martes, 3 de junio de 2014
Homenaje por el centenario de cuatro grandes poetas
Publicado en: http://www.uneac.co.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=7938
Las actividades del Festival de Poesía de La Habana en la mañana de este viernes 30 de mayo comenzaron, en la sala Martínez Villena de la UNEAC, con el panel Lecturas por un Centenario, preparado para celebrar los 100 años de los poetas Octavio Paz, Nicanor Parra, Efraín Huerta y Dylan Thomas.
“Cuatro de los grandes poetas universales, esenciales” —resaltó el Presidente de la Sección de Poesía de la Asociación de Escritores, Alberto Marrero, en las palabras de presentación— “que se destacaron por su posición humanista” frente a las guerras que azotaron al mundo a inicios del siglo XX. Para ello fue organizado un panel “adecuado”, según sus palabras, al que convocaron destacadas personalidades, poetas, ensayistas e intelectuales cubanos.
Víctor Fowler, coordinador del evento, celebró este homenaje como la mejor ocasión para “mantener vivo el espíritu de la poesía”, de personas que vivieron sus vidas para ella, lo que permitirá a la vez relanzar su lectura.
El Consejero Cultural de la Embajada de México en Cuba, el poeta Javier Villaseñor, fue el primer panelista encargado de presentar a su coterráneo Octavio Paz, particularizando en su obra cumbre Piedra del Sol.
Destacó que su vocación por la poesía llegó a ser una “constancia poética” que mereció el término de “fidelidad”. Al referirse a su poética y la de su generación destacó que, en el contexto de la Revolución Mexicana en que se desarrollaron, los “surrealistas” creyeron en la unión de la poesía y la revolución para cambiar la sociedad. Para ellos “amor, poesía y revolución eran tres sinónimos ardientes”, recalcó, “la acción poética y la revolucionaria eran lo mismo”.
Con la máxima de que el mejor homenaje a un poeta es leer su poesía, el ensayista e investigador cubano Rafael Acosta leyó varias obras del libro Árbol adentro, que el mismo Octavio Paz dijo que era el que más le gustaba, aunque nunca explicó por qué. Además coincidió con la importancia de este homenaje al ver “con satisfacción que va desapareciendo ese denso silencio que en algún momento cubrió su obra”.
A la poeta y ensayista Lina de Feria le correspondió abordar la obra del chileno Nicanor Parra y, con toda intención, comenzó sus palabras con una enseñanza de ética que aprendió de Luis Rogelio Nogueras a finales de los años 60 sobre el absoluto respeto que debe tenerse a la línea de los creadores, independientemente de gustos y estilos.
Al respecto, indicó que no se puede separar a Parra de lo que él mismo definió como “antipoesía”, su protesta y violento rechazo a la sociedad que le tocó vivir. Destacó el contexto histórico en que desarrolló su obra —convivencia con el existencialismo, el marxismo y el surrealismo—, circunstancias de las que no pudo escapar y reafirmó que para él era muy importante la relación entre obra de arte y existencia. “No se trata de componer poemas, sino de vivir la poesía”, indicó.
Por su parte, Waldo Leyva se refirió a Efraín Huerta, a quien calificó como “uno de los fundamentales de la poesía mexicana”, incluso contando con la inmensa tradición poética de ese país.
Tras leer sus poemas demostró que, aunque algunos lo criticaron como “disonante” y “sordo a los ritmos de la poesía”, podía dominar la medida del verso cuando quería hacerlo. “Su vocación manaba de la diferenciación con sus contemporáneos”, indicó, y no le importaba adjetivar de forma dulce, sino “que rompiera y llegara a expresar lo que estaba sintiendo”. Destacó que trataba mucho los temas sociales en su obra y fuera el gran poeta de la ciudad de México, aunque hubiera nacido en Guanajuato.
Para culminar los homenajes, Omar Pérez leyó el prólogo que hiciera a su traducción del libro Y la muerte no tendrá dominio, del galés Dylan Thomas. De él destacó su exuberancia y la forma shakesperiana de usar el lenguaje de la poesía, como trasmutación de la naturaleza. “Como en Lezama, aunque no lo sepamos nosotros, ellos saben de lo que están hablando”, reafirmó y celebró esta ocasión de recordar a tan importantes poetas, para evitar lo que el mismo Dylan Thomas llamó “la historia de la muerte del oído”.
Al concluir el panel, Víctor Fowler indicó que faltaron otros grandes poetas en el homenaje —como Cortázar— y expresó su esperanza de no tener que esperar a otro Festival de Poesía, que se organizan de forma bienal, para tener una oportunidad como esta.
Con la anuencia de Alex Pausides, Presidente del Festival y de la Asociación de Escritores de la UNEAC, aseguró que se deberán volver a ellos sistemáticamente, tanto a los que cumplen aniversarios importantes como a aquellos que están aún entre nosotros y podremos escuchar sus poemas de sus propias voces.
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