miércoles, 8 de febrero de 2017

Cacería de ¿brujas?

Gente valiosa, que ha pretendido aportar desde sus conocimientos y posibilidades al necesario debate nacional, en los últimos meses han sido objeto -una vez más, porque viene siendo una práctica cíclica- de ataques para su descrédito desde posiciones extremistas, dogmáticas y fanáticas.

Primero la emprendieron contra el proyecto "Cuba Posible", una interesante plataforma que da espacio a variadas opiniones sobre el futuro de la nación cubana desde posiciones tan diversas como respetuosas. 

Después la arremetida fue contra Elaine y su equipo quienes, desde su Periodismo de Barrio, han brindado una visión más aterrizada de las muchas dificultades que aún subsisten, lejos del triunfalismo acostumbrado de los medios nacionales (que problema ese de no llamarles "oficiales"!)

Más tarde fue contra Fernando Ravsberg y sus "Cartas desde Cuba", en cuyas páginas se pueden encontrar con más facilidad una gran variedad de informaciones y enfoques importantes sobre el país, que se hacen difícil de identificar entre tanto flujo en internet.

Ahora los ataques van contra el persistente Harold Cárdenas y su gente de "La Joven Cuba" quienes, desde una visión más juvenil y revolucionaria, llegan a la Cuba profunda que tenemos que retomar para hacer de nuestro proyecto algo verdaderamente atractivo y renovador.

Puede ser que uno no esté de acuerdo con todo lo que se dice desde las diversas plataformas que se han creado de forma informal, pero sin dudas le dan una riqueza al pensamiento nacional de estos días que lo muestra tan variopinto como la vida misma. 

Sin embargo, algunos se empeñan en el feo trabajo de sacar los trapos más sucios, denunciar sus posibles contradicciones internas y acusarles de lo más temido en ese contexto: recibir fondos "dudosos", "del enemigo", y poner en peligro a la Revolución.

Poco favor se hace un proyecto que quiere renovarse -al decir de su Presidente, en la unidad dentro de la diversidad- si se basa en la exclusión y el descrédito a una parte valiosa de sus intelectuales y jóvenes. Muy poco revolucionario se presenta una equivocada cacería a supuestas brujas, cuando la verdadera batalla ideológica y política -ahora más que nunca- está en demostrar la justeza y validez de un proyecto incluyente y participativo.

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