martes, 21 de febrero de 2012

El silencio no es educación sexual

La tercera edición del Diccionario Básico Escolar, publicado por la Editorial Oriente y el Centro de Lingüística Aplicada de Santiago de Cuba, ha sido anunciada con entusiasmo por los medios de prensa como uno de los libros más esperados en la recién clausurada XXI Feria Internacional del Libro Cuba 2012.
Sin embargo, para mi sorpresa, entre sus 10 600 palabras no se encuentra el término “sexualidad” y, mucho menos, “heterosexualidad”, “homosexualidad”, “bisexualidad”. Al parecer, nuestros jóvenes y adolescentes – y nuestra población en general – no deben conocer el significado de estas palabras.
El silencio no es educación sexual. En realidad, el silencio es lo opuesto a la educación, sea cual fuere, y es violatorio del derecho a la información basada en el conocimiento científico, uno de los derechos sexuales reconocidos por la Asociación Mundial de Salud Sexual (WAS). El silencio también es violencia, al arrebatar a las personas su derecho de saber.
La palabra “sexual” aparece: “relacionado con el sexo” y agrega: “las relaciones sexuales tempranas no son convenientes”. Como si fuera poco, adiciona otro significado desconcertante: “educación sexual: Enseñanza sobre el sexo que se ofrece, fundamentalmente, a los jóvenes” (el destacado es mío).
No me sorprendió entonces que “mojigato” m “pacato” o “mojigatería” tampoco aparecieran en el Diccionario.
La educación sexual no es la enseñanza sobre el sexo, sino sobre la sexualidad, que va mucho más allá que la mera cuestión biológica e incluye las relaciones humanas, la vinculación social, la diversidad sexual, los roles de género… y tantos otros factores. Además, no sería adecuado circunscribirla a los jóvenes, pues la vida entera – desde nuestro nacimiento hasta la vejez – es un permanente aprendizaje sobre sexualidad ¿nuestras niñas y niños no tienen derecho a la educación sexual? ¿o acaso no cuenta la sexualidad de las personas en la tercera edad?
Es lamentable que se pierda una oportunidad tan favorable, como es este libro buscado por muchas personas, para educar a la población sobre un tema tan importante y de tanto interés para todas y todos. Semejante tratamiento es más lamentable cuando desde 1975, en el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, se estableció la educación sexual como política de Estado y desde 1996 se instituyó este programa en el sistema educacional del país.
Un ejemplo diferente, por suerte, se puede apreciar en la enciclopedia cubana en la intranet “EcuRed” – a la que jóvenes y adolescentes pueden tener acceso a través de la red educativa en sus escuelas y los Joven Club – tiene una amplia explicación de todos esos términos que, no sin inexactitudes, puede dar un acercamiento más informativo a estos temas.
Entonces habrá que buscar una computadora con conexión a la red, y no el Diccionario Básico Escolar, para aprender de sexualidad en las escuelas.

domingo, 5 de febrero de 2012

"El rumbo ya ha sido trazado, ¡avancemos!"

Así culminó el discurso del Primer Secretario, Raúl Castro Ruz, durante la clausura de la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba, el pasado 29 de enero.
En el caso de la diversidad sexual, el rumbo quedó claro en su Objetivo 57: enfrentar los prejuicios y conductas discriminatorias por orientación sexual (incluyendo en su aplicación la identidad de género). Además, el Objetivo 69 orienta a la producción de audiovisuales, a la prensa escrita y a la digital, reflejar con profesionalidad la realidad cubana actual en toda su diversidad, incluyendo explícitamente el tema de la orientación sexual.
Sin dudas, es un éxito histórico: por primera vez el Partido Comunista de Cuba asume una política clara contra la discriminación por orientación sexual, tras décadas de silencio que condujeron a no pocas prácticas homofóbicas, dolorosas para muchos.
Y es una buena señal de voluntad política que se haya mantenido el tema, a pesar de que – entre tantas cosas importantes que contenía el documento – el Objetivo 57 (antes 54) fue el que más observaciones tuvo en la discusión con las bases, con 11 285 – supongo que mayoritariamente negativas –, y que algunas personas amenazaron incluso con entregar su carnet del Partido si era aprobado.
Tal vez esa complejidad política es la que haya impulsado a Eusebio Leal a decir que esto ha sido “lo más avanzado y lo más actual a lo que podamos llegar”, con el apoyo de otras personas que participaron en los debates.
Aunque estoy seguro que podríamos haber logrado mucho más – sobre todo si hubiéramos contado con la posibilidad de educar mejor a nuestro pueblo – lo alcanzado constituye un acto de justicia nacional y un ejemplo de humanismo de la Revolución cubana, con un impacto trascendental hacia lo interno y hacia el exterior.
Además, como dijeron algunos delegados de la Conferencia, ha sido un paso importante a favor de la necesaria unidad nacional, para no seguir excluyendo por motivos que no se justifican en un proceso esencialmente emancipador.
Pero lo que no cabe dudas es que esto es casi el comienzo, fruto de tantos esfuerzos en los últimos años, y queda aún mucho más por hacer.
Cumplir con los Objetivos de Trabajo del Partido, tanto en la no discriminación como en la educación a través de los medios, será vital para – en esta ardua lucha contra siglos de prejuicios – alcanzar nuevos logros: las modificaciones al Código de Familia para reconocer la unión legal entre personas del mismo género, el registro de identidad legal de las personas transexuales sin la necesidad de la cirugía de reasignación sexual, la inclusión de las personas trans en las políticas públicas, cambios constitucionales y mucho más.
¡Avancemos!