lunes, 19 de mayo de 2014

El fenómeno migratorio cubano desde una visión cultural


En sustancioso debate devino la presentación del libro Cuba y los cubanoamericanos (El fenómeno migratorio cubano), del historiador Jesús Arboleya, la tarde del pasado jueves 15 de mayo, en la sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC. El evento se desarrolló durante la tradicional Tertulia de Historia que organiza la Asociación de Escritores los terceros jueves de cada mes.
Cultura de la nostalgia, cubanía y emigración —en sus diferentes etapas de la historia del país— fueron algunos de los temas sobre los que se centraron los análisis, a partir de la propuesta que se realiza en este libro, el cual mereció el Premio Casa de las Américas 2013 de Ensayo Histórico-Social.
La presentación inicial corrió a cargo del Dr. Alberto Prieto, quien calificó el texto de “ameno e interesante” y para él se ha convertido ya en “libro de cabecera”, a partir de la seriedad y profundidad en que aborda el recuento histórico de la emigración cubana hacia los Estados Unidos, su impacto en las relaciones entre ambas naciones, su impronta en la cultura y en la definición identitaria de cubanos y cubanas, más allá de su lugar de residencia.
El destacado profesor analizó la estructura conceptual con que fue escrito el libro, sobre la base de un grupo de premisas vitales para entender el fenómeno migratorio cubano, la periodización que propone y el contenido de categorías fundamentales como “lo cubano-americano”, los mecanismos de poder en los Estados Unidos y las situaciones históricas en Cuba, que fueron definiendo rasgos específicos para cada contexto.
Al respecto, hizo un recorrido por los diferentes momentos que definen este proceso, destacando la propuesta que se hace en el libro sobre la emigración de 1980 por el Mariel como un “parte-aguas” que establece un antes y un después. Al haber sido esta una emigración que reflejaba más la composición de la población cubana, a partir de ese momento se empezó a ver un fenómeno migratorio más parecido al del resto de Latinoamérica, completamente diferente al anterior “exilio político” de Batistianos y clases pudientes que tuvieron un papel fundamental en la hostilidad de las relaciones con su país de origen.
Por su parte, Arboleya abundó en la concepción polémica del término “cubano-americano” —que solo puede surgir en una sociedad como la estadounidense, marcada por las diferencias de origen de su población— y en la peculiaridad política de la emigración cubana tras el triunfo de la Revolución, que generó un proceso a la inversa de lo habitual: donde el país emisor trataba de limitarla y el país receptor de estimularla.
Profundizó en el análisis de su uso inicial como instrumento de la política de los Estados Unidos contra Cuba, pues servía para acusar al régimen cubano y a su vez alimentaba la contrarrevolución y las acciones terroristas contra el país. También ratificó la peculiaridad del flujo migratorio de 1980, el cual fue un fenómeno en gran parte sorpresivo para ambos lados y cuyos protagonistas fueron rechazados en las dos partes: para los cubanos eran “la escoria” y para los americanos fueron “los indeseables”.
Destacó también que, la sorpresa que significó para Cuba este fenómeno —en un momento que comenzaba una bonanza económica y se tenían mejores relaciones bilaterales con los Estados Unidos— demostró la subestimación de que fueron objeto las investigaciones sociales, como resultado de las políticas aplicadas en los años 70.
Particularizó en las características de la cuestión migratoria desde ese momento, sobre todo con el flujo de los años 90 en adelante, que tuvieron como novedad el tema “remesas” y la ayuda a los familiares en Cuba, así como la realidad de tener un gran capital humano bien preparado y no contar en el país con un mercado laboral satisfactorio. Estos elementos transformaron la percepción cubana hacia su emigración, lo que abrió las puertas a fenómenos totalmente nuevos, que van desde las reuniones de la nación y la emigración, hasta los cambios más recientes en la política migratoria.
Ivette García, Presidenta de la Sección de Historia de la Asociación de Escritores y anfitriona del encuentro, resaltó la importancia de traer a estas Tertulias temas de interés para los miembros de la Sección y público en general. En esta ocasión, ese objetivo fue superado con creces en lo que calificó como “provocación para escribir, para contradecir, para abordar desde diferentes perspectivas un fenómeno tan complejo”. Además, indicó que se ha tratado de un tema que merece la mayor atención en estos momentos, “por su historia y los desafíos que impone a nuestra sociedad”.
Jesús Arboleya Cervera (La Habana, 1947) es Doctor en Ciencias Históricas y Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”. Como diplomático cumplió misiones en Nueva York y Washington DC. Es miembro de la UNEAC y autor de numerosos ensayos y artículos aparecidos en publicaciones cubanas y extranjeras, además de escribir libros como La contrarrevolución cubana (2000) y La revolución del otro mundo (2007).
Al final del encuentro, se aprovechó la ocasión para destacar aspectos relevantes de la Sección de Literatura Histórico-Social e Ivette expresó la felicitación de la Asociación al historiador Tomás Diez Acosta, quien hace muy poco tiempo recibiera la réplica del machete de Máximo Gómez por su meritoria trayectoria profesional de toda la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario