viernes, 29 de octubre de 2021

En las comunidades está la esencia de nuestra identidad y de nuestra cultura


Publicado en: http://www.uneac.org.cu/secciones/en-las-comunidades-esta-la-esencia-de-nuestra-identidad-y-de-nuestra-cultura/

Desde hace más de tres décadas existe una organización de la sociedad civil cubana que ha trabajado sin descanso para promover la dimensión cultural del desarrollo a nivel local y comunitario: el Centro de Intercambio y Referencia-Iniciativa Comunitaria (CIERIC).

Con vínculo directo a la Oficina de Trabajo Comunitario de la UNEAC, el CIERIC trabaja con artistas, promotores socioculturales e instituciones para la gestión sostenible de procesos culturales y artísticos, la participación y la incidencia en las agendas de las políticas culturales. Este trabajo, ahora potenciado con mayor énfasis desde el gobierno, lo han podido realizar a través del desarrollo de capacidades, la estimulación de prácticas culturales y la conformación de redes y plataformas en todo el país.

Numerosos han sido los proyectos, ferias y espacios teóricos que surgieron a partir de su desempeño, los que han servido para divulgar las potencialidades del trabajo cultural comunitario y promover la participación de otros actores sociales, además de aprovechar los recursos y saberes de los habitantes de la localidad para solucionar sus problemas sociales y económicos.

Un momento importante para conocer del trabajo que realizan desde sus bases, retroalimentarse con otras prácticas y trazarse nuevos derroteros está próximo a suceder, pues del 28 al 30 de octubre estarán organizando el 10mo. Taller Regional de Intercambio de Experiencias, con carácter presencial y virtual.

Sobre este evento y sobre los 30 años del CIERIC, que celebraron el pasado 23 de octubre, estuvimos conversando con Caridad Pereyó, presidenta de la Junta de esa organización, elegida en su reciente proceso de reestructuración.

¿Cuáles serán las características organizativas más importantes del 10mo. Taller Regional de Intercambio de Experiencias “Cultura y Resiliencia en Comunidad”?

El Taller se desarrollará en el Pabellón Cuba, en La Habana, del 28 al 30 de octubre de 2021, con el día 27 como pre-evento. A partir de las limitaciones que aún nos impone la pandemia de la Covid, y para garantizar la diversidad de participación a nivel de país e internacional, lo realizaremos en modalidad híbrida: presencial (limitada) y virtual (a través de Jitsi Meet y Telegram).

Hasta el momento tenemos inscritos 257 cubanos, con representantes de casi todas las provincias, y participarán 82 extranjeros, con gran presencia de México además de Brasil, Costa Rica, Guatemala y Argentina. El tema central será “Cultura y desarrollo resiliente”, con el objetivo de promover la reflexión y el intercambio acerca de la contribución de la cultura a la resiliencia y facilitar la construcción colectiva de propuestas para la transformación social.

Lo hemos organizado para que cada día se trabaje uno de los tres ejes principales, en este orden: “Contribución del arte y la cultura a los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) en el ámbito comunitario”, “Producción cultural y artística innovadora para el desarrollo territorial resiliente” y “Sinergias y articulaciones para la transformación social”.

Llevamos casi dos años en modo “aislamiento”, como consecuencia de la pandemia ¿cuánto ha afectado a la labor del Centro? ¿Le ha brindado esta experiencia alguna enseñanza al trabajo comunitario?

Realmente ha sido muy retador para nuestra organización, pues trabajamos con grupos, personas y actores de las comunidades y estamos acostumbrados a construir los procesos de manera colectiva. Ha sido un desafío vernos limitados a no poder hacer nada presencial, no poder ir a las provincias, a las comunidades; además, provocó que se ralentizaran los procesos de gestión de proyectos a través de la cooperación internacional.

Tuvimos que reordenarlo todo, negociar con las agencias para que nos permitieran cambiar las actividades, sin que perdieran su esencia, y lograr que los compromisos contraídos no se afectaran. Sin embargo, fueron puestos a prueba nuevos aprendizajes, esa capacidad de reinventarnos y buscar alternativas, que siempre ha caracterizado a nuestro equipo.

Encontramos otras maneras de hacer las cosas, se reforzó la solidaridad, el trabajo colaborativo, con interés de preservar el espíritu de trabajo en equipo aún a distancia. El trabajo no se detuvo: los proyectos realizaron acciones de apoyo a las poblaciones vulnerables, confeccionaron nasobucos, se hicieron conciertos virtuales, diseño y distribución de materiales informativos para el enfrentamiento de la Covid, se aprovechó la tecnología digital para implementar sus actividades con otras modalidades, incluso logrando mayor alcance en algunos casos. Nos reinventamos en la manera de hacer el acompañamiento desde las redes comunitarias con las personas vulnerables.

La pandemia también nos exigió realizar los procesos internos en la modalidad virtual y creamos grupos de WhatsApp para nuestras estructuras, elaboramos y aprobamos nuestra planificación estratégica hasta el 2024 y realizamos un proceso eleccionario que formó una nueva Junta Directiva, sin perder el rigor.

El CIERIC ha llegado a sus 30 años: ¿cuánto cree usted que se ha avanzado en este tiempo y cuáles son los retos para el futuro?

Han sido 30 años de construcción permanente. Nuestra institución surgió en pleno “período especial”, como una iniciativa de pocas personas para contribuir al momento que se estaba viviendo y buscar alternativas. Es un logro que hoy tengamos alcance nacional y un posicionamiento dentro de los actores de la sociedad civil que trabajan el ámbito comunitario y la cultura, con articulaciones en otras instituciones. Hemos creado una concepción metodológica propia, que ha sido enriquecida y validada, lo que nos ha permitido compartirla y socializarla.

También hemos logrado un posicionamiento a nivel internacional, pues participamos de manera activa en el Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe (CEAAL), en la red de Culturas Vivas Comunitarias, en Hábitat y hay un fuerte sistema de relaciones institucionales con gobiernos, académicos y plataformas.

Nos quedan muchas cosas por hacer. No siempre se entiende la cultura en su concepto más amplio, que se reconozca su aporte no solo desde su carácter social – que está claro – sino en su participación en el desarrollo económico de los territorios, porque puede tributar al desarrollo local y participar en cierres de ciclos productivos.

Tenemos otro reto en la cooperación internacional, que cada vez es más reducida y son menos los fondos que las agencias logran captar para proyectos de este tipo, a partir del bloqueo y la propia crisis que estamos viviendo. Sin embargo, el empeño del equipo, de los colaboradores y socios que participan en estos sueños es siempre buscar alternativas que nos permitan el logro de los objetivos propuestos.

Usted hablaba del reciente proceso electoral dentro del CIERIC, del cual usted fue electa Presidenta. A partir de su experiencia en el trabajo comunitario ¿cuáles son los desafíos que tiene por delante?

En el equipo la participación de todos es importante. Tenemos una Junta Directiva diversa donde nos acompaña Rigoberto Fabelo Pérez, quien condujo esa Junta en los mandatos anteriores y va a continuar con nosotros. Eso para nosotros es una fortaleza, porque hay una experiencia acumulada y puesta en función del desarrollo institucional. Tenemos también en la Junta una representación de las tres regiones del país, lo que nos permite dar una mirada general a los procesos que nos estamos proponiendo impulsar.

Nuestra institución, incluso ahora cuando tiene una nueva dirección, va a la par de los movimientos que se están dando en nuestro país de continuidad: preservar lo que hemos logrado hasta ahora, mantenerlo y enriquecerlo desde nuestra perspectiva, poniéndolo a dialogar con el contexto que vivimos.

Hemos visto un impulso reciente en el enfoque del gobierno cubano hacia el barrio: ¿qué papel cree usted que puede jugar el CIERIC en esta estrategia?

Para nosotros es como nadar en el agua, porque eso es lo que venimos haciendo desde hace 30 años. Esa es nuestra esencia, desde que se fundó el CIERIC lo que hacemos es trabajar en las comunidades y para las comunidades. Nos alegra mucho que se esté dando esa mirada, porque facilitará continuar los procesos de articulación con la diversidad de actores que tenemos. Aprovecharemos las oportunidades que nos están brindando las nuevas regulaciones, pues nos dan caminos por los que orientar nuestros proyectos.

Continuaremos apoyando los procesos de formación de capacidades en diversos temas desde la educación popular, pues siempre hemos trabajado desde esa metodología. Creemos que nadie tiene la verdad absoluta y la construcción del conocimiento colectivo es mucho más rico y diverso, donde la cultura juega un papel fundamental.

En las comunidades está la esencia de nuestra identidad y de nuestra cultura, fortalecer esa base es la que nos va a permitir preservar lo que hemos alcanzado hasta ahora. Tendremos que favorecer los procesos de articulación de la sociedad civil cubana y mostrar un modelo de gestión asociativo, pues estas organizaciones también contribuyen a preservar el proyecto social y a revitalizar nuestra cultura, en un momento en que las redes sociales, la globalización, el neoliberalismo están ocupando los espacios que no ocupemos nosotros.

Creo que tenemos que unirnos para juntos avanzar con mayor celeridad, porque nuestro país lo está necesitando.

miércoles, 20 de octubre de 2021

La AHS y la UNEAC siempre fieles


Publicado en: http://www.uneac.org.cu/secciones/la-ahs-y-la-uneac-siempre-fieles/

Un reconocimiento a la necesidad del acercamiento y el aprendizaje mutuo entre jóvenes y consagrados artistas y escritores, aglutinados en la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y la UNEAC, fue el reclamo unánime del encuentro sostenido entre ambas organizaciones en la mañana del martes 19 de octubre en la sala principal del Pabellón Cuba, vísperas del Día de la Cultura Nacional.

El presidente de la AHS, Rafael González, expresó que existía el viejo anhelo de organizar sistemáticamente un diálogo con los galardonados como “Maestros de Juventudes», que incluyera al Consejo de Dirección de ambas organizaciones, y encontraron la ocasión precisa, a propósito del cumpleaños de la Asociación, que es el 18 de octubre.

Pero la propuesta inicial se transformó en un homenaje recíproco que sirvió como oportunidad para entregarle el sello conmemorativo “35 aniversario de la AHS” a un grupo de reconocidos artistas y escritores de la UNEAC, quienes destacaron el papel de esa organización juvenil en la cultura y la sociedad cubana actual.

La Vicepresidenta Primera de la UNEAC, Marta Bonet, dijo que todos los artistas presentes habían pasado, de una u otra forma, por la AHS y siempre guardan buenos recuerdos. Resaltó la necesidad de estos encuentros para “alimentarnos de esa savia juvenil”, tan necesaria en los contextos que vivimos: “debemos nutrirnos mutuamente, para enfrentar los retos artísticos, sociales y políticos que tenemos por delante”, señaló. 

Al tomar la palabra Miguel Barnet, Presidente de Honor de la UNEAC, indicó la importancia de regresar a Nicolás Guillén en estos tiempos, quien siempre será un referente pues creyó permanentemente en las nuevas generaciones. Recordó que en aquellas “aguas turbulentas” de los años 60 del pasado siglo, cuando no era la “disidencia”, sino la contrarrevolución activa la que atacaba con saña el proyecto revolucionario, creó talleres con los jóvenes y encontró en ellos el sustento y el impulso para seguir adelante. A partir de ellos surgió la Brigada Hermanos Saíz, que es el germen de la AHS, proceso que valoró como “un crecimiento moral, ético y espiritual, a partir de las circunstancias tan difíciles que estábamos viviendo”.

“Estamos en un momento decisivo para definir lo que tenemos que defender, si no defendemos la Patria no podemos defender los valores más legítimos de la cultura” y reafirmó que la UNEAC y la AHS siempre estarán hermanadas, no ya como cantera, sino como “esa necesidad de soñar y que los sueños se conviertan en realidad”. Esa causa maravillosa que es la Revolución es la que nos ha traído hasta aquí”, comentó.

Por la tribuna pasaron los artistas y escritores a quienes también se les entregó el sello conmemorativo “35 aniversario de la AHS”: Basilia Papastamatíu, Lesbia Vent Dumois, Juan Piñera, Joaquín Betancourt, Carlos Pérez Peña, Corina Mestre, Caridad Martínez, Vicente Feliú, Iván Pérez, Cesar Pupy Pedroso, Pedro de la Hoz, Pancho González, Lourdes de los Santos, Alberto Marrero, Orlando Bistel y tres que son más jóvenes, con más reciente egreso de la Asociación: Karina Pardo, Lázaro Castillo y Jaime Gómez Triana. Todos agradecieron el alto honor y el compromiso que encierra este homenaje, pues para muchos fue adquirir conciencia de su condición de “maestros”, ya fuera por su obra o por la docencia directa. Jaime destacó el trabajo que ha hecho la AHS por aquellos que empiezan a sentir y expresar su arte, sobre todo las oportunidades que le ha podido ofrecer a “los que están en un recóndito paraje de la geografía insular”.

La UNEAC le entregó a Rafael, como regalo a la Asociación, una pintura que recibió de su creadora, la presidenta de la Asociación de Artistas Plásticos Lesbia Vent Dumois, quien le trasmitió todo el cariño de los artistas con un distinguido corazón en el centro del cuadro. La AHS exhibió un audiovisual que muestra el trabajo que están haciendo los jóvenes en sus centros provinciales, en este caso desde la sede de La Habana en La Madriguera, con dos invitados de diferentes generaciones: el joven poeta Antonio Herrada y el reconocido narrador y poeta Francisco López Sacha. El encuentro terminó con un concierto ofrecido por la Orquesta de Cámara “Habana Camerata”, bajo la batuta del joven director David Pérez Anido, quien recientemente ingresó como asociado a la AHS.

domingo, 17 de octubre de 2021

Conocer las raíces, para no dejar que esta luz se apague


Publicado en: http://www.uneac.org.cu/secciones/conocer-las-raices-para-no-dejar-que-esta-luz-se-apague/

Casa de las Américas ha empezado a retomar sus tradicionales encuentros de importancia cultural y política y en la tarde del viernes 15 de octubre presentó el libro «La ciudad en la colina: ¿será Estados Unidos?” (Ocean Sur, 2021), del Doctor en Ciencias Políticas Abel Enrique González Santamaría, vicepresidente de la Sección de Literatura Histórico Social en la Asociación de Escritores de la UNEAC. Al dar la bienvenida a la insigne sala Ché Guevara de esa institución, su vicepresidente Jaime Gómez Triana agradeció la presencia de historiadores e intelectuales en un lugar que se ha caracterizado, por décadas, de reunir a interesados en la historia de Nuestra América.

Con lenguaje directo, pensado para los jóvenes, el texto se propone contribuir al análisis, reflexión y debate del comportamiento de los Estados Unidos en los últimos años a nivel internacional, su situación interna y las elecciones presidenciales de 2020, con especial reflexión en las proyecciones hacia Cuba y los principales retos del nuevo gobierno. Tomando en consideración algunos artículos publicados por el autor en el periódico Granma y el sitio digital Cubadebate, más otras investigaciones, se expone una rápida y esclarecedora visión sobre el mito del “sueño americano”, la plataforma de “Primero Estados Unidos” de la era Trump y el dilema político de la pandemia, pasando por la Florida y el voto cubanoamericano en el centro de la disputa, entre otros temas.

Al hacer la presentación, el historiador y ensayista Ernesto Limia, vicepresidente de la Asociación de Escritores de la UNEAC, destacó que, a través de un texto relativamente breve y con análisis bien ordenados, el autor nos pone en condiciones de entender a los Estados Unidos en la actualidad, sobre todo en que el fenómeno “Trump” no es una persona, sino una circunstancia en ese país que ha generado una degradación de valores, dentro de una sociedad polarizada que exacerba la arrogancia y la impudicia.

“El libro llega en un contexto necesario”, indicó, para señalar que es el momento en que se está repensando la relación entre las ciencias y la política, donde se hace necesario la participación de las ciencias sociales y humanísticas en la toma de decisiones y la participación de la intelectualidad en la política exterior. “Cuando los yanquis aplican una política de terror psicológico, para debilitarnos y provocar fracciones – apuntando al corazón de artistas y escritores en la búsqueda de mercenarios y buscando más allá, en todos los sectores de la sociedad –, cuando sus órganos de inteligencia están a la ofensiva y utilizan las redes para poner en práctica sus objetivos, tenemos que profundizar en el conocimiento de nuestros adversarios”. En ese contexto, reconoció que “Casa de las Américas está recuperando una vida necesaria: la unidad entre pensamiento y arte, una muestra de que Casa sigue siendo el emblema del pensamiento cultural revolucionario”.

Destacó, como valor agregado del volumen, que el autor formó parte del equipo que “hizo la diferencia” en las relaciones bilaterales, durante el proceso negociador en la Administración Obama; y señaló los múltiples factores que se incluyen en el libro, desde los problemas de la más reciente emigración cubana – formada en nuestras escuelas, que ha tomado una posición furibunda contra la Revolución – hasta las contradicciones que encontramos en la sociedad norteamericana, a las que debemos prestar atención.


Por su parte, el autor agradeció la presencia del presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto; del General de División y Héroe de la República de Cuba, Ulises Rosales del Toro; de la vicepresidenta primera de la UNEAC, Marta Bonet; del Premio Nacional de Historia y Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas, Alberto Prieto; entre otros destacados académicos, intelectuales y periodistas presentes en la sala. Al reconocer las palabras introductorias de Limia, coincidió en la trascendencia que tiene conocer al adversario y para ello hay que ir a sus raíces, entender el credo político en que se fundó la nación norteamericana.

En ese sentido, señaló el rejuego que utiliza con el título del libro, pues desde 1630 el primer gobernador de la colonia de la Bahía de Massachusetts, John Winthrop, dijo que fundarían una “ciudad en la colina” que el mundo vería como un ejemplo a seguir. Ese argumento ha sido llevado y traído, una y otra vez, desde el desplazamiento de la población autóctona, la independencia de las Trece Colonias hasta la actualidad, con un grupo de valores que han tratado de vender e imponer “utilizando desde la fuerza hasta el encantamiento”. “Si hay un país que ha sido el balón de ensayo en sus diferentes etapas, desde George Washington hasta Biden, ha sido Cuba”, pues todos han tenido una mirada expansionista hacia nuestro país.

Reconoció el privilegio que tenemos de haber tenido a dos de los más grandes conocedores de la sociedad estadounidense: José Martí, el apóstol de la independencia, y Fidel Castro, el Comandante en Jefe. “Martí tuvo la genialidad de ver más allá de lo que cualquier viajero y analizar con profundidad lo que pasaba dentro de la sociedad norteamericana con sus ‘Crónicas’, que son reveladoras; Fidel fue capaz de desafiar la hegemonía de Estados Unidos en la región y hacer una Revolución autóctona, originaria, que es lo que no nos perdonan”, señaló.

Al hacer un recorrido por algunos aspectos que trata en el libro, resaltó la perspectiva doméstica y electoral que tiene el tema Cuba en la política norteamericana, desde hace décadas; la falacia del “modelo” que tratan de vender, donde mueren cada día más de 90 personas como consecuencia de las armas de fuego; los postulados de la Ley Helms-Burton y sus programas de “democracia” en Cuba, que promueven marchas, exposiciones, becas de entrenamiento y han dedicado más de mil millones de dólares en las últimas décadas para destruirnos; el uso de la radio y las redes “antisociales”, llenas de odio y división, dirigidas a crear dudas en la población y dividirnos; entre otros.

Para concluir, recordó el discurso que realizara Raúl Castro – martiano y fidelista hasta la raíz – durante su visita a esa sala de Casa de las Américas en 1959, cuando se comprometió a no dejar que se apague la luz de la Revolución cubana para los pueblos hermanos de América Latina y el Caribe. “Si seguimos unidos y batallando desde las posiciones que nos corresponde, bajo el liderazgo actual de la Revolución e inspirados en nuestras raíces, no dejaremos que esa luz se apague”, reafirmó.

«Pensar en colores» para acabar con el racismo


Publicado en: http://www.uneac.org.cu/secciones/pensar-en-colores-para-acabar-con-el-racismo/

La necesidad de romper prejuicios de carácter ideológico y lograr un debate de amplitud social contra el racismo, desde la comunidad académica hasta el barrio, fue la principal preocupación que se expresó en el intercambio suscitado con la presentación del libro Pensar en colores (con el sello Ciencias Sociales, 2019), de Bienvenido Rojas, durante la mañana del viernes 15 de octubre en la explanada de la sala Villena de la UNEAC.

Con el respaldo de la Comisión Aponte, el texto recoge un grupo de conversaciones – unas veces más íntimas, otras con mayor activismo político – que sostuvo el autor con varias personalidades de la cultura en nuestro país para acercarnos a la complejidad del racismo en sus varias facetas. Anécdotas, reflexiones y experiencias son conducidas por el autor en un lenguaje coloquial, desde las perspectivas académicas de intelectuales como Eduardo Torres Cuevas, Zuleica Romay o María del Carmen Barcia hasta las opiniones y vivencias – no menos importantes – de escritores y artistas como Hilda Oates, Alberto Guerra Naranjo, Georgina Herrera o Francisca «Panchita» Ulloa, biznieta de Mariana Grajales, entre otros.

Al hacer la introducción, Irina Pacheco, jefa de redacción de Pensamiento Social en la editorial Nuevo Milenio, resaltó que, a pesar de la demora en su publicación – en parte por la pandemia -, la editorial se ha vestido de lujo con este texto, pues recoge la historia de las luchas de clases y las relaciones de poder en el recurrido tema del racismo, las desigualdades y las diferencias sociales, a partir de la reproducción de estereotipos discriminatorios. Resaltó lo acucioso que fue Bienvenido en sus preguntas, a partir de su amplia experiencia periodística, lo que permite al lector tener de primera mano una visión amplia y diversa de este fenómeno, que define la representación de nuestro imaginario en el tema racial.

Comentó que, como parte de la presentación del libro y siguiendo la tradición de textos con una alta incidencia social, la editorial ha previsto realizar próximamente un panel en la Casa del ALBA Cultural titulado «Cultura, lucha de clases y conflicto racial en Cuba», que incluirá voces claves de especialistas en el tema como Esteban Morales, María del Carmen Barcia, Heriberto Feraudi y Tomás Fernández Robaina, entre otros.

El prologuista del libro y vicepresidente de la Comisión Aponte, Rolando Julio Rensoli, se refirió al autor como «pionero» en el intento de lograr una mayor visibilidad de los temas raciales en los medios cubanos, a través de la sección que tuvo sobre el tema en Radio Taíno. «Aunque aún estamos lejos de reflejarlo de la manera que se debiera», señaló que su trabajo inició un camino que va abriendo espacios en nuestro entorno mediático.

«Es un libro necesario y no se trata de uno más sobre el tema», reafirmó: es un libro de entrevistas a personas que tienen cosas importantes que decir, pero enriquecido con los comentarios y reflexiones del autor, que toma partido y se convierte en pieza clave de la narración. Además, comentó del cúmulo de acciones que se realizan desde la Comisión Aponte y el Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, chequeados sistemáticamente por la máxima dirección del país, además de las iniciativas culturales (textos, multimedia, series televisivas) con diferentes enfoques, en especial sobre la figura de José Antonio Aponte, y varios libros previstos a ser publicados por la editorial Nuevo Milenio, tanto en versión digital como impresa.

Por su parte, Bienvenido Rojas dedicó sus primeras palabras a la periodista e historiadora Leyda Oquendo Barrios, quien lo introdujo en este «mundo fascinante y polémico» y de quien aprendió que, para adentrarse en él, hay que estudiar mucho. Consideró al libro como un acercamiento al tema, pues quedan muchas aristas por tratar y la mejor manera de lograrlo será a través de un debate social más amplio, que permita crear una conciencia colectiva al respecto. En ese sentido, adelantó que, en un próximo libro que tendrá un carácter más autobiográfico, tratará una perspectiva que le parece importante: el ambiente que se genera en los barrios más pobres y la marginalidad, que en muchos casos limita las posibilidades de desarrollo de sus habitantes, a pesar de las oportunidades que puedan tener.

El debate con el público fue iniciado por la destacada periodista e investigadora del Instituto de Investigación Cultural Juan Marinello Gisela Arandia, quien lamentó la falta de consenso social que persiste con el tema racial pues, a pesar de los reiterados llamamientos que han hecho los principales líderes de la Revolución – desde el triunfo hasta la actualidad –, sobreviven reticencias a tratarlo con la fuerza que necesita. Es por eso que lo señaló como una tarea fundamental, aunque sea una utopía, para visibilizarlo y se establezca un diálogo abierto, desde las familias hasta el conjunto de la sociedad. “Un país que ha amado tanto a África, de donde nos vienen raíces esenciales, y que ha hecho una Revolución, que significó una gran transformación social en todos los terrenos, necesita despojarse de esa discriminación”, señaló para concluir: “el socialismo es incompatible con el racismo”.

El economista y politólogo Esteban Morales consideró que es un tema difícil, como difícil fue la esclavitud de donde nació y aún sufrimos sus consecuencias más de 400 años después. Coincidió con la necesidad de abrir el debate, pues desafortunadamente se evita mirar de frente al tema, y lo calificó como un problema ideológico en el que todos debemos poner nuestro granito de arena para darle un impulso definitivo.

Destacó asimismo la importancia del valor ético en esta lucha y el papel de los medios masivos y los productos comunicativos, responsables de expresar una representación simbólica sobre la racialidad.

Otros participantes intervinieron además sobre la necesidad de promover la investigación y luchar contra el conformismo, de creernos que la vida es corta y no vale la pena dar la batalla; la importancia de hacer llegar estos libros al barrio, pues está escrito con un lenguaje popular y creíble, lo que coadyuvará a buscar soluciones dentro de las comunidades; el valor de promover el conocimiento de la historia de héroes negros y mestizos que murieron por la Revolución y sufrieron atroces torturas, como Gerardo Abreu Fontán; entre otras ideas que reafirmaron la convicción de que “con esta presentación no culmina el éxito de Bienvenido, pues no es un libro que deba quedarse en una librería”.

El presidente de la Asociación de Escritores, Alberto Marrero, agradeció a Bienvenido por el texto y el debate que ha generado, que reafirma la importancia de la UNEAC como un espacio de análisis con amplitud y libertad ante las preocupaciones sociales, siempre con sentido crítico y gran dosis de optimismo. Enfocó el tema como una lucha cultural e ideológica, con un proceso evolutivo, y coincidió con que la educación tiene que empezar en la escuela, como sucede con otras luchas sociales pendientes de igual naturaleza. Recordó que en Cuba no se hubiera hecho la guerra de independencia sin la fuerza de negros y mulatos, desde los soldados hasta la oficialidad, por lo que es fundamental dar la batalla contra el racismo y poner en práctica todas las ideas que surjan en este sentido.

jueves, 14 de octubre de 2021

La trova en su día sagrado

Publicado en: http://www.uneac.org.cu/secciones/la-trova-en-su-dia-sagrado/

Una «cofradía» de trovadores de varias generaciones acudió al llamado de Vicente Feliú, la tarde de este miércoles 13 de octubre en la sala Villena de la UNEAC, para emprender lo que ha denominado «El día sagrado de la trova». Un encuentro informal, fluido, intimista, con un torrente de buena música, poesía, anécdotas y confidencias a golpe de guitarras – como solo puede ser una tertulia de esta naturaleza – que tiene el objetivo, según Vicente, de «vernos las caras, saber qué estamos haciendo, escucharnos y compartir, que es la mejor manera de que surjan nuevas ideas… no pretendo más que eso».

La idea surge, recordó, a partir de unos encuentros con similares características que organizó con Lino Betancourt en la Casa de la Trova de San Lázaro, allá por los años 90 del pasado siglo. El primero de ellos se realizó un martes 13, con tan buena suerte que decidieron declarar los días 13 como “día sagrado” para la trova y continuaron realizándolos mensualmente hasta que ese centro fue cerrado. Sin embargo, se logró una serie de intercambios con trovadores, intérpretes y “trovadictos” que despertó un hermoso espíritu trovadoresco y un rescate de nuestras raíces.

“Los trovadores somos de una estirpe extraña”, dijo, con una serie de características claramente identificables: una de las más importantes es ser muy leales a la patria. “Eso nos une a todas las generaciones: ser trovador es ser patriota, pues la trova nace con la nación cubana”, reafirmó. Orlando Vistel, presidente de la Asociación de Músicos – que fue la coordinadora de este encuentro en la UNEAC –, coincidió al insistir que “no hay como la trova para ese espíritu de unidad con la patria, que es tan necesario”, y Marta Campos añadió que no es por gusto que esta tertulia se realice en el contexto de las jornadas por el Día de la Cultura Nacional, pues “Cuba es el ser de todos nosotros”.

Canciones conocidas y nuevas de figuras consagradas como Ángel Quintero, Rita María del Prado, Heidy Igualada y del propio Vicente se unieron a la declamación de Corina Mestre con poemas de Wichi Nogueras y Fayad Jamís. Marta Campos cantó un poema del Héroe de la República Antonio Guerrero – también presente en el público – y lo convidó a que recitara, quien leyó los sonetos que escribió en “el hueco” de la prisión de Miami, donde cumplió parte de la sentencia. Jóvenes trovadores como Rey Montalvo, el Dúo Iris, Eric Méndez también se sumaron al contagioso espíritu trovadoresco junto a Mauricio Figueiral, Ihosvany Bernal, Juan Carlos Pérez, Alejandro Valdés, entre otros.

La Vicepresidenta Primera de la UNEAC, Marta Bonet, y el Vicepresidente Pedro de la Hoz igualmente corearon canciones que ya forman parte de nuestra tradición musical y felicitaron a Vicente por la iniciativa, que se suma a la reanimación del ambiente cultural en la UNEAC después de tanto tiempo de limitaciones por la situación epidemiológica. Se recordaron también otras fechas señaladas alrededor de este día, como los 70 años de Sarah González, los 75 de Noel Nicola y Eduardo Ramos, los 50 del grupo musical Manguaré y el 54 aniversario del asesinato del Ché.


En conversación previa con este sitio web Vicente comentó que, independientemente de proyectos personales y peñas que tienen algunos, el encuentro de trovadores se había perdido en los últimos tiempos y por eso surge la necesidad de verse, escucharse y saber que “aún nos mantenemos guerreros”. En este primer momento “es algo interno, sin micrófonos”, aunque entre sus expectativas está mantener y promover el vínculo con poetas, actores y actrices, gente que está muy cercana a la trova.

Marta Campos indicó que en tiempos de pandemia se ha creado, se han hecho cosas y llegan nuevas ideas, sobre todo por la importancia de mover el espíritu entre los creadores. Valoró este como el punto de partida, cumpliendo con las medidas establecidas, pues “si hubiéramos dicho que íbamos a hacer una trovada, esto se llena de personas”. Pero no es el momento ni la idea, expresó: el objetivo es no perder el vínculo y mantenernos vivos, “tenemos necesidad de volver a tener esa conexión”.

“Todos hemos hecho cosas a pesar de la pandemia”, dijo Rita María, tanto en la parte individual como colectiva, como los proyectos con trovadores más jóvenes y con personas autistas que ella tiene; “nos hemos unido y hemos ido a lugares a trabajar en los barrios, en apoyo al proceso de vacunación, por ejemplo”, resaltó Augusto Blanca, porque para el trovador se le hace más fácil moverse a lugares que cuando hay formato de grupo lleva más requisitos; además de los conciertos on-line y el trabajo que se hace en las redes. “Han sido tiempos muy duros, pero tenemos un mundo muy especial, muy creativo… y, mientras tengo la guitarra cerca, voy p’arriba de ella y me pongo a trabajar”, reafirmó Marta.

viernes, 8 de octubre de 2021

Sesiona la Comisión de Economía de la Cultura, Mercado y Turismo de la UNEAC


Publicado en: http://www.uneac.org.cu/secciones/sesiona-la-comision-de-economia-de-la-cultura-mercado-y-turismo-de-la-uneac/

La necesidad de elaborar una estrategia de desarrollo cultural para el turismo y la importancia de trabajar en la capacitación de quienes toman las decisiones en las instituciones, a todos los niveles, para actuar en sintonía con la necesidad de los artistas, fueron algunos de los más importantes elementos del debate en la reunión de la Comisión de Economía de la Cultura, Mercado y Turismo, realizada en la tarde del jueves 7 de octubre en la sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC.

El reconocido actor y humorista Luis Enrique (Kike) Quiñones, presidente de la Comisión, señaló que, a pesar del largo período de reposo de estos encuentros – como consecuencia de la situación epidemiológica en el país – no ha habido descanso en el tratamiento de los acuerdos del IX Congreso de la organización y de la propia Comisión. Reuniones a diferentes niveles, que incluyó un encuentro con el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, han sido acciones que se han tomado en estos meses de intenso trabajo.

De estos intercambios se ha identificado como uno de los retos a trabajar la falta de conocimiento sobre regulaciones aprobadas o implementadas y, como consecuencia, la ejecución de prácticas inadecuadas que son motivo de quejas de los artistas. Por ello ha surgido la propuesta de realizar talleres o conferencias con los decisores en las instituciones que se relacionan con estos temas, a todos los niveles y en las diferentes áreas, para trabajar de conjunto en las necesidades de los artistas y satisfacer sus demandas. Al respecto, solicitó que los miembros de la Comisión elaboren insumos sobre los cuales trabajar una propuesta concreta que pueda darle inicio a este proceso, el que podrá ser enriquecido con posterioridad.

Diversas opiniones de los presentes, que incluyeron al músico Giraldo Piloto; a la profesora Laura Vilar, directora del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana; al director de CINESOFT, Iván Barreto; y a la Dra. en Ciencias Económicas, Tania García; trataron varias aristas del problema y otras preocupaciones, como la inestabilidad económica en el país y las repercusiones en los gastos e ingresos de los artistas y su personal de apoyo; la ampliación del turismo internacional y su inserción en las comunidades, que plantea un reto importante para el producto cultural que se oferta no solo en los polos turísticos; la importancia de tener en cuenta las particularidades y la autenticidad de cada lugar, para ofertar un producto cultural de calidad, de acuerdo a sus características propias; y la necesidad de establecer todas las alianzas posibles, como la mejor manera de enfrentar las dificultades que se presentan.

También se trató la reducción en la posibilidad de acceso de la población a los productos culturales, como consecuencia de la difícil situación económica que atraviesa el país y las repercusiones de la pandemia; la necesidad de buscar vías de mantener el sistema institucional de la cultura, a partir de la obra que ha realizado la Revolución y que no se puede perder; la transformación mundial hacia los medios digitales y el impacto que tiene en nuestros procesos culturales; asimismo, la protección salarial, el pago de los creadores y las tarifas que establecen las instituciones.

Otros elementos analizados por la Comisión fueron la necesidad del esclarecimiento de la política cultural, que garantice un engranaje donde todos trabajen por el mismo propósito, incluyendo el turismo; el necesario equilibrio entre lo popular, lo que más se disfruta, y la imagen del país hacia el exterior, sea al turismo o en el extranjero; la pérdida de espacios culturales para ser transformados en otras fuentes de ingreso, con la consiguiente pérdida de su valor en la formación cultural de la población; el movimiento del país hacia el empoderamiento de los municipios, como eslabón esencial en la economía territorial, y la inserción de los intereses culturales en ese espacio; entre otras preocupaciones.

En las conclusiones, el presidente de la Comisión insistió en la importancia del aporte de los miembros para diseñar una propuesta concreta, que garantice avanzar en la solución de los problemas que se identifiquen.

Recordar a Marta Rojas, la indomable


Publicado en: http://www.uneac.org.cu/secciones/recordar-a-marta-rojas-la-indomable/

Una mañana de recuerdos y anécdotas, cargadas de admiración y cariño, fue el homenaje de la UNEAC a la inolvidable periodista y narradora Marta Rojas, este jueves 7 de octubre en la sala Rubén Martínez Villena. La Asociación de Escritores convocó a varias personalidades de la cultura, que fueron sus amigos más cercanos, para hablar sobre ella con regocijo porque, a pesar de expresar el dolor por su reciente partida, es la única manera de recordar a una persona que amó tanto la vida.

Al hacer la presentación, el presidente de la Asociación de Escritores, Alberto Marrero, destacó los 93 años de su fecunda vida y obra como un ejemplo para periodistas, escritores y revolucionarios. “Nos hizo creer que sería eterna”, expresó, y señaló su dinamismo, su fuerza y energía inagotables, su cualidad de narradora curiosa e insaciable en el conocimiento para su creación artística.

El Premio Nacional de Literatura y Presidente de Honor de la UNEAC, Miguel Barnet, fue el primero en resaltar que a Marta solo se puede despedir con alegría, pues era muy sarcástica en su vitalidad y creatividad infinita, lo que tanto le admirara. “Agotó lo posible y lo imposible”, dijo, pues no tenía conciencia de su edad, ni de la muerte, ni de las enfermedades y llevó la vida con una fuerza tal, incluso en los momentos más difíciles, que la hicieron una persona maravillosa, imposible de olvidar.

El Premio Nacional de Cine, Senel Paz, recordó su vida alegre y entusiasta, con toques de dureza ante las injusticias y lo mal hecho. Resaltó la preocupación que tenía por los aspectos técnicos y narrativos de su obra, atenta a las observaciones que recibía de sus amigos, las que devolvía con una variante muy propia y convincente. Señaló el valor extraordinario que le otorgaba a la trama en sus novelas, pues prestaba mucha atención que sus obras fueran de interés para el lector, y recordó su entusiasmo con la última que escribió, que dejó terminada y lista para impresión. “Ella era la permanente alegría, la positividad y el pragmatismo, así nos seguirá acompañando”, concluyó.


La cineasta e investigadora Rebeca Chávez comentó la relación de Marta con el cine y otra de sus pasiones importantes: Vietnam, pues los recorridos que hiciera por ese país desde los años 60, como corresponsal de guerra, le permitieron tener un conocimiento desde una perspectiva diferente, de vivencias humanas, que era la historia que prefería contar. “Ella fue la que más le reveló a Santiago Álvarez lugares y características de Vietnam, que le permitieron tener una visión distinta para hacer su documental”, resaltó, además de compartir los mismos sentimientos de generosidad que el resto de los amigos, a quienes escogió como su familia.

La también Premio Nacional de Literatura Nancy Morejón pidió una licencia poética para calificarla como una escritora “polar”, pues su vida y su obra siempre se movió en los polos, en momentos trascendentales que no perdió oportunidad para reportar y, desde ahí, entrar en la narrativa. “Nos deja una escritura muy valiosa”, señaló, y propuso recoger en cinco tomos – aunque sea en formato digital – su legado periodístico y literario, centrado en: el juicio del Moncada y sus variaciones; una recopilación de sus crónicas; artículos y entrevistas varias; todas sus reflexiones sobre Vietnam; y una selección de su obra narrativa. Se le ocurrió como nombre para esa antología “El columpio de Marta Rojas”, en referencia a su primera novela titulada “El columpio del Rey Spencer”, un modo muy suyo de entender el Caribe, donde mezcla las culturas de Jamaica, Haití con las lomas de su Santiago de Cuba.

La poeta y narradora Marilyn Bobes la recordó como una mujer excepcional que no cabe en palabras, con “una juventud que no puede medirse con los años, sino en un estado secreto del alma donde ella fue maestra”. Al calificarse como “una de sus mejores amigas”, compartió testimonios de su generosidad y lealtad con esa selección de amigos-familia que hizo en vida, donde la pasión por el periodismo y la literatura era compartida también por su gusto a las pizzas, las cervezas y las telenovelas. Resaltó que era muy cuidadosa con las apropiaciones en sus obras, donde la realidad y lo insólito se mezclaban magistralmente. “Valiente como pocas, tuvo una salud de hierro y la forma en que amaba la vida no la he visto en muchas personas”, señaló.

Por su parte, el Vicepresidente de la UNEAC, Pedro de la Hoz, coincidió en que Marta nunca pensó en la muerte, “por eso la estamos recordando como una persona viva y siempre la recordaremos como la indómita”. Destacó la intensa relación que tuvo con el mundo de la cultura, que no se limitó a la literatura, pues tuvo relaciones memorables con artistas plásticos como Fuster o Flora Fong (también presente en el homenaje), con músicos como José Luis Cortés (“El Tosco”) y NG la banda, con Nicolás Guillén y la Fundación que lleva su nombre, entre muchos otros.

“Indómita, rebelde y con una energía increíble”, insistió, para subrayar su vínculo indisoluble con la UNEAC y recordar su reciente participación en las conmemoraciones por el 26 de julio y el 60 aniversario de la organización, sobre todo su llamado a la responsabilidad en el trabajo con los más jóvenes. Tras leer y agradecer al canciller vietnamita la hermosa carta que enviara, con motivo del fallecimiento de Marta, pidió culminar el homenaje con un fuerte aplauso, como se le hace a los grandes artistas.

También se encontraban presentes en la velada el presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto; la vicepresidenta primera de la UNEAC, Marta Bonet y demás vicepresidentes; y la Primera Secretaria de la Embajada de Vietnam en Cuba y otros funcionarios y amigos.

jueves, 7 de octubre de 2021

Celebrar el beisbol como patrimonio cultural de la nación


Publicado en: http://www.cubacine.cult.cu/es/articulo/celebrar-el-beisbol-como-patrimonio-cultural-de-la-nacion-parte-i

Norberto Codina es una de esas personas que no pasan inadvertidas y, una vez que lo conoces, se hace imposible relegar. No me refiero a su envidiable trayectoria cultural: más de una docena de poemarios publicados, premios literarios y de periodismo, además de haber sabido dirigir durante más de 33 años la revista La Gaceta de Cuba, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), una publicación trascendental en el ambiente cultural cubano.

