martes, 23 de julio de 2013
Conocimiento y ejemplo para las nuevas generaciones de cubanos
Publicado en: http://www.uneac.co.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=7300
En la literatura histórico-social, los textos biográficos y testimoniales tienen una particular trascendencia en la preservación de la memoria histórica de la nación; sobre todo, para dar a conocer la vida y la obra de aquellas personas que han sido ejemplo de nuestros valores más preciados.
Esa ha sido la divisa que impulsó al escritor Humberto Rodríguez Manso, historiador de la UNEAC y Secretario Ejecutivo de la Fundación Nicolás Guillén, al escribir el libro Raúl García Peláez: una historia de vida (Editora Política, 2013). Para Rodríguez Manso, los principios revolucionarios que sustentó García Peláez deben ser de conocimiento y ejemplo de las nuevas generaciones de cubanos, pues “se caracterizó por su ejemplaridad y su plena dedicación al servicio de la Revolución cubana. Ejerció con amor el don sagrado de la amistad y la lealtad. Diestro en el consejo formador, su palabra era honesta y aleccionadora; su caballerosidad era innata en él, su decencia era congénita”.
La presentación del libro, el pasado miércoles 17 de julio en la sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC, fue realizada por Jorge Risquet Valdés, quien fuera elegido –junto a Raúl García Peláez– entre los 100 miembros del primer Comité Central del Partido, el 3 de octubre de 1965, y luego como miembros del Secretariado del Buró Político del PCC.
Risquet rememoró no sólo la enorme capacidad de trabajo de Raúl en ambas responsabilidades, sino su brillante hoja de servicios a la Revolución desde mucho antes, cuando en las filas ortodoxas denunció el asesinato de Jesús Menéndez y repudió el golpe de estado de Batista en 1952, al igual que su ferviente lucha –junto a Cándido González– en el Movimiento 26 de Julio en su natal Camagüey, cuya célula provincial fuera fundada en una finca de su familia a mediados de 1955.
Destacó además su labor diplomática como Embajador en la URSS por 6 años y en Afganistán, donde se requería de un compañero que poseyera “la experiencia, la firmeza y la sabiduría política necesaria” para una misión tan compleja, en donde “demostró su audacia y talento político”.
En el prólogo del libro se puede leer la alta valoración que Eusebio Leal también le atribuye a la función diplomática de Raúl: “Con su abnegada labor, él demostró aquella máxima de que los embajadores han de cumplir instrucciones, pero que sus opiniones y valoraciones deben servir a su propio país para formarse una idea clara de aquel en el cual ejercen representación. Todo buen diplomático sabrá sortear escollos, fomentar la amistad, unir lazos y evitar esa apatía en que algunos se sumergen, limitándose sólo a escribir informes referenciales que no pocas veces distorsionan la realidad”.
El libro, escrito en forma testimonial, recoge las vivencias del autor y de numerosas personas que acompañaron a García Peláez durante su trayectoria revolucionaria –como Armando Hart, Julio Camacho Aguilera, Faustino Pérez, Faure Chomón, Raúl Valdés Vivó, Jorge Enrique Mendoza, entre muchos otros–, que también incluyó la clandestinidad ante la persecución de los soldados de Batista, el exilio en México, la limpia del Escambray, la Secretaría del Comité Provincial de las ORI en Matanzas y su trabajo en el Ministerio de Comunicaciones, al final de su vida.
El autor, Humberto Rodríguez Manso (Camagüey, 1931), es Licenciado en Periodismo y Contador profesional; ha sido condecorado con las medallas Raúl Gómez García y Centenario del Poeta Nacional de Cuba, Nicolás Guillén. Recibió dos medallas por Misión Internacionalista en Angola y Nicaragua, posee medallas por la lucha clandestina y aniversarios de las FAR. Ha publicado también los libros La Peregrina, Un siglo de anhelado regreso, Cándido González Morales, revolucionario sin tacha y México en Guillén.
Raquel Riverón, viuda de García Peláez, agradeció visiblemente emocionada el homenaje en que se convirtió la presentación del libro, ante una sala abarrotada de personas que desafiaron la lluvia y entre quienes se encontraban Miguel Barnet, Presidente de la UNEAC, y Nancy Morejón, Presidenta de la Asociación de Escritores.
Sin embargo, dos momentos impactaron al auditorio reunido esa tarde, que quedaron como el mejor recuerdo de Raúl García Peláez. Raquel pidió permiso a Guido López Gavilán para terminar su intervención con palabras de su testimonio en el libro y concluyó: “me gustaría que todos le recordaran con su imagen siempre sonriente”.
Por su parte, Jorge Risquet cerró su intervención destacando un hecho que simboliza la personalidad de Raúl, cuando organizó a un grupo de personas que fueron al Surgidero de Batabanó a recibir a Fidel y los moncadistas –tras la amnistía que los sacara del Presidio Modelo de la Isla de Pinos– y al encontrarse Raúl le dijo: “con usted, Fidel, y la Revolución, hasta la muerte”.
lunes, 22 de julio de 2013
Los periodistas en Congreso… otra vez
Los asociados de la UPEC acaban de terminar su 9no Congreso,
una nueva oportunidad de hacer balances del trabajo de la prensa en los últimos
años y de analizar la política informativa del país. Una vez más pudieron
criticar, al duro y sin guante, los problemas que identificaron en ese complejo
proceso informativo… que llevamos décadas por solucionar.
Yo no soy de los más viejos en esto y recuerdo que, cuando
estaba en la Universidad y daba mis primeros pasos en tratar de entender los
problemas políticos del país y del mundo, se hizo el llamamiento al 4to
Congreso del Partido –un proceso que tuvo una amplia participación popular en
1991, tras el derrumbe del socialismo en Europa del Este– en el que la prensa
fue uno de los objetivos colimados por muchos.
Y se le criticaba más o menos lo mismo desde entonces, lo
que se ha reiterado periódicamente en estos más de 20 años tras cada Congreso
de la UPEC: el secretismo, el triunfalismo, las medias verdades, el síndrome de «la tuya»
–esa genial frase que se le adjudica a Retamar, en referencia a la publicación
de airadas respuestas ante ofensas y mentiras que no se publican (nunca nos enteramos de cuándo nos mentaron
la madre)–, los silencios inútiles ocupados oportunistamente por otras
fuentes interesadas en destruirlo todo… en fin, tener una prensa dinámica,
revolucionaria, que se parezca más al país en que vivimos.
Y a medida que van pasando los años, los problemas aumentan
y se le agregan nuevos retos. Ahora tenemos algo que hace 20 años era
impensable: las nuevas tecnologías de
la información y las comunicaciones, que han venido a hacer un periodismo cada
vez más plural y participativo.
Ya en un post anterior,
alabando la entrada de TeleSur a nuestro mundo informativo nacional, me refería
a cómo se puede hacer un periodismo revolucionario, dinámico, popular,
participativo y con el uso oportuno de las tecnologías. Entiendo que el gremio
periodístico defienda a ultranza la profesionalidad de la prensa, pero debemos
estar claros que el periodismo en el siglo XXI recorre caminos mucho más allá
de las fronteras de las Universidades y la conformación de la noticia se ha
vuelto un hecho colectivo… para bien y para mal: lo mismo para denunciar la
represión policial contra los campesinos colombianos del Catatumbo, que para
mentir sobre supuestos éxitos armados de la oposición siria, para denunciar el espionaje
de los poderosos por las redes sociales o para crear estados de opinión contra
los vendedores ambulantes.
Como siempre, en este Congreso se escucharon algunas
intervenciones brillantes, otras no tanto y algunas –cada vez menos, por
suerte– machacando más en las justificaciones del inmovilismo mediático.
Pero como decía alguien recientemente, la UPEC ni es dueña
de los medios ni traza las políticas; por lo tanto, en sus manos no está resolver
el problema. Sin embargo, sí le toca un papel de alerta, de señalamiento, de catarsis –si, no hay que tenerle miedo a
ese término, también es necesaria la catarsis para que avancen las políticas–
después de tanto tiempo sin acabar de poner las cosas en su lugar.
Para asombro de muchos la intervención más espectacular vino
de Miguel Mario Díaz-Canel, quien elocuentemente mostró un derroche de
autocríticas y visiones de futuro que bien pudieron despertar la esperanza a
quienes queremos una renovada prensa en Cuba, mientras más temprano mejor.
Aunque sorprendió a otros que el resumito que diera el Noticiero no se
pareciera mucho a su profunda y valiente intervención… y, además, que quien no
lo vio en la Mesa Redonda de ese día se quedó con las ganas de saber lo que
dijo porque, a pesar de ser Vicepresidente Primero, no le tocaron versiones
taquigráficas al día siguiente en la prensa nacional.
Una vez más, ojalá y este Congreso sea un renovado estímulo para
elaborar políticas que conduzcan a una prensa atractiva, moderna y aterrizada, para
cumplir con el Objetivo de Trabajo No. 70 de la Conferencia Nacional del
Partido, el cual aboga porque los medios «informen de manera
oportuna, objetiva, sistemática y transparente la política del Partido sobre el
desarrollo de la obra de la Revolución, los problemas, dificultades,
insuficiencias y adversidades que debemos enfrentar; supriman los vacíos
informativos y las manifestaciones del secretismo, y tengan en cuenta las
necesidades e intereses de la población.».
Más que
posible, es necesario.
lunes, 15 de julio de 2013
Parlamento, democracia y participación
La Asamblea Nacional del Poder Popular acaba de terminar la primera sesión de su 8va Legislatura. Otra vez el máximo órgano de poder en Cuba se enfrenta a una legislatura renovada, en esta ocasión con un 67% de nuevos miembros, un número importante porque indica que su mayoría se estrena en este ejercicio.
Y otra vez pasan sus “debates” sin penas ni glorias a imagen vista de la población, con excepción de algunas intervenciones puntuales –incluyendo la de Raúl, siempre crítica y precisa, la de Murillo y la de alguna que otra persona… como René, con ese lenguaje llano y sentido. Pero, en casi todos los casos, presentadas en forma de instrucciones –o explicación de decisiones ya tomadas– de los dirigentes hacia los parlamentarios y, por extensión, hacia la ciudadanía.
Tal parece que en el Parlamento no se discuten los problemas que preocupan ahora mismo a los ciudadanos, los que están en la boca de todos en las calles. Y no sé si esa impresión es porque en verdad no sucede o porque el pequeño resumen que presentan –dos programas de una hora y media cada uno para todas las reuniones de las comisiones y la plenaria de la Asamblea– no lo muestra, lo que vendría a sumarse a los problemas que conocemos de la política informativa en el país.
Alguien que ha participado en otras ocasiones en estas reuniones me comentó que si, que se armaban tremendos debates… pero la gente no los ha visto. Y eso que el artículo 80 de la Constitución de la República establece que «las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular son públicas, excepto en el caso en que la propia Asamblea acuerde celebrarlas a puertas cerradas por razón de interés de Estado». [1] Y no todo deberá ceñirse a ese ambiguo término de interés de Estado, mucho menos cuando se trata del interés de la ciudadanía.
El Presidente en la sesión de clausura habló de cuestiones medulares para la nación, sobre la indisciplina social y el desorden institucional –que hace rato nuestro pueblo maneja–, y su reconocimiento por la máxima dirección del Estado establecen un momento de reflexión importante para organizar estrategias e intentar hallarles una solución, pero… ¿cuánto de eso se discutió entre los parlamentarios? Igual sucede con las trascendentales políticas económicas tomadas, en cumplimiento de los Lineamientos del 6to. Congreso del Partido, que fueron informadas por Murillo… ¿y qué discutieron los representantes del pueblo al respecto?
Rosa Luxemburgo, esa incuestionable líder del movimiento comunista internacional, con una profunda e indiscutible formación marxista, indicaba que de lo que se trataba era de «conquistar el poder político para crear una democracia socialista, en reemplazo de la democracia burguesa» [2]. O sea, un acto de permanente creatividad para garantizar «la participación más activa e ilimitada posible de la masa popular, la democracia sin límites».[2]
Y no viene al caso ahora profundizar en la obsolescencia o no del concepto de “democracia”, sobre todo por el entendimiento que ha tenido como el predominio de la mayoría sobre la minoría, un concepto que nació sesgado –excluyendo a mujeres y esclavos– y ha sido uno de los más vilipendiados en la historia de la humanidad. Hay quien ha querido compensarlo poniéndole apellido: “democracia participativa”, lo que aún está por demostrarse pues, hasta aquellas más democráticas, siguen erigiéndose sobre la base de la representación. Por eso la interpretación de Rosa Luxemburgo suena más completa: «la participación más activa e ilimitada posible de la masa popular».
Sobre esa base, en el contexto de la presente actualización del modelo económico, es perentorio continuar buscando fórmulas –de forma creativa– que garanticen una mayor y más completa participación de la ciudadanía en los órganos del poder popular y las decisiones políticas.
Ya en un post anterior comentaba algunas ideas para lograr una mejor interacción entre el pueblo y los delegados y diputados que eligieron, para que no tuvieran que esperar otros cinco años en volver a verles. Pero la participación también pasa, indudablemente, por que la ciudadanía conozca a plenitud lo que se discute en los órganos del poder popular pues, como dice nuestra Constitución en su artículo 3, es en el pueblo donde radica la soberanía y no a la inversa: «la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado». [1]
Y de paso, aunque no menos importante, le permite a la ciudadanía conocer el desempeño de las personas a quienes le confió su mandato de representación ante los órganos de poder, los que deberán asumir con toda responsabilidad la soberanía del pueblo.
Cambios saludables, que no requieren de transformaciones legales –porque en realidad están contenidos en nuestras normas jurídicas–, los cuales harán más dinámica nuestra democracia y una ciudadanía más consciente de sus derechos y deberes. Una información que, en la medida que sea más completa, nos hará más responsables hacia la sociedad.
NOTAS:
[1] Constitución de la República de Cuba, en: http://www.gacetaoficial.cu/html/constitucion_de_la_republica.html
[2] Rosa Luxemburgo, Democracia y Dictadura en “La Revolución Rusa” (http://www.marxismo.org/files/11Larevolucionrusa_0.pdf)
Y otra vez pasan sus “debates” sin penas ni glorias a imagen vista de la población, con excepción de algunas intervenciones puntuales –incluyendo la de Raúl, siempre crítica y precisa, la de Murillo y la de alguna que otra persona… como René, con ese lenguaje llano y sentido. Pero, en casi todos los casos, presentadas en forma de instrucciones –o explicación de decisiones ya tomadas– de los dirigentes hacia los parlamentarios y, por extensión, hacia la ciudadanía.
Tal parece que en el Parlamento no se discuten los problemas que preocupan ahora mismo a los ciudadanos, los que están en la boca de todos en las calles. Y no sé si esa impresión es porque en verdad no sucede o porque el pequeño resumen que presentan –dos programas de una hora y media cada uno para todas las reuniones de las comisiones y la plenaria de la Asamblea– no lo muestra, lo que vendría a sumarse a los problemas que conocemos de la política informativa en el país.
Alguien que ha participado en otras ocasiones en estas reuniones me comentó que si, que se armaban tremendos debates… pero la gente no los ha visto. Y eso que el artículo 80 de la Constitución de la República establece que «las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular son públicas, excepto en el caso en que la propia Asamblea acuerde celebrarlas a puertas cerradas por razón de interés de Estado». [1] Y no todo deberá ceñirse a ese ambiguo término de interés de Estado, mucho menos cuando se trata del interés de la ciudadanía.
El Presidente en la sesión de clausura habló de cuestiones medulares para la nación, sobre la indisciplina social y el desorden institucional –que hace rato nuestro pueblo maneja–, y su reconocimiento por la máxima dirección del Estado establecen un momento de reflexión importante para organizar estrategias e intentar hallarles una solución, pero… ¿cuánto de eso se discutió entre los parlamentarios? Igual sucede con las trascendentales políticas económicas tomadas, en cumplimiento de los Lineamientos del 6to. Congreso del Partido, que fueron informadas por Murillo… ¿y qué discutieron los representantes del pueblo al respecto?
Rosa Luxemburgo, esa incuestionable líder del movimiento comunista internacional, con una profunda e indiscutible formación marxista, indicaba que de lo que se trataba era de «conquistar el poder político para crear una democracia socialista, en reemplazo de la democracia burguesa» [2]. O sea, un acto de permanente creatividad para garantizar «la participación más activa e ilimitada posible de la masa popular, la democracia sin límites».[2]
Y no viene al caso ahora profundizar en la obsolescencia o no del concepto de “democracia”, sobre todo por el entendimiento que ha tenido como el predominio de la mayoría sobre la minoría, un concepto que nació sesgado –excluyendo a mujeres y esclavos– y ha sido uno de los más vilipendiados en la historia de la humanidad. Hay quien ha querido compensarlo poniéndole apellido: “democracia participativa”, lo que aún está por demostrarse pues, hasta aquellas más democráticas, siguen erigiéndose sobre la base de la representación. Por eso la interpretación de Rosa Luxemburgo suena más completa: «la participación más activa e ilimitada posible de la masa popular».
Sobre esa base, en el contexto de la presente actualización del modelo económico, es perentorio continuar buscando fórmulas –de forma creativa– que garanticen una mayor y más completa participación de la ciudadanía en los órganos del poder popular y las decisiones políticas.
Ya en un post anterior comentaba algunas ideas para lograr una mejor interacción entre el pueblo y los delegados y diputados que eligieron, para que no tuvieran que esperar otros cinco años en volver a verles. Pero la participación también pasa, indudablemente, por que la ciudadanía conozca a plenitud lo que se discute en los órganos del poder popular pues, como dice nuestra Constitución en su artículo 3, es en el pueblo donde radica la soberanía y no a la inversa: «la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado». [1]
Y de paso, aunque no menos importante, le permite a la ciudadanía conocer el desempeño de las personas a quienes le confió su mandato de representación ante los órganos de poder, los que deberán asumir con toda responsabilidad la soberanía del pueblo.
Cambios saludables, que no requieren de transformaciones legales –porque en realidad están contenidos en nuestras normas jurídicas–, los cuales harán más dinámica nuestra democracia y una ciudadanía más consciente de sus derechos y deberes. Una información que, en la medida que sea más completa, nos hará más responsables hacia la sociedad.
NOTAS:
[1] Constitución de la República de Cuba, en: http://www.gacetaoficial.cu/html/constitucion_de_la_republica.html
[2] Rosa Luxemburgo, Democracia y Dictadura en “La Revolución Rusa” (http://www.marxismo.org/files/11Larevolucionrusa_0.pdf)
viernes, 12 de julio de 2013
Recordar a Guillén
Publicado en: http://www.uneac.co.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=7279
El Poeta Nacional cubano estuvo de cumpleaños este
10 de julio. Nicolás para los más allegados, Guillén para este pueblo que aún
lo recuerda con cariño, lo respeta y lo admira, aún tiene mucho que decirnos
en pleno siglo XXI, a 111 años de su nacimiento.
El homenaje de la UNEAC —su organización, la que él
fundara en 1961 junto a un grupo de intelectuales revolucionarios— empezó
temprano en la mañana, con una ofrenda floral ante la escultura que le
recuerda en el jardín de la casona de 17 y H. Le acompañaron Abel Prieto y
Miguel Barnet, junto a trabajadores y miembros de la organización, previo al
primer encuentro de la Comisión Preparatoria del próximo VIII Congreso de la
UNEAC, que no por gusto escogió este día para reunirse.
En la tarde continuó el tributo y nada mejor que un
Coloquio para analizar su legado, organizado por la Fundación que lleva su
nombre, en donde se celebró no solo su cumpleaños sino también el aniversario
60 del asalto al Cuartel Moncada. Porque, sin dudas, Revolución y Guillén
están indisolublemente ligados.
El panel Todo empezó de esta
manera, alegórico a su espíritu fundacional, incluyó a la investigadora Ana
Cairo quien disertó sobre “Los 40 y 50 según Guillén”, a Denia García Ronda
que habló sobre “La paloma de vuelo popular: Exilio y Víspera”
–rindiendo tributo a este trascendental poemario de su obra literaria, en su
aniversario 55 de publicado– y a Guillermo Rodríguez Rivera quien profundizó
en un tema ineludible: “Guillén y la Revolución cubana”.
De tanto que se ha hablado y leído a Guillén,
pudiera parecernos que lo conocemos todo, pero nada más alejado de la
realidad. El propio Nicolás Hernández Guillén, nieto del poeta y Presidente
de la Fundación, se alegró de que los panelistas no recorrieran caminos
trillados y analizaran nuevas aristas, que ayudan a seguir profundizando en
su estudio para las nuevas generaciones de cubanos.
Ana Cairo planteó temprano el reto al analizar en el
trabajo poco conocido del poeta entre las décadas del 40 y 50 del pasado
siglo, cuando se mueve entre dos zonas muy vinculadas, como vasos
comunicantes: el periodismo y la poesía. La trascendencia de su obra en ese
momento es como cronista de la época, que se convierte en lectura obligada
para quien quiera entender la Cuba de ese período. Aseveró que, participando
de esa forma en la vida social cubana, los gobiernos de Grau San Martín y
Prío Socarrás se pueden estudiar de una forma deliciosa a través de sus
escritos.
En su análisis, Ana Cairo fue más atrás, cuando se
forjó esa faceta de Guillén, al trabajar como Jefe de Redacción en la revista
humorística El Loco del año 1934,
realizando humorismo y sátira con claras alusiones a la política de entonces.
Posteriormente, desarrolló su labor periodística profesional en la revista Mediodía, donde escribía artículos y décimas con incidencia social. Todo ello
sirvió de entrenamiento al magnífico cronista en que se convirtió,
desarrollando una gran habilidad para seleccionar la información y reseñar,
con maestría singular, los sucesos más interesantes del día o la semana en el
país.
Destacó además la gran sensibilidad que tenía
Guillén para la política, hacia la cual sentía mucho entusiasmo. Ello abrió
una interesante observación en la vida del poeta: la estrecha relación que
existió entre el Che y Guillén, dos hombres tan diferentes y entre los que
indudablemente surgió una gran empatía. Tal vez porque al Che –hombre de
política– le interesaba mucho la poesía y a Guillén –hombre de poesía– le
interesaba tanto la política, señaló.
En ese sentido, Ana Cairo rememoró que el primer
recital de poesía realizado en Cuba tras el triunfo de la Revolución lo
protagonizó Guillén junto al Che en febrero de 1959, ante los soldados
analfabetos que se encontraban en La Cabaña. Este recital se reeditó en
agosto de 1960, durante un congreso médico al que había sido invitado el Che
y al cual invitó a Guillén, para repetir esa experiencia.
Como muestra de esa empatía, Nicolás Hernández
Guillén recordó algo que se ha conocido poco: entre las pertenencias que se
encontraron en la mochila del guerrillero se encontraba una agenda de notas
en las que el Che había copiado varios textos de escritores trascendentes y
del que más tenía era de Guillén, con 15 de sus poemas. Por su parte, entre
la creación artística de Guillén se pueden encontrar 5 poemas dedicados al
mítico guerrillero.
Nicolás también se preguntó sobre el posible origen
de esa relación, tal vez porque el Che hubiera conocido la obra de Guillén
desde Argentina, donde ya era conocido hacía años. A partir de una reflexión
que hiciera Guillermo Rodríguez Rivera, sobre la estancia de Guillén en
Guatemala durante el gobierno de Jacobo Arbenz, también surgió la posibilidad
de que se hubieran encontrado entonces, cuando coincidieron los dos durante
los momentos revolucionarios de esa nación centroamericana. Conjeturas aún
por investigar en la vida del poeta.
Por su parte, Denia García Ronda, al analizar el
poemario La paloma de vuelo popular, profundizó en el optimismo consciente que se desbordó siempre de la obra
de Guillén, reflejo de su firme convicción ante el cambio revolucionario en
Cuba, de la inevitable victoria de las fuerzas progresistas en el país en
poco tiempo. La publicación de este libro en Buenos Aires tres días antes del
triunfo de la Revolución fue una premonición de lo inevitable –que ya habría
anunciado desde 1951 en Elegía a Jesús Menéndez– y un saludo a la
victoria.
Calificó este poemario como “el libro del exilio de
Guillén”, escrito durante su peregrinar por diferentes países en la segunda
mitad de la década del 50, agravado por “manos en la sombra” que lucharon
denodadamente por hacerle la vida angustiosa dondequiera que estuviera, por
ser un poeta cubano comunista con gran prestigio internacional. Sin embargo,
destacó que la colección no refleja a un viajero recogiendo experiencias por
donde pasa, sino a un luchador que añora y que confía en el cambio seguro de
su patria.
Esta reflexión dio la oportunidad a Guillermo
Rodríguez Rivera para resaltar la visión política que tuvo Guillén, más allá
de las percepciones que tenía el Partido Socialista Popular –el Partido
Comunista, al que pertenecía–, que avizoró en el movimiento revolucionario
del Moncada y de la Sierra como el eje del cambio en Cuba, el que provocaría
una transformación radical en el país.
En La paloma de vuelo
popular el poeta avizora la Revolución, enfatizó, previendo el “cambio de época”
que tuvo lugar en Cuba y en Latinoamérica posteriormente. A tal punto que,
como recordara Nicolás Hernández Guillén en fecha tan temprana como 1953 su
abuelo le diría a Gabriel García Márquez: “en el panorama cubano la única
esperanza es un joven llamado Fidel Castro”.
Otro tema tratado, que no por conocido tuvo menos
trascendencia, fue el relacionado con el racismo en la obra de Guillén.
Guillermo Rodríguez Rivera, al referirse a la atención de este asunto en los
trabajos del poeta, destacó su firme creencia en la abolición de la
discriminación racial a partir del triunfo de la Revolución y los cambios
sociales que implicaron, lo cual ha debido transcurrir por caminos más
complejos.
Por su parte, Ana Cairo llamó la atención en que tal
vez la amplia difusión que han tenido algunas de sus obras ha creado la
ilusión de que Guillén tenía una idea utópica sobre la eliminación de la
discriminación racial en Cuba. Sin embargo, alertó sobre la necesidad de
continuar profundizando en los textos del escritor, sobre todo en aquellos
que escribió en los años 60 para la agencia de prensa soviética Nóvosti,
donde se observa la claridad que tenía el Poeta Nacional entre la aspiración
de abolir la discriminación racial y las dificultades que enfrentaba la
sociedad al respecto. Otra de las líneas aún por investigar en la vida del
escritor.
La velada culminó con la declamación del poema de
Natacha Santiago Elegía en Carnaval para la palomao
Siempre es 26, dedicado a la memoria de Nicolás Guillén y al asalto al Cuartel
Moncada, y un concierto del grupo La otra mitad, con la interpretación de
algunos de los poemas de Guillén musicalizados.
Un homenaje justo y profundo para quien fue fundador
y poeta, patriota y cronista, revolucionario y trascendente. Para todos quedó
clara la importancia de estudiar a fondo su legado pues, por mucho que nos
parezca conocido, aún quedan espacios que estudiar.
Como sentenciara Nicolás Hernández Guillén, su obra nos entrega mucho conocimiento sobre su visión y sus consideraciones en aspectos fundamentales de la nación cubana, que serán de gran utilidad en estos tiempos para enfrentar las dificultades y prever el futuro. Esa es la entrega más comprometida del artista revolucionario que fue Nicolás Guillén.
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lunes, 8 de julio de 2013
De poetisas y peregrinas
Publicado en: http://www.uneac.co.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=7263
La tarde se iluminó de poesía la sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC este jueves 4 de julio, cuando se presentaron los libros de Belinda Romeu Adiós, peregrina y de Irasema Cruz Morir sin muerte. Desde distintas perspectivas y con discursos poéticos muy diferentes, ambas poetisas nos acercan sus visiones a un mismo sentimiento: la pérdida de lo que fue y ya no volverá a ser, de lo soñado, la lejanía, el desarraigo… lo mismo interno que allende los mares.
En el primer caso, Adiós, peregrina (Beliarte producciones, La Paz, 2011) nos brinda una mirada intimista a un tema experimentado por la propia autora: “el duro trazo de la emigración”, como refiriera la escritora e investigadora Luisa Campuzano al presentar el libro. Es un tema al que se le ha dedicado tanto pensamiento y tantas lágrimas, dijo, por “el peso implacable de la nostalgia del lugar de origen” y el duelo personal de la añoranza por la patria, los padres, la familia, los amigos, el sol, el mar…
Ausente del vaivén y la sandunga
Carente de la tierra prometida
Mientras
Ocultas en baúles viejos la espesa lejanía
Contradicción perenne de la entrega
Eterno andar del
Peregrino
(Adiós, peregrina, Eclipse VII)
Belinda Romeu Valdés-Miranda nació en La Habana y vive desde 1984 en Bolivia. Se graduó de periodista y ha tenido una significativa carrera artística en Cuba, marcada fundamentalmente desde sus inicios por la música y la actuación. Fue fundadora del movimiento de la Nueva Trova y ha desarrollado también una intensa labor por la defensa y ejercicio de los derechos de los niños, las niñas y adolescentes. Ha recibido premios en el concurso La Edad de Oro, de música para niños y niñas, concurso Canción Habanera y Centenario de la Edad de Oro.
