papel de las figuras públicas ante la defensa de los derechos de los homosexuales. Reconozco que cada quien tiene el derecho de decir o callarse los detalles que entienda de su vida personal… pero ¡qué bien haría que las personas famosas, que el pueblo sigue y admira –sean homosexuales o no- se sumen públicamente a la campaña por el respeto a la libre orientación sexual e identidad de género!
Y Haila lo hizo con la mayor naturalidad, con valentía fresca y sincera, con su bella y convincente sonrisa, con un cariño desbordante… sin pensar en el qué dirán, ni en otra cosa que no fuera el regocijo de hacer bien a las personas que sufren por culpa de la homofobia.
Por eso: ¡Gracias, Haila! Sentimos tu corazón con nosotros… y ojalá muchas otras “figuras” puedan asumir, con tanta sencillez, lo que tú haces.
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