viernes, 28 de noviembre de 2014

Cineclubes y cinemateca en el consumo cultural cubano

Publicado en: http://www.uneac.co.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=8339

La necesidad de modernizar el movimiento de Cineclubes en todo el país y de actualizar la actividad de la Cinemateca de Cuba surgieron como demandas esenciales en el panel “Cineclubismo, Cinemateca en los nuevos tiempos”, que sesionó en la tarde del viernes 31 de octubre en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba como parte del Foro “Consumo Cultural en Cuba: arte, cultura, educación y tecnología”, con la moderación de Magda Resik.

El escritor e investigador Juan Antonio García Borrero al hacer la introducción de la sesión, destacó el privilegio que ha tenido el público cubano de contar con una Cinemateca “de lujo” que, a pesar de los problemas de visibilidad que enfrenta, es una institución que tiene que seguir existiendo y mostrando los mejores valores humanos con el caudal de importantes películas que cuenta.

El “cineblubismo”, que tuvo su momento dorado en otros tiempos –sobre todo en el interior del país y algunos contextos universitarios–, también confronta un serio problema de invisibilidad en el contexto cultural actual, por lo que indicó que ve a ambos casos con un “optimismo trágico”, entre su importancia y la situación en que se encuentran.

Al hacer la presentación del panel, el crítico de cine Luciano Castillo consideró ambas expresiones como fundamentales en la apreciación cinematográfica del público y, a pesar de que no sean manifestaciones de grandes masas, contribuyen considerablemente a la cultura popular y a enfrentar la homogenización del gusto.

Particularizó en el caso de los Cine Clubes y lamentó que hayan ido desapareciendo pues, además de ser un medio para promover y profundizar en lo mejor de lo que se hace en el cine –como opción cultural que muestra aquellos filmes rechazados por la cultura comercial y la imposición de los estrenos–, es algo más que proyectar películas y se convierte en un sitio de diálogo y encuentro, que contribuye a saciar la avidez por un cine de mejor calidad.

Consideró que la apreciación cinematográfica está obligada a enfrentar la modernidad, que como tendencia ha desplazado del soporte público al privado la mirada de los audiovisuales, y se deben encontrar vías creativas para atraer a ese espectador cualitativamente superior. Lugares como las sedes provinciales de la UNEAC y las Casas del Joven Creador de la AHS, que cuentan con salas preparadas y críticos con posibilidades de asumir ese reto, pudieran ser espacios interesantes a potenciar en todas las provincias.

La experiencia del Festival Cinemazul, que desde 1994 se desarrolla con gran éxito en Las Tunas bajo el lema de “Cinedebate, crítica e investigación”, fue expuesta por su principal promotor Jesús Ávila. Explicó que se trata de una experiencia única en el país, donde se vive el cine en toda la provincia –desde los municipios hasta la capital provincial, en su sede permanente de la Sala Titón–, pues permite profundizar en diferentes cinematografías y corrientes del cine, propicia el intercambio entre artistas, realizadores y público, además de promover el cinedebate en diferentes escenarios sociales, incluyendo la infancia y la juventud.

El presidente de la Federación Nacional de Cine Clubes, Lázaro Alderete, ofreció una panorámica general del movimiento en todo el país, como alternativa viable al desarrollo de la cultura audiovisual de la población. Comentó sobre los 25 cineclubes de apreciación y los 32 de creación con que cuentan como afiliados los cuales, a pesar de las evidentes limitaciones de recursos, han tenido resultados interesantes –en dependencia de los lugares donde se han desarrollado– que se han visto reflejados incluso en premios y menciones en Festivales de todo el país.

Señaló dificultades que aún enfrentan, como la falta de apoyo y coordinación con centros provinciales de cine, el logro de una mayor socialización e impacto en la sociedad, así como las limitaciones impuestas por las televisoras provinciales que han retirado los espacios de cine de su programación y, al ser atendidos básicamente por sus asociados, permitían una mayor promoción a sus actividades.

Por su parte, Mario Naíto abundó en el papel de la Cinemateca de Cuba en el gusto estético de la población. Recordó los tiempos en que una generación privilegiada de cubanos disfrutó de intensas programaciones, que contaban con el apoyo del ICAIC para promover lo más selecto de la historia del cine y coadyuvó a la formación de un público especializado y culto.