Confesó que la publicación de este, su primer libro de poemas, ha sido “un sueño hecho realidad”, en donde quiso plasmar ese “hilo que nunca se rompe entre quien parte y quien queda, el país de donde se va y el país donde se llega”. Destacó que la emigración es un tema con el que tenemos mucha relación, porque somos un país formado de “emigrantes españoles, africanos, chinos, que también cargaron con esa tristeza de alejarse de sus tierras”.
Trocando tormenta por reposo
Aplacando soledad de luna llena
Golondrinas en camino de retorno
(…)
Repartidos por el mundo como ahora somos
Desenredando besos que no dimos
Retorno allí para parchar mi mundo
(Sueños y abismos, XII)
En el prólogo del libro, el poeta y trovador Silvio Rodríguez la enaltece: “Por tantas felices concurrencias se pudiera decir que, en cierto sentido martiano, ahora pareces más completa: porque sembraste un árbol de canciones, porque nos has legado tus andanzas en este libro y, para colmo, porque sonríes envuelta en los retoños de tus hijos”.
Por su parte, en el libro Morir sin muerte (Colección SurEditores, La Habana, 2013), Irasema Cruz comparte sus reflexiones más intrincadas de una realidad que por momentos se le hace lejana, donde Jerusalén –lugar histórico de peregrinaje– es una constante, junto a Padre y Abuelo.
Jerusalén, ya lo vivimos. Tengo más sangre que ideas posibles. Por qué la duda de pararlo todo, de vaciar el pecho y huir de nosotras… No estoy aquí, sólo dejé la envoltura, los atributos, el dolor y un boleto de partida. (Morir sin muerte, Envoltura)
En la presentación del libro –que obtuvo en 2008 el Premio Abdala de la Unión Árabe de Cuba–, la autora hizo gala de sus dotes histriónicas en un sui-géneris performance, junto a los trovadores Frank Martínez y Yurina, de Santiago de Cuba y La Habana respectivamente, que le dieron un tono peculiar a la velada.
Irasema Cruz, nacida en Guanabacoa, es también actriz del grupo “Teatro de la Villa” e integra varias asociaciones de poetas: A la Décima y el Grupo de Creación Poética de la Fundación Nicolás Guillén. Poemas suyos han sido publicados en revistas y antologías en Cuba, Italia y España y ha obtenido el Premio Nacional de Talleres Literarios, en 2007, y el Premio “Farraluque” de poesía erótica, en 2010.
Soy isleña. Aquí se lucha y ama con el rostro abierto, con los muslos danzando en las azoteas, aunque nos invada la mitad de otra sangre. (Morir sin muerte, Muerte del pedrero)
En el prólogo del libro, el poeta y ensayista Roberto Manzano indica que: “Cuando uno evoca la tradición mundial de la prosa poética, que tiende a ser descriptiva o narrativa –dentro de la atmósfera misteriosa y onírica, casi de auto sacramental, en que nació la prosa poética–, se asombra de que aquí se conserve lo descriptivo y lo narrativo, pero que secretamente reine lo dramático, lo espectacular, la oniria como una puesta en escena. Entre los últimos cultivadores de la poesía en prosa, los textos de Irasema Cruz ofrecen una indudable singularidad”.
Dos poetisas cubanas contemporáneas que, desde visiones distantes, confluyeron en el peregrinar del verso para regalar una tarde plena de lirismo.
La tarde se iluminó de poesía la sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC este jueves 4 de julio, cuando se presentaron los libros de Belinda Romeu Adiós, peregrina y de Irasema Cruz Morir sin muerte. Desde distintas perspectivas y con discursos poéticos muy diferentes, ambas poetisas nos acercan sus visiones a un mismo sentimiento: la pérdida de lo que fue y ya no volverá a ser, de lo soñado, la lejanía, el desarraigo… lo mismo interno que allende los mares.
En el primer caso, Adiós, peregrina (Beliarte producciones, La Paz, 2011) nos brinda una mirada intimista a un tema experimentado por la propia autora: “el duro trazo de la emigración”, como refiriera la escritora e investigadora Luisa Campuzano al presentar el libro. Es un tema al que se le ha dedicado tanto pensamiento y tantas lágrimas, dijo, por “el peso implacable de la nostalgia del lugar de origen” y el duelo personal de la añoranza por la patria, los padres, la familia, los amigos, el sol, el mar…
Ausente del vaivén y la sandunga
Carente de la tierra prometida
Mientras
Ocultas en baúles viejos la espesa lejanía
Contradicción perenne de la entrega
Eterno andar del
Peregrino
(Adiós, peregrina, Eclipse VII)
Belinda Romeu Valdés-Miranda nació en La Habana y vive desde 1984 en Bolivia. Se graduó de periodista y ha tenido una significativa carrera artística en Cuba, marcada fundamentalmente desde sus inicios por la música y la actuación. Fue fundadora del movimiento de la Nueva Trova y ha desarrollado también una intensa labor por la defensa y ejercicio de los derechos de los niños, las niñas y adolescentes. Ha recibido premios en el concurso La Edad de Oro, de música para niños y niñas, concurso Canción Habanera y Centenario de la Edad de Oro.
Confesó que la publicación de este, su primer libro de poemas, ha sido “un sueño hecho realidad”, en donde quiso plasmar ese “hilo que nunca se rompe entre quien parte y quien queda, el país de donde se va y el país donde se llega”. Destacó que la emigración es un tema con el que tenemos mucha relación, porque somos un país formado de “emigrantes españoles, africanos, chinos, que también cargaron con esa tristeza de alejarse de sus tierras”.
Trocando tormenta por reposo
Aplacando soledad de luna llena
Golondrinas en camino de retorno
(…)
Repartidos por el mundo como ahora somos
Desenredando besos que no dimos
Retorno allí para parchar mi mundo
(Sueños y abismos, XII)
En el prólogo del libro, el poeta y trovador Silvio Rodríguez la enaltece: “Por tantas felices concurrencias se pudiera decir que, en cierto sentido martiano, ahora pareces más completa: porque sembraste un árbol de canciones, porque nos has legado tus andanzas en este libro y, para colmo, porque sonríes envuelta en los retoños de tus hijos”.
Por su parte, en el libro Morir sin muerte (Colección SurEditores, La Habana, 2013), Irasema Cruz comparte sus reflexiones más intrincadas de una realidad que por momentos se le hace lejana, donde Jerusalén –lugar histórico de peregrinaje– es una constante, junto a Padre y Abuelo.
Jerusalén, ya lo vivimos. Tengo más sangre que ideas posibles. Por qué la duda de pararlo todo, de vaciar el pecho y huir de nosotras… No estoy aquí, sólo dejé la envoltura, los atributos, el dolor y un boleto de partida. (Morir sin muerte, Envoltura)
En la presentación del libro –que obtuvo en 2008 el Premio Abdala de la Unión Árabe de Cuba–, la autora hizo gala de sus dotes histriónicas en un sui-géneris performance, junto a los trovadores Frank Martínez y Yurina, de Santiago de Cuba y La Habana respectivamente, que le dieron un tono peculiar a la velada.
Irasema Cruz, nacida en Guanabacoa, es también actriz del grupo “Teatro de la Villa” e integra varias asociaciones de poetas: A la Décima y el Grupo de Creación Poética de la Fundación Nicolás Guillén. Poemas suyos han sido publicados en revistas y antologías en Cuba, Italia y España y ha obtenido el Premio Nacional de Talleres Literarios, en 2007, y el Premio “Farraluque” de poesía erótica, en 2010.
Soy isleña. Aquí se lucha y ama con el rostro abierto, con los muslos danzando en las azoteas, aunque nos invada la mitad de otra sangre. (Morir sin muerte, Muerte del pedrero)
En el prólogo del libro, el poeta y ensayista Roberto Manzano indica que: “Cuando uno evoca la tradición mundial de la prosa poética, que tiende a ser descriptiva o narrativa –dentro de la atmósfera misteriosa y onírica, casi de auto sacramental, en que nació la prosa poética–, se asombra de que aquí se conserve lo descriptivo y lo narrativo, pero que secretamente reine lo dramático, lo espectacular, la oniria como una puesta en escena. Entre los últimos cultivadores de la poesía en prosa, los textos de Irasema Cruz ofrecen una indudable singularidad”.
Dos poetisas cubanas contemporáneas que, desde visiones distantes, confluyeron en el peregrinar del verso para regalar una tarde plena de lirismo.
miércoles, 3 de julio de 2013
Regino Boti en la revista UNION 79
Publicado en: http://www.uneac.co.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=7247
El número 79 de la revista UNIÓN fue presentado el pasado 28 de junio con un dossier dedicado a Regino Boti, a propósito de haberse cumplido el 5 de junio el centenario de la publicación, en Barcelona, de su primer libro de poesías Arabescos mentales.
De acuerdo con Guillermo Rodríguez Rivera en su escrito Otro centenario de Regino Boti, incluido en el referido dossier, la presentación de ese libro en 1913 “revitalizó decisivamente la poesía de Cuba y abrió el camino a una promoción que sería esencial en ese proceso de reafirmación de nuestra cultura”.
Nancy Morejón, directora de la revista y Presidenta de la Asociación de Escritores, en la introducción del encuentro calificó a Boti –junto a su colega José Manuel Poveda– como “los grandes” que hicieron renacer la lírica cubana a inicios del siglo XX. Al referirse a la pasión que desarrolló por su Guantánamo natal, desde donde realizó toda su obra, destacó que “la poesía es siempre algo recóndito, incógnito”, pero desde allá “marcó la visión moderna de nuestra poesía”. “Llevó la noción del terruño, de la provincia, a categoría universal”, reafirmó.
El escritor guantanamero Jorge Núñez estuvo a cargo de la presentación de la revista y refirió que en toda ella se siente la presencia de Boti: “se presenta al gran poeta, al tiempo que nos descubre al gran hombre, amigo, la figura que ha sido reverenciada por tantas personalidades en la cultura nacional”. Las ilustraciones de la revista en este número también son del propio poeta, destacado por Núñez al asegurar que “el Boti pintor para nada desdice el gran escritor que fue”.
Regino Eladio Boti (Guantánamo, 1878-1958) fue pedagogo y abogado, graduado en 1911 como maestro público y en 1917 como Doctor en Derecho Civil en la Universidad de La Habana, en 1918 obtuvo el título de Notario Público y en 1947 se graduó de Doctor en Filosofía y Letras, también en la sede universitaria de la capital cubana. Colaboró en numerosas revistas literarias de Cuba y del extranjero y fue miembro correspondiente de la Academia de la Historia de Cuba, de la Academia Cubana de la Lengua y de la Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes de Cádiz.
En 1987, a propósito de la inauguración en el Museo Nacional de Bellas Artes de la exposición de pinturas de Boti bajo el título Yo Hago Arte en Silencio, Acuarelas y Pasteles, José Antonio Portuondo diría que:“La significación literaria de Regino Boti es la de maestro y renovador de modos expresivos, etapa insoslayable de nuestra historia cultural. Y aunque no alcanza la magnitud e importancia fundadora de su producción literaria, su pintura merece recordarse e inscribirse con absoluto decoro, en el desarrollo de la paisajística entre los acuarelistas cubanos.”
Regino Rodríguez Boti —psiquiatra e investigador, nieto del maestro— al tomar la palabra en la presentación de la revista, agradeció el homenaje en nombre de la familia. En el dossier de UNIÓN 79 también puede leerse un relato de su autoría en el que, con un lenguaje directo y bajo el título de Primeras jornadas bajo el cielo de México, se descubren interioridades de su abuelo, quien “tenía por hábito hablar muy poco y escuchar mucho” y a sus 72 años de edad “no tenía arrugas en la cara, era de andar erecto y con armonía, seguro de su buen transitar por la vida, con la elegancia de quien sabe caminar”.
