La necesidad de
modernizar el movimiento de Cineclubes en todo el país y de
actualizar la actividad de la Cinemateca de Cuba surgieron como
demandas esenciales en el panel “Cineclubismo, Cinemateca en los
nuevos tiempos”, que sesionó en la tarde del viernes 31 de octubre
en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba como parte del Foro “Consumo
Cultural en Cuba: arte, cultura, educación y tecnología”, con la
moderación de Magda Resik.
El escritor e
investigador Juan Antonio García Borrero al hacer la introducción
de la sesión, destacó el privilegio que ha tenido el público
cubano de contar con una Cinemateca “de lujo” que, a pesar de los
problemas de visibilidad que enfrenta, es una institución que tiene
que seguir existiendo y mostrando los mejores valores humanos con el
caudal de importantes películas que cuenta.
El “cineblubismo”,
que tuvo su momento dorado en otros tiempos –sobre todo en el
interior del país y algunos contextos universitarios–, también
confronta un serio problema de invisibilidad en el contexto cultural
actual, por lo que indicó que ve a ambos casos con un “optimismo
trágico”, entre su importancia y la situación en que se
encuentran.
Al hacer la
presentación del panel, el crítico de cine Luciano Castillo
consideró ambas expresiones como fundamentales en la apreciación
cinematográfica del público y, a pesar de que no sean
manifestaciones de grandes masas, contribuyen considerablemente a la
cultura popular y a enfrentar la homogenización del gusto.
Particularizó en el
caso de los Cine Clubes y lamentó que hayan ido desapareciendo pues,
además de ser un medio para promover y profundizar en lo mejor de lo
que se hace en el cine –como opción cultural que muestra aquellos
filmes rechazados por la cultura comercial y la imposición de los
estrenos–, es algo más que proyectar películas y se convierte en
un sitio de diálogo y encuentro, que contribuye a saciar la avidez
por un cine de mejor calidad.
Consideró que la
apreciación cinematográfica está obligada a enfrentar la
modernidad, que como tendencia ha desplazado del soporte público al
privado la mirada de los audiovisuales, y se deben encontrar vías
creativas para atraer a ese espectador cualitativamente superior.
Lugares como las sedes provinciales de la UNEAC y las Casas del Joven
Creador de la AHS, que cuentan con salas preparadas y críticos con
posibilidades de asumir ese reto, pudieran ser espacios interesantes
a potenciar en todas las provincias.
La experiencia del
Festival Cinemazul, que desde 1994 se desarrolla con gran éxito en
Las Tunas bajo el lema de “Cinedebate, crítica e investigación”,
fue expuesta por su principal promotor Jesús Ávila. Explicó que se
trata de una experiencia única en el país, donde se vive el cine en
toda la provincia –desde los municipios hasta la capital
provincial, en su sede permanente de la Sala Titón–, pues permite
profundizar en diferentes cinematografías y corrientes del cine,
propicia el intercambio entre artistas, realizadores y público,
además de promover el cinedebate en diferentes escenarios sociales,
incluyendo la infancia y la juventud.
El presidente de la
Federación Nacional de Cine Clubes, Lázaro Alderete, ofreció una
panorámica general del movimiento en todo el país, como alternativa
viable al desarrollo de la cultura audiovisual de la población.
Comentó sobre los 25 cineclubes de apreciación y los 32 de creación
con que cuentan como afiliados los cuales, a pesar de las evidentes
limitaciones de recursos, han tenido resultados interesantes –en
dependencia de los lugares donde se han desarrollado– que se han
visto reflejados incluso en premios y menciones en Festivales de todo
el país.
Señaló
dificultades que aún enfrentan, como la falta de apoyo y
coordinación con centros provinciales de cine, el logro de una mayor
socialización e impacto en la sociedad, así como las limitaciones
impuestas por las televisoras provinciales que han retirado los
espacios de cine de su programación y, al ser atendidos básicamente
por sus asociados, permitían una mayor promoción a sus actividades.
Por su parte, Mario
Naíto abundó en el papel de la Cinemateca de Cuba en el gusto
estético de la población. Recordó los tiempos en que una
generación privilegiada de cubanos disfrutó de intensas
programaciones, que contaban con el apoyo del ICAIC para promover lo
más selecto de la historia del cine y coadyuvó a la formación de
un público especializado y culto.
Sin embargo, los
tiempos han cambiado y la tecnología digital ha revolucionado la
forma del consumo audiovisual, a lo que se le suman los problemas
económicos conocidos y la falta de una adecuada promoción de las
actividades de la Cinemateca. Lamentó que ya no existan espacios en
la televisión nacional para estos fines y consideró que la
enseñanza tiene una tarea urgente que desarrollar en la
incorporación de la apreciación estética en la formación de las
nuevas generaciones, donde el cine y la Cinemateca tienen mucho que
aportar.
El público
contribuyó de forma crítica en el debate a contar con importantes
elementos que enriquecieron la percepción de los problemas a
enfrentar y las propuestas que debe presentar en estos temas la
Comisión Arte, Cultura, Educación y Tecnología del VIII Congreso
de la UNEAC, promotora del Foro.
El profesor e
investigador Gustavo Arcos se preguntó si valía la pena lamentarse
de una época y una sociedad que quisimos construir pero que ya está
en el pasado, mientras las nuevas generaciones tienen otras maneras
de interpretar y consumir la cultura. Abogó por pensar en nuevas
formas que incluyan a las generaciones actuales y valoró como una
deuda con el público que gusta del cine volver a contar en la
televisión con un programa como 24xSegundo, que pudieran permitir
una mejor apreciación cinematográfica en correspondencia con los
eventos especializados que organizan la Cinemateca y el ICAIC.
El joven Reynaldo
Lastre consideró que la educación artística “se ha frustrado y
ha cogido por otro camino”, señalando como esencial la búsqueda
de formas de llegar a los espacios de la juventud, para hacerles
atractiva la historia del buen arte. Propuso combatir los esquemas
del pensamiento binario que impone Hollywood, que provocan rechazo al
cine de arte y de ensayo, mediante espacios y programas educativos
que brinden las herramientas para que sea el propio espectador quien
valore lo bueno y lo malo, independientemente de su nivel académico.
Pedro de la Hoz
consideró que el movimiento de cines clubs no está agotado y cuenta
con una fuerza fundamental, que es un espacio de socialización para
personas con cierto grado de educación, por lo que se deben buscar
las maneras de explotarlo de manera inteligente. Coincidió en la
existencia aún de un divorcio entre los medios –incluyendo la
programación de la televisión nacional– y la crítica, el debate
y la información artística de valor, por lo que debe continuar
trabajándose para facilitar desde ellos la apreciación cultural de
las masas.
César Gómez
reflexionó sobre los cambios económicos sufridos en las décadas
recientes y el resultado de la crisis en las estructuras y los
poderes adquisitivos de la población. Sin embargo insistió en que,
en un país que está reconstruyéndose, la educación juega un papel
fundamental para el empoderamiento cultural de la nación y debe
lucharse con fuerza contra el impuesto divorcio entre cultura y
educación, superando los errores del pasado.
Otras intervenciones
llamaron la atención sobre el gran desafío de la actualización en
las decisiones culturales, alejadas del “pensamiento analógico”
que en la actualidad resulta anacrónico; la necesidad de actualizar
también el modelo cultural de la nación y seducir a los jóvenes en
función del buen arte, con el reto de saber mirar desde ellos y no
desde el supuesto saber adulto de tener la verdad pues la imposición
solo crea rechazo; invertir lo necesario en la promoción de
productos culturales y los servicios de creación de valores, para
hacerlos atractivos al gran público y encontrar el camino de
“glamourizar” el pasado valioso; tender puentes entre las nuevas
generaciones y lo que se ha hecho en la historia del cine, ante un
mapa que se presenta complejo e interconectado.
Al final de la
tarde, tras ese intenso debate, Jaime Gómez Triana, Rudell González
Muñoz y Rafael de la Osa presentaron el panel “Experiencia de la
Asociación Hermanos Saíz y Cubarte”, como ejemplo de maneras de
hacer creativas en ese contexto. La Asociación Hermanos Saíz (AHS),
abundó en el proyecto Memorias, de difusión de la mejor filmografía
mundial, y Cubarte aportó sus experiencias en las redes sociales que
ilustraron la importancia de tomar la iniciativa, con los recursos
disponibles, para abrir caminos de acceso general al buen arte.
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