martes, 18 de febrero de 2014

SurEditores en la Feria: La poesía vista a través de varias generaciones


Publicado en: http://www.uneac.co.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=7674 y en http://www.cubapoesia.cult.cu/2014/02/sureditores-en-la-feria-la-poesia-vista-a-traves-de-varias-generaciones/

La tarde del sábado 15 de febrero, en el juvenil espacio del Salón de Mayo del Pabellón Cuba, se constató el buen rumbo que ha tomado la poesía cubana durante más de medio siglo –desde los años 50 hasta la actualidad– con la presentación de varios de los nuevos títulos de la colección SurEditores y el Festival de Poesía de La Habana.

De la mano de su Director, el poeta Alex Pausides, el encuentro fue dedicado a Luis Marré – con entrañables palabras de César López– y se presentaron nuevas ediciones de poemarios de Miguel Barnet, Guillermo Rodríguez Rivera, Luis Rogelio Nogueras, Pedro Juan Gutiérrez y Jamila Medina, además del guión de la película Fresa y Chocolate, de Senel Paz.

Pausides resaltó que todos estos son libros pequeños, pues SurEditores tiene el propósito de revivir el gusto de leer pequeños poemarios –porque a veces los libros voluminosos “espantan a los lectores”– y poner a disposición del público varios títulos fundamentales. Algunos de estos libros son reediciones de poetas imprescindibles en la literatura cubana, con quienes se tuvo la oportunidad en 2013 de compartir durante las lecturas de los Viernes de Poesía, organizados mensualmente en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Francisco López (Sacha), a quien le correspondió la presentación de buena parte de estos textos, llamó la atención del abanico tan diverso de autores y generaciones que confluyeron en esta ocasión, demostrando que “somos fragmentos de una cultura y una historia, que se constituye en continuidad del proceso” de la poesía cubana.

Resaltó además que “lo más hermoso es que todo está aquí ahora porque fue el sueño de Alex Pausides” hace más de 25 años, en Manzanillo. Después de dos décadas, ya SurEditores cuenta con más de 200 títulos y –a decir de Sacha– en ella se está publicando “la mejor colección de poesía que se hace en el país”.

Luis Marré: el primer poeta de la “generación del 50”

“Algún amante, despertando, reanuda
en no soñado cuerpo la caricia abandonada.
Pero yo no he dormido, vigilándote.
Ah, no despiertes.”
(Locura, Luis Marré)


Al presentar la Antología mínima de Luis Marré, Pausides se refirió a la activa participación del autor en el proceso de conformación del libro, quien no pudo ver el resultado pues –tras ciertos “avatares poligráficos”– su publicación vio la luz cuando ya había partido. “Pero Marré está, como están siempre los poetas verdaderos”, reafirmó, para dedicarle esta velada de amantes de la poesía.

César López (Premio Nacional de Literatura 1999) tuvo a su cargo el homenaje, con las sentidas palabras de haber tenido “la suerte y el honor de ser su amigo”. “Marré fue ejemplo de eticidad, de compromiso con los poetas que vienen de la historia del país (…) nunca abandonó la verdadera poesía, la moral, el compromiso con la historia y con su tiempo”, resaltó.

Lo identificó como el primer poeta de “la supuesta generación del 50”, que él llama —de forma vanidosa, según sus propias palabras— como “la primera generación de poetas de la Revolución triunfante”. Al referirse al libro, que calificó de “deslumbrante”, destacó su “fidelidad conceptual y entrañable con la verdad, como auténtica criatura de esta isla” y rechazó que se tomara como testamento, pues “no hay partida… siempre queda en el corazón, en la mente, en la memoria”.

Luis Marré nació en Guanabacoa, La Habana, en 1929 y fue poeta, narrador, traductor y editor. Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana, colaboró en importantes revistas culturales como Orígenes, Ciclón, Lunes de Revolución, Unión y Casa de las Américas. Trabajó durante muchos años como jefe de redacción de La Gaceta de Cuba y sus obras fueron traducidas al inglés, francés, ruso, árabe, húngaro, sueco, danés y polaco. Combatiente de Playa Girón y de la limpia del Escambray, militó hasta su fallecimiento –el 31 de octubre de 2013– en el Partido Comunista de Cuba. Entre sus numerosos premios y reconocimientos, obtuvo en 2008 el Premio Nacional de Literatura.

Miguel Barnet: “mi obra es consecuencia de quienes me precedieron”

“Habrá que estar siempre
junto a las raíces, frente al viento,
en los muelles viejos, siempre,
a cuestas con los pordioseros
y dentro de cada uno
para vivir
hasta el fondo
y nada más”
(Muerte de Tirso, Miguel Barnet)

En febrero de 2013 se celebró en la sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC el 50 aniversario de la publicación del poemario La piedrafina y el pavorreal, de Miguel Barnet (La Habana, 1940), la cuarta publicación que realizó en 1963 la recién creada Editorial Unión a los que se consideraban entonces como nuevos valores de la literatura cubana.

En la presentación de la nueva edición de este texto, Guillermo Rodríguez Rivera recordó aquellos tiempos a inicios de la Revolución, en que había un público muy entusiasta para leer todo lo que se producía en el país y la nueva generación de poetas se hallaba sumido en un “doble carril”: por una parte, “dar vuelta” a la poesía que se realizara y, al mismo tiempo, asimilar con respeto la obra precedente que se establecía como la base de la que partimos.

“Miguel va a la cotidianidad, al lenguaje de todos los días”, destacó como elemento novedoso en su obra en aquel momento: es “la realidad pasada por la sensibilidad del poeta”. Indica que, desde entonces, se observa claramente que manejaba lo que con posterioridad llamara “la fuente viva”, donde se entretejen las vivencias y las palabras del pueblo. “Su camino de la cultura pasa por la etnología” y en este poemario se vislumbra la obra que produciría después, resaltó.

Barnet agradeció a SurEditores la reedición de este texto que valoró de “poesía ingenua, casi inocente, pueril”. Aunque se trataban de sus primeros poemas, “este libro no es tan diferente a la poesía que hice después, solo que aquí está la matriz”, indicó, para subrayar que su publicación le “catapultó a este mundo del cual vivo” y era el resultado de las muchas lecturas de poesía que realizó mientras iba formándose como etnólogo, como las obras de Nicolás Guillén, Fayad Jamís, entre otros.

“La generación de los 50 es a la cual siempre le rendí homenaje y tributo, porque tuvieron que escribir poesía en momentos difíciles, cuando tenían que costearse sus publicaciones con el peculio personal”, expresó. “Fueron mis amigos, a quienes me acerqué para hacer no sólo mi poesía, sino mi trabajo en general. Éramos más jóvenes cuando esa generación aún estaba joven y pletórica, por lo que pudimos recibir lo mejor de ella”.

“Negar una generación es un absurdo y es caer en un tremendo vacío”, reafirmó, con la convicción de que su obra “es una consecuencia de esos escritores que me precedieron”.

Al final, deleitó a los amantes de la poesía allí reunidos recitando su poema “¿Dónde están?”, del que se toma el título de la piedrafina y el pavorreal. “La poesía es otra cosa (…) sin la poesía no hay posibilidad de que lo que uno quiere decir alcance una dimensión que pueda cumplir con una parábola”, reafirmó.

Más visiones generacionales para la poesía cubana

“Por ahora
la inmigración ha sido detenida
entre la cocina y la sala
que hemos llamado cuarto
y tu abuela
recorta el pimiento rojo
mientras sofocas con tu cuerpo mis gemidos”
(Wonder wall, Jamila Medina)

El narrador y ensayista Francisco López Sacha fue el encargado de presentar otros textos publicados por SurEditores para esta Feria del Libro 2014, con reedición de autores conocidos y generaciones más recientes.

Cabeza de zanahoria es el libro de poesías que le valió a Luis Rogelio Nogueras (La Habana, 1944-1985) el Premio David de la UNEAC 1967, en su primera convocatoria. Al presentarlo, Sacha lo calificó como “poemario excepcional”, en el que se muestra su tradicional estilo de “contrapunteo entre el lenguaje fabulesco que él crea y el lenguaje coloquial cubano”. “Es una poesía hecha con la palabra de todos los días, identificado con vivencias personales”, resaltó, con una estética que deslumbró entonces y continúa haciéndolo entre los lectores cubanos.

Sobre la reedición de El libro rojo de Guillermo Rodríguez Rivera (Santiago de Cuba, 1943), que obtuvo mención del Premio Casa en 1970, indicó representar “una nueva poesía para la Revolución y una Revolución para la nueva poesía”, en un laberinto de relaciones entre el poeta, la realidad y el proceso político que se vivía. Resaltó que esta obra tuvo “una influencia extraordinaria en el grupo generacional que le siguió, trabajando la manera de sentir el coloquio, la musicalidad y la armonía, no sólo la palabra desnuda”.

También fue presentado el peculiar poemario Arrastrando hojas secas hacia la oscuridad, de Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas, 1950), a quien se le conoce más por su narrativa a pesar de contar con una significativa obra poética. Al respecto, Sacha indicó que el autor es “hijo de la oleada de esa poesía que fue buscando raíces en la intimidad del ser humano (…) ante la certeza de lo pasajero del tiempo y el dolor que significa vivir”. Sobre el texto señaló que “es la obra de un poeta culto”, penetrado por lo que denominó “neo-existencialismo”, con una imagen del mundo tan conceptual que logra un acto de comunicación mucho mayor.

Y para finalizar con los nuevos libros de poesía, se presentó Del corazón de la col y otras mentiras de Jamila Medina Ríos (Holguín, 1981), del que señaló “es este coloquio elevado al paroxismo, a un tempo erótico extraordinario”. En su poesía, “es a través del amor, de la entrega” en que se mezcla el mundo de la cultura y de la historia en una muestra de la más reciente poesía producida en el país, como continuidad de todo el proceso de creación artística.

La última novedad literaria presentada esa tarde por la colección SurEditores fue el guión de la película Fresa y Chocolate, de Senel Paz (Fomento, 1950), que fue calificado por Sacha como “uno de los grandes guiones del cine cubano, junto a Memorias del subdesarrollo y La última cena”, cuyo mejor ejemplo lo constituye el Premio Nacional de la Crítica alcanzado por este libro en el 2013. Basado en el cuento “El lobo, el bosque y el hombre nuevo”, del propio autor, el guión de cine creó otra historia a partir del mismo suceso y de la misma circunstancia que, sin lugar a dudas, se ha convertido en punto de referencia obligado para la creación artística y literaria de Cuba en las últimas décadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario