lunes, 21 de octubre de 2013

Una Fe valiosa, polémica y necesaria


Publicado en: http://www.uneac.co.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=7448

Un justo homenaje a la vida y la obra de la historiadora Fe Iglesias García se realizó en la tarde del pasado jueves 17 de octubre en la sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC, durante la tradicional tertulia que organiza la Sección de Historia de la Asociación de Escritores.

Fe Iglesias, quien no pudo asistir por su delicado estado de salud, fue recordada por sus colegas del Instituto de Historia y amigos presentes como “investigadora muy seria y prolífera”, “polémica y simpática”, “combativa y convencida de lo que hacía”… igual que “gran amiga”, “preocupada por enseñar a los demás” y “excelente cocinera”.

Al presentar el homenaje, Ricardo Quiza destacó su trabajo como cimiente y fomento de la historia de la economía en Cuba, continuadora de la tradición iniciada por Moreno Fraginals, con una experiencia que ha legado a historiadores que en la actualidad ya son investigadores consagrados.

Sonia Muro, amiga y compañera desde la adolescencia, prefirió presentar un recuento de los “aspectos personales menos conocidos”, al hacer un recorrido desde su nacimiento –en el Guayacanes de Ciego de Ávila, en 1940, a pesar de que siempre habló más de Morón, donde creció– hasta sus estudios en la Universidad de La Habana y en la República Democrática Alemana: en Leipzig y en la Universidad Martín Lutero de Halle. “Fe siempre fue polémica, fuerte, valiosa, dedicada a sus investigaciones y admirada por todos”, dijo.

Para Enrique López Mesa, editar sus obras era “un placer y un sufrimiento a la vez: placer por el aprendizaje que emanaban de sus escritos, sufrimiento por la bibliografía alemana que usaba asiduamente”. Sin embargo, recordó como uno de los más gratificantes momentos de su carrera haber viabilizado el primer artículo de Fe en 1975 y haber sido testigo de un encuentro singular: cuando este escrito cautivó a Juan Pérez de la Riva, quien entonces dirigía la Revista de la Biblioteca Nacional y quedó tan sorprendido de esta “autora cubana desconocida” que les llamó a ambos a su despacho donde tuvieron una amena y edificante conversación.

Destacó la publicación de libros personales que son imprescindibles para la historiografía cubana, como Del ingenio al central –que le valió el Premio de la Crítica Científico-Técnica de 1999– y Economía del fin de siglo, además de su colaboración en ocho valiosas obras colectivas, que han sido publicadas en Cuba y en el exterior.

Mercedes García, admiradora y seguidora de la obra de Fe, indicó haberse enamorado de su trabajo en el Archivo Nacional, que consideraba un lugar fundamental porque –decía– “hay que buscar lo nuevo para aportar en las investigaciones”. Consideró a Fe como la iniciadora en la historiografía cubana en el uso de anotadurías y protocolos notariales, que le sirvieron de gran ayuda para las trascendentales investigaciones que realizó.

Recordó que, junto con la también historiadora Gloria García, le gustaba resolver los problemas más álgidos en debates entre ellas y en su mente, donde guardaba muchas tesis e informaciones. “Pero –indicó– la vida le jugó una mala pasada” y lamentablemente se le quedaron muchas cosas por escribir que no podrán conocerse, como consecuencia de su enfermedad –además de su retiro prematuro y “obligado”, según expresaron colegas presentes.

Coincidió con quienes la calificaron de “polémica”, porque le gustaba decir la verdad y mostrar sus evidencias, como el debate que sostuvo sobre la “tea incendiaria” –arma de combate utilizada por el Ejército Mambí y el español durante las guerras de independencia– que provocó el debilitamiento de la economía azucarera. Fue muy difícil para ella defender una tesis que criticaba al Ejército Libertador, pero la ganó con perseverancia y argumentos. Entonces, sentenció, “era polémica, pero necesaria”.

Por su parte, Jorge Ibarra calificó a Fe de “pichona de gallega”, por ser “muy combativa”, con quien siempre discutía y “nunca dio su brazo a torcer”. Expresó su agradecimiento a esos debates, que le sirvieron para aprender mucho de ella, pues tenían una gran significación en la historia nacional, citando como ejemplo: la continuidad o la ruptura que representaron las acciones de 1868 en Cuba, si fueron el camino a una nueva sociedad o si existían elementos de seguimiento; la importancia que jugó la pequeña propiedad en la economía cubana de los siglos XVIII y XIX, frente a la plantación y la hacienda ganadera; la trascendencia del modo de producción en la sociedad criolla, entre otros.

Destacó sus estudios de Marx y Engels en su idioma original, lo que le ampliaba su capacidad de análisis —tanto en cantidad de obras a leer como en su profundidad— e insistió en su agudeza en la polémica: “lo discutía todo hasta sus últimas consecuencias, había que retroceder en el campo de batalla o morir con ella, porque cuando entraba convencida a un debate no se retiraba ni daba marcha atrás", insistió.

La sala llena de público dio muestra del cariño y la admiración que ha sembrado esta Fe valiosa y necesaria durante su fructífera vida, porque —como reafirmara Ricardo Quiza al terminar el homenaje— “siempre estuvo dispuesta a luchar y a poner en alto el nombre de la historiografía cubana". Estas son razones que convencen para un merecido homenaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario