Publicado en: http://www.uneac.co.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=8215
Desde el pasado
sábado 13 de setiembre se inició en la sala Rubén Martínez
Villena de la UNEAC el taller Página y Pantalla: La Traslación,
organizado a propuesta del Presidente de la Sección de Narrativa de
la Asociación de Escritores, el narrador, profesor y guionista de
audiovisuales Alberto Guerra Naranjo. Con una frecuencia semanal, en
las mañanas de los doce sábados siguientes, el encuentro servirá
para descubrir las vías de convertir una obra literaria —sea
cuento o novela— en un guion para cine o televisión.
Sobre tan
emprendedora tarea, que a todas luces pudiera tener un impacto muy
positivo en la producción de nuestros medios audiovisuales, su
creador nos comenta que “se trata de un Taller, porque los
estudiantes van a estar activos ante el nuevo conocimiento, ante las
tareas que ellos mismos se van a proponer y ante el objetivo que
perseguimos, que es crear nuevos guionistas y guiones basados en
obras literarias del país, de Latinoamérica y del mundo... en ese
orden, dándole prioridad al país, a los escritores desconocidos, a
los anteriores olvidados, a los no olvidados y a los actuales, sin
distinción, pero que siempre medie la calidad”.
Al hablar del nombre
conque se presenta el taller, explica que “existen conceptos y
categorías como versión libre, texto original, adaptación; pero
con el fin de no superen casillar la actividad es mejor «traslación»
o «interpretación» del texto literario en la pantalla —en la
pequeña o en la grande—. O sea, que haya un poco de traición pero
no tanta, como se acostumbra en este tipo de arte, donde el guionista
a veces olvida totalmente al creador o a veces lo traslada tan exacto
que no cumple el objetivo y lloramos cuando hay que reír mientras
estamos viendo la puesta. Queremos que haya una relación dialéctica,
como diría Carlos Marx, en constante movimiento”.
Cuando se le
pregunta cómo surgió la idea, reacciona de inmediato: “¡porque
me encanta el cine! y porque estos son tiempos de «videntes», de
homo videns más que de homo sapiens. Todo se hace a través de los
ojos, de lo que se ve en pantalla... incluso ya hasta cuando se lee
es en pantalla, por lo tanto la literatura debe ir al lugar donde
puede estar más viva.”
“Existe una
mayoría de la población que necesita de la literatura, pero desde
pequeño la está recibiendo a través de la pantalla”, amplía al
respecto. “Está recibiendo cualquier literatura, de cualquier país
—sobre todo de Estados Unidos— y, a no ser por Juan Padrón que
logró trasladar los mambises al cine con Elpidio Valdés, nos
olvidamos en sentido general de nuestra historia contada en
dramatizados de manera sistémica”.
“Por eso es bueno
que en estos tiempos de globalización recuperemos las tradiciones de
nuestro país, y que no triunfe la banalidad y la frivolidad por
encima de nuestra pertenencia. Los pueblos que pierden las raíces
terminan pareciendo globos deambulantes. Si alguien desea recorrer el
mundo, es preferible que lo haga llevando la tradición a cuestas, un
sólido bagaje que evidencie y distingas al ser. Y si en nuestro
caso, como profesores de audiovisuales que somos, podemos aportar
desde el entretenimiento, la emoción y el placer de producir buenas
puestas —y de paso provocar catarsis y reflexión en los
espectadores, como sujetos activos en esta traslación— entonces se
va ganando mucho”.
Estas ideas hacen
recordar los recientes debates y diversos planteamientos que
surgieron en las asambleas de la membresía de la UNEAC, con motivo
del VIII Congreso de la organización. Alberto coincide en que “este
es el momento justo”, pues desde su condición de “humilde
Presidente de la Sección de Narrativa, con un mínimo de poder
—digamos que un centímetro cuadrado dentro de todo el escalón
jerárquico de la UNEAC— tengo la ventaja de estar en contacto con
el resto de los narradores”.
“Yo soy un hombre
de la promoción”, resalta, “un emprendedor en cuanto a trasladar
y negociar conocimientos, soy de los pocos narradores que tienen
cuatro cuentos literarios trasladados a versiones de TV”. En eso ha
ayudado mucho su formación como profesor, Licenciado en Historia y
Ciencias Sociales: “eso me encanta, he estado frente a aulas desde
que tengo veinte años o menos, he tenido la fortuna de pasar por
talleres literarios y no me avergüenzo de decir que salí de ellos”.
Con orgullo reconoce
que tiene la suerte de que su narrativa incida en un cada vez mayor
número de lectores y “como desde mi soledad en el reparto Flores
logro hacer estas cosas, es un deber también propiciar que se sume
el resto de las personas que tengan interés en crear guiones, para
transmitirle mis experiencias y aprender de ellos”.
En el taller Alberto
no está solo, comparte cátedra con el también guionista y escritor
Mario Martínez Delgado, quien trasladó a la televisión su cuento
Disparos en el aula, que confiesa haber realizado por encargo de los
estudiantes de un preuniversitario y que “ha tenido la fortuna de
navegar muy bien” pues aparece en una antología entre un cuento de
Borges y otro de Juan Rulfo y fue el primer cuento de mambises que se
transmitió en ese espacio.
Señaló que durante
un reciente encuentro que tuvo con Mario, y tras hablar mucho sobre
estos problemas, surgió la idea de elaborar este taller para
“aportar un grano de arena y sellar esa zona oscura, para que otra
vez vuelvan a la pantalla los mambises, como mismo se hace en todas
partes con su historia: provocar un diálogo provechoso y fructífero
con nuestros antepasados”.
Durante la primera
clase del taller se creó una dinámica muy amena entre los
profesores y las más de treinta personas que acudieron a la
convocatoria, que se mantiene abierta para los próximos encuentros.
Alberto asegura que ese primer acercamiento fue una adaptación,
porque salió diferente a lo que habían pensado a partir de las
limitaciones impuestas a las posibilidades técnicas para el curso.
“En esa primera
clase había que improvisar, que conocer a los alumnos, que mostrarle
los objetivos generales... pero no se sabía a ciencia cierta lo que
iba a pasar. Siempre tengo algunas cartas bajo la manga y una de
ellas fue provocarlos con el esquema actancial de Jules Greimas, para
darles un presupuesto en el cual apoyarse a la hora de valorar algún
texto literario o un audiovisual”.
A partir de ese
comienzo se debatió ampliamente la segunda secuencia de El Padrino,
que consideró “inolvidable, corta y contundente”. “Ese fue
nuestro modelo, para seguir en lo adelante deconstruyendo cómo se
hace un guion audiovisual y cómo está integrado un texto literario;
o sea, qué hay que hacer, cuáles son los pasos y qué hay que ver”,
reveló.
Sobre quienes
asisten al taller indicó que se ha reunido un grupo muy diverso y
envidiable, pues “hay de todo”: personas muy jóvenes, médicos,
karatecas, ingenieros agrónomos y navales, con diferentes
aspiraciones y variantes.
Pero no puede
aguantar el entusiasmo cuando se le pregunta de las expectativas: “Yo
espero que al menos salgan tres buenos guionistas, el resto la está
pasando bien y aprende, se supera y cambia. Yo les decía a ellos que
—hablando de narrativa, de guiones, etc.— principio y fin son la
misma cosa, porque se debe partir y cerrar en el mismo punto, pero
siempre debe haber un crecimiento”.
“Yo espero que
quienes se inicien con Página y Pantalla: La Traslación al final
sean los mismos, pero diferentes”, concluyó.
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