lunes, 23 de junio de 2014

Al rescate de la pelota como práctica cultural de la nación


Publicado en: http://www.uneac.co.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=7985

En medio de la vorágine por el mundial de fútbol, la Sección de Literatura Histórico-Social de la Asociación de Escritores de la UNEAC convocó a su habitual tertulia de este mes con un sugerente título: ¿Cómo llegó y qué significa la pelota para Cuba?, en la tarde del jueves 19 de junio de la sala Rubén Martínez Villena. 

Para el poeta y periodista Víctor Joaquín Ortega, uno de los invitados al panel, “es un problema de identidad, de ideología, que no podemos perder porque perdemos el país”. Para el otro ponente, el investigador Félix Julio Alfonso, es muy importante acabar de decidirnos a hacer este acercamiento desde las Ciencias Sociales pues se trata de una de las prácticas culturales más importantes de la nación.

Tras analizar cómo los estudios deportivos que se hacen desde una perspectiva sociológica e histórica han permanecido en el “clandestinaje”, Félix Julio realizó un largo y detallado análisis de la introducción y desarrollo del béisbol en nuestro país. Al respecto, destacó que precisamente este año se cumple el 150 aniversario de que se registrara por primera vez la entrada desde los Estados Unidos a Cuba de implementos para jugarlo (bates y pelotas), en 1864.

Las regiones que mostraron inicialmente su práctica –fundamentalmente lo que se conoce como “pelota callejera”– estuvieron relacionadas con el comercio y la importación de mercancías, en el norte occidental y central, específicamente en La Habana y Matanzas. En esa época sucedió el histórico primer juego oficial, en el Palmar de Junco de la ciudad de Matanzas, el 27 de diciembre de 1874. El béisbol se extendería después a Cárdenas, Sagua la Grande, Remedios y otras regiones del país.

Indicó la coincidencia que tuvo este acontecimiento, a finales del siglo XIX, con otro de trascendental importancia: las guerras de independencia en el Oriente, por lo que a esas tierras llegó de forma tardía. Sin embargo, destacó el sentimiento patriótico y nacionalista que adquirió el juego, pues muchos de los más connotados peloteros de entonces fueron mambises y llegaron a ocupar altos cargos en la dirigencia de la Revolución.

En ese sentido, llamó la atención el hecho de asumir el béisbol en contraposición a la tradición española de la plaza de toros porque venía de los Estados Unidos, en ese momento visto como símbolo de modernidad. Muchos de sus promotores en la Isla venían de estudiar en el poderoso país del norte, lo que jugó un importante papel en su difusión, y su práctica estuvo muy relacionada con la ideología del movimiento autonomista en Cuba.

Otros interesantes elementos analizados tuvieron que ver con el inicio del desarrollo de la prensa deportiva en ese momento, el papel del ferrocarril y el telégrafo en su extensión a todas las regiones del país, el rechazo de los equipos a asumir nombres en inglés, su carácter amateur y discriminatorio —era un juego de blancos fundamentalmente—, el factor económico —porque el uso de implementos especializados lo hace más caro que otros deportes—, entre muchos otros aspectos aún por investigar.

“Hay un campo de estudios prácticamente virgen para que los estudiosos profundicen, pues se trata de un fenómeno social que no debe ser desestimado por mucho tiempo más”, recalcó.

Por su parte, Víctor Joaquín señaló como “batalla épica idílica” la que tenemos que dar por salvar de la crisis a nuestro deporte nacional, pues se trata de algo tan autóctono como la rumba. “Es verdad que no nació en Cuba, como tampoco la caña de azúcar y el café, que también las nacionalizamos”, resaltó.

Para dar esta batalla indicó que se debe trabajar con pasos dialécticos y luchar contra el dogmatismo, al que responsabilizó como causa principal de los problemas actuales en esa esfera. Al respecto señaló fenómenos como demeritar a los deportistas profesionales, el olvido de la masividad en el deporte para verlo solo como “conquista de glorias y medallas” para el país, el retiro de glorias aún activas por considerarlos viejos para la práctica deportiva, entre otros conceptos que consideró errados.

“Tenemos que estar orgullosos de la pelota y de salvarla, hablar de su historia –que es hermosa– como deporte mambí y cómo ha acompañado siempre a la Revolución”, reafirmó.

Como era de esperar para un evento sobre pelota, y a pesar de que no había mucho público, el debate fue intenso, apasionado y por momentos parecía interminable: se habló de jugadores y managers, de juegos y de estrategias, de la otrora Serie Selectiva y de la Serie Azucarera, de Almendares y de Industriales. Lo que quedó claro fue que, hablar de béisbol en Cuba, toca una fibra nacional donde no nos podemos quedar impasibles.

Y el reclamo generalizado de profundizar en el análisis de estos temas, con la necesidad de escuchar distintas opiniones y diferentes perspectivas. En ello abundó la presidenta de la Sección de Literatura Histórico-Social y anfitriona del encuentro, Ivete García, al concluir que la UNEAC y sus diferentes Asociaciones pueden tener un papel y una convocatoria importante de conjunto en este reclamo.

“Debemos convocar un análisis más allá de la historia, enfrentarlo de forma holística para entenderlo en toda su dimensión y rescatar un elemento tan importante para la cultura de la nación”, indicó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario