El programa del  Concurso Caracol, que este año arriba a su aniversario 40, se inició en la  mañana del miércoles 24 de octubre en la sala Rubén Martínez Villena de la  UNEAC con la conferencia magistral "La comunicación pública en Cuba:  controversias y desafíos", impartida por el Dr. Raúl Garcés, Decano de la  Facultad de Comunicación Social de la Universidad de La Habana.
Se encontraban  presentes el vicepresidente primero de la UNEAC, Luis Morlote; el presidente  del ICRT, Alfonso Noya, y un numeroso grupo de periodistas, críticos,  guionistas, presentadores y artistas, desde muy conocidos hasta los más  jóvenes.
Rosalía Arnáez,  presidenta de la Asociación de Cine, Radio y Televisión de la UNEAC —a cargo de  la organización del evento—, al hacer la introducción del programa indicó el  interés de polemizar sobre el impacto de los medios en la sociedad cubana,  justo en un día de celebraciones para la televisión cubana, pues el 24 de  octubre de 1950 fue la fecha de inicio de ese medio en nuestro país.
Garcés agradeció la  invitación a compartir en ese entorno "un grupo de dudas" que tiene sobre el  tema y su visión de los retos para la comunicación en nuestro país, resaltando  desde el inicio las oportunidades que tiene Cuba para avanzar en los cambios,  sobre todo a partir de que la conceptualización de nuestro modelo reconoce a la  comunicación como un "recurso estratégico" en manos de la dirección del estado,  sus instituciones y empresas, al servicio de la participación, el debate  público y el desarrollo. Igualmente destaca al intercambio de ideas y a las  estrategias de comunicación como elementos esenciales para contribuir a la  modificación de concepciones y prácticas obsoletas o inmovilistas, las que se  presentan como el principal obstáculo para ese cambio de mentalidad al que  estamos llamados a todos los niveles.
No quiso pasar por  alto los riesgos que implican estos cambios y la necesidad de aprender a  articular un poder simbólico fuerte, en el que la "corresponsabilidad" tiene  que identificarse como un concepto fundamental, pues las políticas de  información no pueden estar en compartimentos estancos y deben desarrollarse  como procesos articulados entre todos los elementos que lo componen, desde la  altura del liderazgo hasta la ciudadanía.
Identificó tres  grandes "tensiones" en el sistema comunicacional de cuya evolución y manera en  que sepamos resolver dependerá el éxito que podamos lograr, siempre pasando por  un debate social a nivel del gremio profesional.
La primera está  relacionada con la concepción "instrumental" de la comunicación —utilizarla  como un "apagafuegos" para resolver los problemas a última hora— frente a una  concepción como recurso estratégico y transversal al desarrollo. En este  aspecto resaltó que la estrategia comunicativa no puede ser a corto plazo y el  establecimiento de una agenda pública no funciona con una perspectiva simple,  sino teniendo en cuenta los múltiples factores de los que depende y en todos  los formatos posibles.
La segunda "tensión"  está marcada entre la anticuada concepción excesivamente "mediocéntrica"  —dependiendo sólo de los medios tradicionales— frente a una visión reticular,  que es propia de la sociedad en red que se desarrolla a nivel mundial. En este  tema resaltó que el crecimiento de penetración en la red se ha dado a pasos  agigantados en los últimos años, incluso sin depender del desarrollo económico  de los países. Esto incluye a Cuba, que en la actualidad es un país mucho más  conectado que hace pocos años, a pesar de las quejas que podamos tener por  nuestros servicios. Sin embargo, la pregunta es: ¿conectarnos para qué?
Para responderla, se  debe pensar en la necesidad de lograr el mayor acceso social posible y  garantizar las condiciones para adquirir el conocimiento, además que no basta  con tener niveles de conexión cada vez mayores cuando no se tienen claros los  conceptos y las estrategias de nuestros líderes de opinión y un proyecto de  conexión con el capital humano que se base en las tecnologías, sin trivializar  el discurso público.
La tercera de las  "tensiones" que identificó se encuentra entre el sistema de medios estatales y  un sistema de medios públicos que sea capaz de articular la comunicación en  diferentes soportes y formatos. Esta contradicción se percibe como el enfoque  centralizador y vertical frente al concepto radial, coordinado y de forma  participativa. Para ello señaló como necesaria una ley de comunicación, que  regule la importante tarea de establecer las formas de implementar las  políticas, y la necesidad de gestionar nuestros problemas de forma  transparente, sin temor a la fiscalización de la ciudadanía y sin que el  síndrome del secretismo acabe con las buenas intenciones.
Entre los desafíos más  importantes indicó la necesidad de lograr una gestión más eficaz de la  institucionalidad comunicativa, que trascienda lo estatal para llegar a lo  público, sobre la base de un eficiente gobierno electrónico; la compresión de  una administración pública actualizada, que se enfoque a una gestión  participativa, y garantizar la existencia de una esfera pública que tenga mayor  capacidad para representar la diversidad social y conectar las propuestas de  los diferentes grupos, que incluya la toma de decisiones a todos los niveles.
La periodista y escritora Soledad Cruz, quien  condujo el debate posterior, agradeció la conferencia de Garcés, pues sus  palabras siempre fomentan el debate con el que se trata de enriquecer el  Concurso Caracol cada año. Durante el amplio intercambio con el público  surgieron otros temas igual de importantes y polémicos, como la utilidad de  estudiar la experiencia internacional en estos asuntos, sin demonizaciones ni  copiar modelos; la necesidad de transmitir nuestros mensajes de forma  atractiva, adaptándonos a las características y los lenguajes de cada medio,  pareciéndonos a nosotros mismos; la intervención de la crítica especializada en  nuestros medios; la necesidad de reflejar francamente nuestras realidades, la  autorregulación y la denuncia pública, junto al seguimiento judicial  correspondiente; la apertura de las fuentes de información, frente al concepto  de "plaza sitiada"; el futuro de los estudiantes de comunicación y su formación  ante las nuevas tecnologías; la fundación de un modelo de comunicación  socialista, que se convierta en una alternativa viable y eficiente; y, ante las  preocupaciones expresadas, la necesidad de resolver un proyecto de país entre  todos que se conecte con los proyectos individuales y en el que la población se  sienta participante y protagonista en un espacio de libertad.    