Hombre locuaz y profuso en reflexiones sustanciosas, no emite una opinión sin argumento y, al conversar, va relacionando sus inquietudes con simpáticas anécdotas, historias paralelas y análisis juiciosos que, al final, es imposible no coincidir con él. Amigo de sus amigos, no olvida detalles de cuantos le han ayudado en cada logro que ha alcanzado, o en los que él propicia. Con su gracia natural, conversar con él se convierte en una experiencia divertida y amena.

A propósito de la próxima presentación de su más reciente libro, Cuando el beisbol se parece al cine ―publicado por Ediciones ICAIC ―, Norberto accedió amablemente a compartir con Cubacine algunas de las expectativas y recalcó que es un libro sobre beisbol como patrimonio cultural de la nación, con capítulo fundamental en el cine. Escogió para esta entrevista los jardines de la UNEAC, donde él se siente como en su casa después de que ―con la irreverencia de los adolescentes― allá por los finales de los años sesenta del pasado siglo tocara a la puerta de la oficina de Nicolás Guillén para conocerlo. 

Conversó también sobre otros temas con total desenfado: pandemia y cultura, los eventos virtuales y el valor de lo presencial, divertidas anécdotas de su relación con el cine ―incluso su breve incursión como actor―, su pasión por los deportes y el dilema beisbol/futbol, entre otros, con los que demostró el amplio diapasón de su conocimiento cultural y el empuje con que ha vivido las últimas tres décadas. Estas fueron sus palabras.

Codina, quiero comenzar con un tema inevitable en estos momentos: la pandemia, ¿la has enfrentado aislado y tranquilo, o te has mantenido activo?

Todos hemos sufrido la pandemia, aunque en mi caso lo he sobrellevado mejor de lo que podría ser el promedio. Me gusta decir que tenemos que cuidarnos de la pandemia, pero también tenemos que cuidarnos de la tristeza, esa que llega inevitablemente a partir de la pérdida de amigos, conocidos, seres queridos…, incluso de personas que uno ha conocido durante años y, a pesar de no haber tenido esa relación tan estrecha, su ausencia repentina te marca más de lo que pensabas.

No poder sociabilizar indiscutiblemente ha descentrado nuestras vidas, nos ha descolocado. Yo soy un hombre de rutinas y me he ido reorganizando para ajustarme a estos tiempos, aprovechando el tiempo en la computadora con mis lecturas, pero sin dejar de hacer mis actividades puntuales. No me he recluido completamente en la casa y he tomado todas las medidas.

Al principio de la pandemia, en abril del año pasado, publiqué un texto en La Jiribilla donde decía que se debía hablar de aislamiento físico, no de aislamiento social. Socializar implica conectarse por teléfono, por el celular, por la computadora, estar al tanto de todo lo que está pasando por los medios de difusión, intercambiar proyectos culturales. A esa condición del ser humano no se puede renunciar. Aunque estamos empezando ahora una etapa recuperativa, deberán mantenerse el nasobuco y las demás medidas, porque esto nos va a acompañar un buen tiempo.

Este tema de la pandemia es algo que marcó a mi familia desde que yo no era ni un proyecto, me ha acompañado como una leyenda familiar. En otra crónica de La Jiribilla, más reciente, comentaba que mi abuela materna murió en Manzanillo en 1918 producto de la llamada “gripe española”, que en mi familia se llamaba “la influenza del dengue”. Mi madre, que era la más chiquita de cuatro hermanos, y solo tenía dos años, ni siquiera llegó a conocer a su madre.

Tendremos que sobreponernos a esto entre todos, y el arte, la literatura, la cultura en general (incluyendo los deportes) es una de las herramientas que tenemos para sobrevivir a esta tristeza profunda. Cuando se puedan organizar eventos presenciales de nuevo, podremos enfrentar los fuertes efectos psicológicos después de la pandemia. Estoy pensando, sobre todo, en los niños: su aislamiento de la escuela, de sus juegos diarios y de la práctica de deportes, que son un componente psicológico fundamental en la formación de la infancia y la juventud, es una deuda de la sociedad que todavía está por ver.

Se habla mucho de lo que va a quedar “para siempre” ―en el sentido del ciberespacio, las clases a distancia, los eventos virtuales―. Todo eso suena perfecto, pero ningún evento virtual va a sustituir una lectura de poesía con, aunque sea, no pido más, un público de diez personas: la cuestión presencial no es sustituible.

Algo que nos convoca pronto: la presentación de mi libro más reciente, que estaba programada para ser virtual. Yo agradecí cuando me hablaron de otra presentación presencial, con audiencia limitada y por invitación, claro. Eso es algo que siempre debemos preservar.

Con la experiencia que tienes, me gustaría saber tu opinión sobre la relación entre pandemia y cultura. ¿Cuánto ha impactado y cuánto nos impulsa a cambiar conceptos que teníamos preestablecidos?

El impacto es indudable. Ha pasado algo curioso con la pandemia: como el ser humano por naturaleza es fetichista y juega con las fechas, la astrología, los aniversarios, se creó un encanto de que acabándose el 2020 se acabaría la pandemia. Yo compartí ese optimismo, arrancamos en enero de este año con mucha esperanza de haberla superado, pero no, para efecto de los cubanos este ha sido el año más duro, el peor. Nosotros hemos tenido en un mes de este año muchos más fallecidos y enfermos que los que tuvimos en todo el año pasado.

Por otro lado, reivindico potenciar el libro digital, los eventos virtuales, hacer más uso del ciberespacio, aprovechar mejor los pocos recursos que tenemos y, a su vez, cuando se hagan eventos presenciales, se jerarquicen mejor y se les otorgue más importancia. Esas son lecciones que han venido con la pandemia y que debemos aprovechar. Nos va a costar trabajo, pues el ser humano es muy prepotente, pero todo esto nos debería enseñar a ser más modestos, mejores personas, más solidarios. Ojalá que esa sea la gran lección. Estoy seguro de que en algunos va a prender, pero no creo que en la mayoría. Está demostrado que la vida es efímera y, por tanto, debemos vivirla con más plenitud, con más intensidad y con más agradecimiento.

En tu larga lista de libros ya has publicado sobre pelota y sobre cine. En este nuevo libro ¿qué podemos esperar?

Este es un libro de cerca de 400 páginas y estoy muy complacido con el producto acabado por el formato que tiene, por la cubierta excelente que hizo Reynerio Tamayo expresamente para él. Reynerio es uno de los artistas visuales más talentosos de su generación y, en todo el devenir de las artes plásticas cubanas, es el que más y mejor ha abordado el tema del beisbol ―que es una de las vertientes de su obra―, ha expuesto en las principales galerías del país con esa temática y también en galerías de la Florida y Washington.

También agradezco el trabajo de edición excelente que hizo Daniel García Santos que, como él no conoce de pelota, se convierte en una virtud; de por sí Danielito es un gran profesional en el trabajo de edición, por lo que tuvo que ser más cuidadoso y más riguroso. Sus dudas mejoraron y perfeccionaron su trabajo como editor. Además, tiene la suerte de que su esposa es todo lo contrario: Margarita es una apasionada del beisbol y, por más seña, yo digo que casi un tercio del equipo Granma ―campeones actuales de la pelota cubana― son sus parientes.

Este excelente trabajo se complementó con el trabajo de Mercy Ruiz y todo el equipo de Ediciones ICAIC. El libro se ha demorado en su publicación, porque estaba desde el primer semestre de 2019 aprobado para “Plan Especial”, pero vinieron sucesivos eventos que retardaron el proyecto: primero, la crisis del papel de ese año y, después, la pandemia.

Para mí este es el mejor regalo que puedo tener por mis 70 años, porque, ¡modestia, apártate!, es un libro que me complace. El texto parte de sucesivos borradores porque, como habías mencionado, ya yo había publicado otro libro que viene a ser como un antecedente natural de este, más los artículos que habitualmente he publicado en diferentes medios.

Yo, que soy un hombre de la “Era Gutemberg” ―como le gusta decir a Reynaldo González, y yo lo suscribo―, estos tiempos de pandemia y de la ausencia del soporte papel en las publicaciones periódicas me ha llevado a sistematizar mis colaboraciones en publicaciones digitales. Quiero poner en primer lugar a La Jiribilla, que me ha acogido de una forma excelente, con mucha profesionalidad e incluso me ha invitado a formar parte de su consejo editorial. Ya yo venía haciendo este tipo de colaboraciones digitales con el sitio de la UNEAC y, justamente unos meses antes de la pandemia, empecé a hacerlo de forma regular en La Jiribilla y otros, como el de la Biblioteca Nacional y Cubacine.

La tesis central de este libro es ver la cultura como un todo, no con compartimentos estancos, y celebrar el beisbol como patrimonio cultural de la nación. Esto es algo en lo que he estado bregando junto a otros amigos hace varios años. Quiero recordar al difunto Ismael Sené, a quien particularmente le agradezco lo más importante que puede haber en este libro; él era un sabio, una enciclopedia viva del beisbol cubano e internacional, tanto amateur como profesional.

Hay toda una legión de amigos que colaboraron de distinta forma, a veces sin tener conciencia de que lo estaban haciendo. Por fin, ahora en la segunda quincena de octubre, en el marco de la jornada por la cultura cubana, se va a hacer público el decreto ya firmado del beisbol como patrimonio cultural de la nación, por lo que tantos hemos luchado y por tanto tiempo. Probablemente esta ceremonia se realice en El Palmar de Junco, un estadio más que vivo porque es el estadio en activo más antiguo del mundo, donde no se juegan las series nacionales, pero es sede de la academia provincial de beisbol juvenil de Matanzas, con un museo y un salón de la fama. Estoy muy feliz de que la salida de este libro coincida con dicho evento, que lo ha nutrido desde sus inicios.

Pero este libro es sobre cine…

No, el libro es sobre beisbol como patrimonio cultural de la nación. Se llama Cuando el beisbol se parece al cine por dos razones: porque se habla del beisbol como espectáculo y como fenómeno cultural. Entre ellos, lo que más se cita es el cine, la literatura y la música, pero incluye también las artes plásticas, hasta la danza y el ballet.

Te puedo decir que la presencia de la pelota en la música cubana es muy fuerte, hay clásicos… Por ejemplo, ¿tú sabes de dónde viene el apodo de Ñico Saquito? De joven fue muy buen jugador de beisbol y jugaba el shortstop (campo corto), y le pusieron “Saquito” porque él cogía todas las bolas. Otro ejemplo: uno de los chachachás antológicos de Enrique Jorrín está dedicado a Orestes Miñoso y decía: “Cuando Miñoso batea, hasta la pelota baila el chachachá”. O también aquello de mi infancia y juventud “Me voy a la pelota con Carlota”, del Conjunto Casino, que era una cortina musical para anunciar los juegos de beisbol: “Con Carlota todo el mundo se alborota” pues, al mismo tiempo, la canción jugaba con el erotismo en la música popular cubana.

Incluyo, además, la presencia en otros países cultivadores del beisbol y de la música en América Latina, como Venezuela, que es mi país natal; o en Estados Unidos, hay varias canciones de Bob Dylan con ese tema. Pero es que la pelota viene de ahí, ese es su origen, aunque sus antecedentes puedan ser del cricket inglés y hay mentes delirantes y entusiastas que hablan del juego de los areítos.

De todo ello se habla en el libro, del beisbol como identidad, con vasos comunicantes con toda la cultura nacional y, lógicamente, tiene rebotes en la cuenca del Caribe y en Estados Unidos. Aunque la presencia del cine en el libro es muy fuerte, con muchas anécdotas.

No me dio tiempo incluir en el libro una historia, que publiqué en el sitio de Cubacine, sobre la película El campo de los sueños, protagonizada por Kevin Costner. Es considerada una de sus mejores películas, aunque él particularmente no es considerado un buen actor; sin embargo, es también valorada como uno de los mejores filmes con el tema del beisbol en la historia del cine norteamericano. Increíblemente, en fecha reciente, se hizo un estadio para reconstruir ese juego, que nunca existió, con la leyenda del equipo de los “Medias Blancas” (White Socks), que fueron llamados “Medias Negras” en relación con el famoso escándalo del año 1919, cuando vendieron la serie mundial.

¿Te consideras un fanático del cine? Cuando piensas en el cine ¿en qué y en quién piensas?

Soy apasionado del cine y en lo primero que pienso es en el “Cinecito”, que era el cine a donde yo iba de niño. Ahí iba con mi mamá, la entrada era supereconómica, y después iba con mis amiguitos del barrio. Recuerdo que estaba en el Cinecito cuando la explosión del barco La Coubre, se fueron las luces un momento y por los altavoces llamaron a la calma. Cuando salimos estaban las vidrieras de San Rafael en el piso, como consecuencia de la onda expansiva. Cosas que te marcan.

Pienso en cine y en algo que se ha perdido, no solo en Cuba, ha sido en el mundo entero, que era una institución a la que le debemos todos los honores del mundo: el cine de barrio. Tú vas a ver los grandes del cine cubano, como, por ejemplo, Manolito Pérez o los hermanos Jesús y Rolando Díaz, para no hablar de Titón o Julio García Espinosa, y todos hablan de la importancia del cine de barrio en su formación.

El cine de barrio es en lo primero que yo pienso cuando se refiere a cine. Después, la relación con el cine desde amigos muy queridos, como Juan Carlos Tabío. Recordando en el tiempo te puedo contar que, siendo un estudiante de secundaria, un grupo de condiscípulos nos enfrascamos en hacer una película. Uno de nosotros era el que compraba los rollos, yo tenía la cámara… hicimos una película enloquecida, todos adolescentes (y yo parecía más adolescente, porque era lampiño y delgadito). El que dirigió esa película fue mi amigo de toda la vida Jorge Reyes Bécquer, quien después llegaría a trabajar en la fílmica de Educación por muchos años, actualmente está retirado de una productora española, muy amigo de Padroncito, con quien trabajó en la segunda parte de Vampiros en La Habana y es probablemente uno de los profesionales de cámara animada más importantes que ha dado el país.

Yo creo que el cine acompaña al ser humano y, en mi caso, hoy con el tema de la pandemia, para no lucir frívolo o “light”, no te dije que soy adicto a las series y a las películas. Las sigo regularmente y muchas de ellas me han servido para nutrir el libro.

¿Le has hecho algún poema al cine?

No directamente, pero si yo fuera a hacer una antología de los cinco poemas míos que más agradezco hay uno que se llama “Mi madre nació junto a Ingrid Bergman”, que lo publicó la revista Cine Cubano. Además, el cine está presente en varios de mis poemas.

¿Cuál ha sido tu relación con el ICAIC?

Ediciones ICAIC me ha publicado, antes de este, otros dos libros: Para verte mejor, primera y segunda parte, que son dos antologías de textos sobre cine cubano aparecidos en La Gaceta de Cuba en los últimos 25 años, donde hay verdaderas joyas. Incluso el título de esos libros responde a un texto que publicamos de Julio García Espinosa, quien fue colaborador de La Gaceta desde sus inicios en los años sesenta, al punto de que su libro post mortem lleva el título de un artículo aparecido en La Gaceta en los inicios de su colaboración. Creo que el título es Vivir bajo la lluvia. Vinieron a buscarlo a mi oficina Lola Calviño y Manolo Herrera cuando estaban enfrascados en ese excelente documental que hicieron sobre la vida de Julio, que debemos agradecer.

A Julio García Espinosa lo recuerdo con mucho afecto, tengo los mejores recuerdos como espectador de sus Aventuras de Juan Quin Quin y de Cuba baila, a la que creo que no se le ha hecho justicia. Hasta donde sé, esta es la primera película del cine revolucionario, lo que se da a conocer después de Historias de la Revolución, y en ella está presente el anecdotario beisbolero, por lo que yo la cito en el libro.

Julio como persona y las anécdotas que compartimos, al igual que con Juan Carlos Tabío… fueron grandes amigos con los que he tenido mucho vínculo en el ICAIC. Con Padroncito también tuve una relación muy estrecha. Cuando uno recuerda a amigos que uno quiso, que les son tan cercanos, te das cuenta de cómo su memoria te va a seguir acompañando, por la obra que hicieron y por las personas que fueron.