Como es habitual, la revista UNIÓN va más allá de las fronteras de su dossier para reflejar la diversidad cultural del país y, en esta ocasión, se descubren otras sorpresas literarias como: el ensayo de Luis Álvarez al libro de Abel Prieto Viajes de Miguel Luna, una versión muy actualizada para teatro del clásico infantil La cucarachita Martina –escrita por Abelardo Estorino con el sugerente nombre de Retozando con Cuca– y las palabras de presentación de Miguel Barnet al libro de Raúl Roa Kouri Memoria de mundos varios.
Además se podrán encontrar dos ensayos dedicados a la pintora olvidada Uver Solís, sus antecedentes, su vida y su obra, escritos por Nidia Lamelas y Mercedes Crespo; un olvidado “teatro debate” entre René Jordán y Rine Leal, en el momento de estreno en el Lyceum de la obra de Virgilio Piñera El flaco y el gordo; la poesía de Pedro de Oraá, Nancy Morejón, Iván Gerardo Campanioni y Miladis Hernández, entre otros trabajos de Felipe Pichardo, Ana Luz García, Ignacio Granados, David Orlando, Uva de Aragón y David Leyva.
Como destacara Jorge Núñez durante la presentación, esta nueva entrega de UNIÓN muestra una de sus características más notorias: “desde estéticas aparentemente contrapuestas, presentan el abanico de la polifonía de la cultura cubana”.
El número 79 de la revista UNIÓN fue presentado el pasado 28 de junio con un dossier dedicado a Regino Boti, a propósito de haberse cumplido el 5 de junio el centenario de la publicación, en Barcelona, de su primer libro de poesías Arabescos mentales.
De acuerdo con Guillermo Rodríguez Rivera en su escrito Otro centenario de Regino Boti, incluido en el referido dossier, la presentación de ese libro en 1913 “revitalizó decisivamente la poesía de Cuba y abrió el camino a una promoción que sería esencial en ese proceso de reafirmación de nuestra cultura”.
Nancy Morejón, directora de la revista y Presidenta de la Asociación de Escritores, en la introducción del encuentro calificó a Boti –junto a su colega José Manuel Poveda– como “los grandes” que hicieron renacer la lírica cubana a inicios del siglo XX. Al referirse a la pasión que desarrolló por su Guantánamo natal, desde donde realizó toda su obra, destacó que “la poesía es siempre algo recóndito, incógnito”, pero desde allá “marcó la visión moderna de nuestra poesía”. “Llevó la noción del terruño, de la provincia, a categoría universal”, reafirmó.
El escritor guantanamero Jorge Núñez estuvo a cargo de la presentación de la revista y refirió que en toda ella se siente la presencia de Boti: “se presenta al gran poeta, al tiempo que nos descubre al gran hombre, amigo, la figura que ha sido reverenciada por tantas personalidades en la cultura nacional”. Las ilustraciones de la revista en este número también son del propio poeta, destacado por Núñez al asegurar que “el Boti pintor para nada desdice el gran escritor que fue”.
Regino Eladio Boti (Guantánamo, 1878-1958) fue pedagogo y abogado, graduado en 1911 como maestro público y en 1917 como Doctor en Derecho Civil en la Universidad de La Habana, en 1918 obtuvo el título de Notario Público y en 1947 se graduó de Doctor en Filosofía y Letras, también en la sede universitaria de la capital cubana. Colaboró en numerosas revistas literarias de Cuba y del extranjero y fue miembro correspondiente de la Academia de la Historia de Cuba, de la Academia Cubana de la Lengua y de la Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes de Cádiz.
En 1987, a propósito de la inauguración en el Museo Nacional de Bellas Artes de la exposición de pinturas de Boti bajo el título Yo Hago Arte en Silencio, Acuarelas y Pasteles, José Antonio Portuondo diría que:“La significación literaria de Regino Boti es la de maestro y renovador de modos expresivos, etapa insoslayable de nuestra historia cultural. Y aunque no alcanza la magnitud e importancia fundadora de su producción literaria, su pintura merece recordarse e inscribirse con absoluto decoro, en el desarrollo de la paisajística entre los acuarelistas cubanos.”
Regino Rodríguez Boti —psiquiatra e investigador, nieto del maestro— al tomar la palabra en la presentación de la revista, agradeció el homenaje en nombre de la familia. En el dossier de UNIÓN 79 también puede leerse un relato de su autoría en el que, con un lenguaje directo y bajo el título de Primeras jornadas bajo el cielo de México, se descubren interioridades de su abuelo, quien “tenía por hábito hablar muy poco y escuchar mucho” y a sus 72 años de edad “no tenía arrugas en la cara, era de andar erecto y con armonía, seguro de su buen transitar por la vida, con la elegancia de quien sabe caminar”.
Como es habitual, la revista UNIÓN va más allá de las fronteras de su dossier para reflejar la diversidad cultural del país y, en esta ocasión, se descubren otras sorpresas literarias como: el ensayo de Luis Álvarez al libro de Abel Prieto Viajes de Miguel Luna, una versión muy actualizada para teatro del clásico infantil La cucarachita Martina –escrita por Abelardo Estorino con el sugerente nombre de Retozando con Cuca– y las palabras de presentación de Miguel Barnet al libro de Raúl Roa Kouri Memoria de mundos varios.
Además se podrán encontrar dos ensayos dedicados a la pintora olvidada Uver Solís, sus antecedentes, su vida y su obra, escritos por Nidia Lamelas y Mercedes Crespo; un olvidado “teatro debate” entre René Jordán y Rine Leal, en el momento de estreno en el Lyceum de la obra de Virgilio Piñera El flaco y el gordo; la poesía de Pedro de Oraá, Nancy Morejón, Iván Gerardo Campanioni y Miladis Hernández, entre otros trabajos de Felipe Pichardo, Ana Luz García, Ignacio Granados, David Orlando, Uva de Aragón y David Leyva.
Como destacara Jorge Núñez durante la presentación, esta nueva entrega de UNIÓN muestra una de sus características más notorias: “desde estéticas aparentemente contrapuestas, presentan el abanico de la polifonía de la cultura cubana”.
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