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El jueves 19 de diciembre la Tertulia de Historia
realizó un merecido homenaje a la historiadora Gloria García, quien
falleciera el 24 de noviembre pasado, coincidiendo con en el momento en
que se anunciaba que había obtenido el Premio Nacional de Historia 2013
por su destacada labor científica en este campo.
Oscar Zanetti, anfitrión del espacio, indicó que no se trataba de
un panel, sino de una reunión entre amigos para recordar a alguien que
ya no está entre nosotros y “dejó a todas las personas que la
conocieron una impresión perdurable.”
María del Carmen Barcia la definió como una “persona de ética, que
vale la pena recordar”. Destacó su trabajo en estudios coloniales y en
historiografía económica, en los cuales produjo aportes muy valiosos.
Se refirió a su incorporación desde bien temprano, en los años 60, al
inmenso trabajo que se realizó para la recuperación de la historia en
el país y señaló que “detrás del trabajo de Julio LeRiverand está la
mano de Gloria”.
“Todo lo que escribió fue bueno y bien pensado”, resaltó, para
recordar que estudió mucho y tal vez no publicó tanto, si se toma en
cuenta su capacidad y el inmenso esfuerzo que realizó en el Archivo
Nacional y en el Instituto de Historia, entre otras instituciones y
organizaciones del ramo. Indicó que su trabajo se encuentra disperso,
por lo que sería importante realizar una labor de recopilación de toda
su obra, como el mejor homenaje que se le puede realizar a su memoria.
Pedro Pablo Rodríguez destacó su trayectoria también como parte del
ejecutivo de la Sección de Historia de la Asociación de Escritores de la
UNEAC, además de una dimensión particular de su personalidad: la
dedicación a la juventud, a quienes les ofrecía toda su experiencia, y
su entrega al conocimiento de las demás personas, como un caso sui
géneris en el gremio.
Resaltó que “se supo mover entre los temas de la esclavitud con un
sentido muy personal”, con un gran apego a la documentación, para
lograr un aporte trascendental a estos estudios: mostrar la riqueza y
la diversidad que tuvo la esclavitud para la sociedad cubana de
entonces. “Transmitió una imagen de la esclavitud desde el esclavo, no
sólo desde el amo”, sentenció.
“No se movió en el terreno habitual estrecho de estos temas”, indicó,
pues generalmente se observa sólo al pobre esclavo sufrido y al amo
que lo maltrata. Sin embargo, enfatizó que Gloria estudió la complicada
relación entre los elementos que conformaron la sociedad esclavista y
las diferentes formas en que se estructuró, lo que permitió observar la
riqueza en las relaciones sociales y la formación de bases importantes
–en la creación de ideas, valores, conceptos y cultura– para lo que
sucedió posteriormente con ese sector poblacional y su incorporación a
las luchas de independencia.
Por su parte Angélica Rojas destacó en Gloria el conocimiento que
tenía de cultura general, no sólo de historia de Cuba, sino también de
historia universal, de filosofía, de sociología, de artes
–principalmente la música–; además de su amplia capacidad para
desarrollar las relaciones humanas, que le ha merecido el cariño
expresado en estos días tras su fallecimiento.
“No es casual que haya tantos jóvenes hoy en el auditorio, porque
ella participaba con todos, les daba todo lo que tenía, lo que tal vez
le robó mucho tiempo para terminar su trabajo”, expresó, al indicar que
le quedaron al menos cinco libros por publicar que ya estaban casi
terminados. Pero “es a la historia a lo que dedicó su vida”, sentenció,
“eso lo aprendió de LeRiverand”.
Muchas personas desde el público quisieron compartir sus sentimientos
hacia esta historiadora que, sin dudas, ha dejado una huella
importante en la historiografía cubana.
Ivet García la calificó como “un ser humano extraordinariamente
coherente, en su dimensión humana, sus principios y sus valores
éticos”, resaltando su extraordinario papel en la formación de
historiadores, como investigadora consagrada que ayudó mucho a los
estudios económicos con una visión holística. “Era una maestra en interrogar la fuente, sacarle el zumo para
encontrar lo que se busca”, destacó, para reafirmar que “fue una
pérdida a destiempo para la historiografía cubana”.
La profesora Bertha Álvarez la definió como “una de las más
excelentes historiadoras de Cuba”, destacando su lealtad al país, a su
trabajo, a las amistades, a los sectores dolientes de la sociedad, a
los antecedentes históricos. “La visión de Gloria de la historia es muy
importante, pues no se puede ver por partes, tiene que verse como una
historia única”.
El director del Instituto de Historia, René González Barrios, tomó la
palabra para indicar que se ha sido muy celoso en la preservación del
patrimonio que dejó Gloria, “sin que se pierda ni un papelito”. Expresó
que se resguardará su biblioteca, sus libros, su obra científica y se
trabajará en la difusión de su obra no publicada, incluyendo la labor
que realizó sobre la historia económica de Cuba y sus investigaciones
sobre la “revolución de la Escalera”.
Otros amigos y admiradores de su obra destacaron su humildad, su
calidad humana, la gran compañera y amiga que fue de todos los que
estuvieron en su entorno laboral, la dedicación al trabajo, su firmeza y
su rigor, siempre desde una perspectiva de tender puentes de
comprensión entre las personas.
Se invitó también a participar en la entrega post mortem del Premio
Nacional de Historia, durante la Feria del Libro de La Habana 2014, que
está prevista para el 22 de febrero a las 4 de la tarde en la Sala
Nicolás Guillén, momento en que se rendirá un nuevo homenaje a su vida y
a su obra.
Gloria Julia García Rodríguez (La Habana, 1941) fue
Doctora en Ciencias Históricas, Investigadora Titular del Instituto de
Historia de Cuba y Profesora Titular de la Universidad de La Habana.
Además, fue académica de número de la Academia de Ciencias de Cuba; de
la Sociedad Económica Amigos del País, de la cual recibió el premio
“Félix Varela”; de la Unión de Historiadores de Cuba y de la Comisión
Nacional de Grados Científicos.
Formó parte de Consejos Científicos en varias instituciones, entre
las que se encuentran el Archivo Nacional de la República de Cuba y el
Instituto de Historia de Cuba. Entre sus numerosas publicaciones se
destacan los libros: La esclavitud desde la esclavitud. La visión de los siervos (editado además en México y Estados Unidos), Conspiraciones y revueltas y Fuentes estadísticas para la historia económica y social de Cuba (en 2 tomos).
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