Sin embargo, los tiempos han cambiado y la tecnología digital ha revolucionado la forma del consumo audiovisual, a lo que se le suman los problemas económicos conocidos y la falta de una adecuada promoción de las actividades de la Cinemateca. Lamentó que ya no existan espacios en la televisión nacional para estos fines y consideró que la enseñanza tiene una tarea urgente que desarrollar en la incorporación de la apreciación estética en la formación de las nuevas generaciones, donde el cine y la Cinemateca tienen mucho que aportar.

El público contribuyó de forma crítica en el debate a contar con importantes elementos que enriquecieron la percepción de los problemas a enfrentar y las propuestas que debe presentar en estos temas la Comisión Arte, Cultura, Educación y Tecnología del VIII Congreso de la UNEAC, promotora del Foro.

El profesor e investigador Gustavo Arcos se preguntó si valía la pena lamentarse de una época y una sociedad que quisimos construir pero que ya está en el pasado, mientras las nuevas generaciones tienen otras maneras de interpretar y consumir la cultura. Abogó por pensar en nuevas formas que incluyan a las generaciones actuales y valoró como una deuda con el público que gusta del cine volver a contar en la televisión con un programa como 24xSegundo, que pudieran permitir una mejor apreciación cinematográfica en correspondencia con los eventos especializados que organizan la Cinemateca y el ICAIC.

El joven Reynaldo Lastre consideró que la educación artística “se ha frustrado y ha cogido por otro camino”, señalando como esencial la búsqueda de formas de llegar a los espacios de la juventud, para hacerles atractiva la historia del buen arte. Propuso combatir los esquemas del pensamiento binario que impone Hollywood, que provocan rechazo al cine de arte y de ensayo, mediante espacios y programas educativos que brinden las herramientas para que sea el propio espectador quien valore lo bueno y lo malo, independientemente de su nivel académico.

Pedro de la Hoz consideró que el movimiento de cines clubs no está agotado y cuenta con una fuerza fundamental, que es un espacio de socialización para personas con cierto grado de educación, por lo que se deben buscar las maneras de explotarlo de manera inteligente. Coincidió en la existencia aún de un divorcio entre los medios –incluyendo la programación de la televisión nacional– y la crítica, el debate y la información artística de valor, por lo que debe continuar trabajándose para facilitar desde ellos la apreciación cultural de las masas.

César Gómez reflexionó sobre los cambios económicos sufridos en las décadas recientes y el resultado de la crisis en las estructuras y los poderes adquisitivos de la población. Sin embargo insistió en que, en un país que está reconstruyéndose, la educación juega un papel fundamental para el empoderamiento cultural de la nación y debe lucharse con fuerza contra el impuesto divorcio entre cultura y educación, superando los errores del pasado.

Otras intervenciones llamaron la atención sobre el gran desafío de la actualización en las decisiones culturales, alejadas del “pensamiento analógico” que en la actualidad resulta anacrónico; la necesidad de actualizar también el modelo cultural de la nación y seducir a los jóvenes en función del buen arte, con el reto de saber mirar desde ellos y no desde el supuesto saber adulto de tener la verdad pues la imposición solo crea rechazo; invertir lo necesario en la promoción de productos culturales y los servicios de creación de valores, para hacerlos atractivos al gran público y encontrar el camino de “glamourizar” el pasado valioso; tender puentes entre las nuevas generaciones y lo que se ha hecho en la historia del cine, ante un mapa que se presenta complejo e interconectado.

Al final de la tarde, tras ese intenso debate, Jaime Gómez Triana, Rudell González Muñoz y Rafael de la Osa presentaron el panel “Experiencia de la Asociación Hermanos Saíz y Cubarte”, como ejemplo de maneras de hacer creativas en ese contexto. La Asociación Hermanos Saíz (AHS), abundó en el proyecto Memorias, de difusión de la mejor filmografía mundial, y Cubarte aportó sus experiencias en las redes sociales que ilustraron la importancia de tomar la iniciativa, con los recursos disponibles, para abrir caminos de acceso general al buen arte.

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