Esta relación con el cine también me ha dado anécdotas simpáticas, que me acompañan en la vida. Aquella película se llegó a hacer, lo que esos rollos se perdieron, duraba unos 15 o 20 minutos, se llamaba Con la verdad en mis manos, te podrás imaginar que con ese título tan ridículo no podría ser mucho más que eso. Los protagónicos los hicimos muchachos adolescentes.

Y tengo algunos amigos directores me han hecho regalos, por ejemplo, Juan Carlos Tabío en Lista de espera, en el pasaje cuando se arregla el ómnibus de la terminal con la idea de salir, el jefe de la terminal (Noel García) se dirige al chofer y le dice: “¡Arranca, Codina!”, es cuando se escapa todo el aceite, el motor se desinfla y creo que comenta después: “¡Se jodió esto, Codina!”.

También mi entrañable amigo Arturo Sotto, quien por cierto aparece ampliamente citado en mi libro por su diálogo beisbol y cine ―un Industrialista redomado― y va a ser uno de sus presentadores, en su filme Boccaccerías habaneras tiene un pasaje en el que hay un lector de tabaquería que arranca sus lecturas diciendo: “Vamos a empezar por la feria del libro: en el día de ayer se presentó el libro del escritor yucateco Norberto Codina…” y Patricio Wood, que es el administrador de la tabaquería, lo interrumpe y le dice este comentario, que es más que ilustrativo: “No, no, lee de política y economía, cosas importantes”. Estas anécdotas demuestran la relación que he tenido con amigos y directores de cine, como Tabío o como Sotto.

También me tocó tener un personajito secundario ―pero aparezco en los créditos, que eso es muy importante― en el filme Ciudad en rojo, de Rebeca Chávez. Con ella y con Senel Paz también me une una amistad de muchos años, pero como son todas las películas latinoamericanas, que es la suma y los malabares de muchas producciones, economías y colaboraciones, tenía un apoyo de laboratorios venezolanos y entre las condiciones del convenio estaba que en la película apareciera un actor venezolano, pero como el requisito básico era más ser venezolano que actor ―por los gastos que implicaba contratar a un actor de allá― y yo tengo todos mis papeles al día, se sacó mi cédula de identidad y yo aparezco en la película.

Inicialmente debía aparecer en dos escenas, pero se quedó todo en lo que llaman “la filmación de arte”, porque yo me enfermé en un estado crítico, tuvieron que ingresarme. Aquí pasó algo interesante, el actor debutante suele sobreactuar, más aún el superaficionado que era yo, pero me sentía tan mal que no hubiera podido sobreactuar, en realidad trabajé en cámara lenta. Se acabó la filmación y, por mi malestar, me negué incluso a comer la atractiva merienda que me ofrecieron, pero no se me olvida que un profesional como Alderete ―uno de nuestros buenos directores de fotografía― nos comentó en ese momento que mi actuación había sido “de toma uno”, cuando en realidad no pude filmar una segunda escena por mi enfermedad. Pero aparezco a inicio de la película como responsable de un punto de venta de tabacos y lotería en Santiago de Cuba, y en los créditos, que eso es importante. 

Con la juventud tan inquieta que tuviste, ¿qué sientes con relación a los jóvenes creadores actuales?

Los jóvenes son hijos de su época, no de sus padres; por tanto, les toca esa cuota de herejía, de irreverencia. Creo que fue Bernard Shaw, que era tan cáustico en sus comentarios, quien dijo: “La juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo”, aunque eso también lo dijo con cierta carga de descreimiento. En la juventud toca todo ese apasionamiento y, en la medida que el ser humano pueda preservar esos valores tan hermosos, incluso ya en la senectud de su vida, lo va a hacer mejor persona.

Ahora en octubre, precisamente, se cumplen 50 años de que un grupo de muchachos, que promediábamos unos 20 años, algunos incluso terminando el 10.o grado o estaban en su primer año de la universidad, unos pocos eran trabajadores muy jóvenes, conformamos la Brigada “Hermanos Saíz” justamente en esta UNEAC. De ahí salieron algunos que después se convirtieron en nombres en el cine cubano, estoy pensando en un guionista y dramaturgo como Reinaldo Montero, colaborador de varias películas del cine cubano, y, sobre todo, en alguien tan cercano como Arturo Arango, que indiscutiblemente se ha convertido en uno de los mejores guionistas del cine cubano en los últimos años, referencia de la cátedra de guiones de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños.

Hablar de Norberto Codina es hablar de La Gaceta de Cuba. Después de 33 años, ¿qué le debe Codina a La Gaceta y que le debe La Gaceta a Codina?

La Gaceta ha sido mi saldo profesional más importante. Ha sido tan importante que, de esos 33 años, en los primeros 10 o 12 abandoné mi obra personal y me concentré solo en La Gaceta. Eso no se justifica para nada, pero después La Gaceta me lo recompensó con creces; no solo por el fogueo y la experiencia ―porque fue siempre un aprendizaje―, sino porque del trabajo hecho en ella pude hacer después varias compilaciones y salieron varios libros.

De ahí salieron, ya como libros personales, los dos tomos de Para verte mejor, que son dos compilaciones excelentes y quedaron muy bien por Ediciones ICAIC. Salió uno que hice con Arturo Arango, publicado por la Editorial Oriente, sobre música popular cubana; salió otro sobre teatro y la escena cubana en general que hice con la casa editorial Tablas-Alarcos; salió la compilación que hice de las crónicas de La Gaceta, titulada Siglo pasado, que es el libro preferido de ese amigo tan querido que es Sigfredo Ariel; está otro libro que hice con Curbelo sobre los extraños pueblos, crónicas también de La Gaceta; más otros libros que impulsé de otros autores, como los dos tomos de Conversaciones al lado de Cinecittá, de Arturo Sotto, para seguir con el cine… y fíjate que ya vamos por cuatro libros con el tema del cine, publicados por Ediciones ICAIC, más un quinto libro que escribió Carlos León que se titula Trovar el cine. De estos últimos me siento coautor, incluso prologué dos de ellos. La mamá de Carlitos León ―por cierto, compañero mío de la primera secundaria―, Olimpia, es para mí un recuerdo entrañable porque era mi profesora de Geografía.

Hay otros libros, por ejemplo, uno que promoví de las entrevistas de Waldo Leyva publicadas en la revista; otro más de entrevistas de Pedro Pablo Rodríguez, en el campo de la historiografía y del que también fui promotor. O sea, La Gaceta es esa deuda en lo que pudiera ser mi carrera individual como creador. Después de esos primeros años dedicados a la revista, los otros 20 años me lo recompensó con creces pues, entre las compilaciones que hice o las que contribuí a que se hicieran, estamos hablando de una docena de libros.

Eso es independiente de mis libros de poesía, de otras antologías o mis libros de prosa varia, como me gusta llamarlos. Este libro sobre el beisbol y la cultura, con capítulo fundamental en el cine, es un libro de prosa varia, porque ahí está la crónica, el artículo, el anecdotario y algo de corte ensayístico.

Quiero terminar con una provocación, porque has hablado apasionadamente del beisbol pero he leído que, en estos tiempos de pandemia y la ausencia de juegos de pelota, te entretienes con el futbol y tu equipo favorito: el Barça. Entonces… ¿el beisbol o el futbol?

¡Pelota, pelota todo el tiempo! A propósito de eso, publicamos en La Gaceta una crónica excelente de Iván de la Nuez, que formaba parte de los anexos nuevos del libro, que se llama “Ala o muslo”; porque Iván es un seguidor apasionado tanto del Barça como de Industriales. Que conste, mi filia ha sido siempre con los equipos orientales y, por tanto, ha sido la confrontación con los industrialistas; pero la mayoría de mis grandes amigos, incluyendo mis amigos y hermanos de crianza, son industrialistas. Yo creo que Arturo Arango es una de las pocas excepciones que se apuntan en mi bando.

El fútbol es un encanto e indiscutiblemente es el deporte de las multitudes. Lo padecemos todos. También habrá que tomarse una licencia deportiva, porque en estos momentos el Barça está que es un desastre. A mí me apasionan en general los deportes, tal vez los deportes de invierno o las carreras de autos son los que no me interesan; pero me gusta mucho el boxeo, el atletismo me encanta, el voleibol, el básquet, el ajedrez.

No por gusto este libro termina con la relación de Capablanca con el beisbol. El ministro de cultura, Alpidio Alonso, se sorprendió al leerlo en mi libro, porque lo que la gente no sabe es que Capablanca soñó con ser jugador profesional de pelota y le apasionaba más el beisbol que el ajedrez.